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PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº2 – MARZO 2021

Nuevo abordaje en el tratamiento del niño con asma

J. Pellegrini Belinchón*,  C. Ortega Casanueva**,  S. de Arriba Méndez***
Temas de FC


J. Pellegrini Belinchón*, C. Ortega Casanueva**, S. de Arriba Méndez***

*Pediatra de Atención Primaria. Centro Salud Pizarrales. Salamanca. **Pediatra y Alergóloga. Unidad de Alergia y Neumología Infantil. Hospital Quironsalud San José. Madrid. ***Pediatra especialista en Alergología y Neumología infantil. Hospital Clínico Universitario de Salamanca

Resumen

El asma es una de las enfermedades crónicas más prevalentes en la infancia.
Los consensos nacionales e internacionales, manuales y guías de práctica clínica coinciden en que el fin fundamental del tratamiento es lograr y mantener el control total del asma.
La clave para conseguir la ausencia de limitaciones en la actividad normal del niño, será la optimización de los recursos frente a esta enfermedad, así como la educación del paciente y sus familiares sobre la enfermedad.
En este capítulo, se abordarán las novedades incluidas en la última edición de la Guía Española para el Manejo del Asma (GEMA 5.0) sobre la evaluación y tratamiento de la crisis de asma, y tratamiento de mantenimiento, los fármacos que se utilizan con este fin y, por último, la educación del paciente asmático.

 

Abstract

*Asthma is one of the most common chronic diseases in childhood.
National and international consensuses, manuals and clinical practice guidelines agree that the ultimate goal of treatment is to achieve and maintain total control of asthma.
In order to avoid limitations of the children’s normal daily activities and guarantee lack of symptoms and exacerbations, as well as a normal lung function, it is necessary to optimize the use of the available resources to manage this disease, including education of the patients and their relatives.
This article reviews the novelties incorporated in the last edition of the Spanish Guideline on the Management of Asthma (GEMA 5.0), including evaluation and pharmacological treatment of exacerbations, maintenance treatment and education of the patient.

 

Palabras clave: Asma infantil; Crisis; Tratamiento; Fármacos antiasmáticos.

Key words: Childhood asthma; Crisis; Treatment; Anti-asthma drugs.

 

Pediatr Integral 2021; XXV (2): 67 – 75

 


Nuevo abordaje en el tratamiento del niño con asma

Introducción

El asma es una de las enfermedades crónicas más prevalentes en la infancia(1).

Según el estudio ISAAC (International Study of Asthma and Allergies in Childhood), la prevalencia en España es del 10%, dato semejante al de la Unión Europea, siendo más prevalente en varones de 6-7 años(2).

El asma constituye un problema de salud pública(3-5), con elevados costes sociales y sanitarios, pues es un motivo muy frecuente de consulta, tanto en los servicios de urgencias pediátricos como en Atención Primaria.

El coste del asma en Pediatría en España depende de la gravedad de la enfermedad. Blasco Bravo y cols.(6) reflejaron, hace ya una década, que el coste total del asma en Pediatría en España era de unos 532 millones de euros, pudiendo oscilar entre 392 y 693 millones de euros. Los costes directos (costes sanitarios) representaban el 60% del coste total y los indirectos (tiempo de cuidador) el 40%. Esta magnitud del problema hace necesaria la optimización de los recursos frente a esta enfermedad y que, asimismo, la educación de los pacientes y sus familiares sea imprescindible.

En mayo de 2020, se ha publicado la nueva actualización de la Guía Española para el Manejo del Asma(7) (GEMA5.0). Es una guía, al igual que las versiones anteriores, muy práctica, independiente y consensuada; en esta ocasión, por veintiuna sociedades y grupos científicos, entre las que se encuentra la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (SEPEAP). Esta guía multidisciplinar permite un abordaje y tratamiento consensuado del asma diferenciando según la edad en mayores o menores de 3-4 años, y se ha convertido en el principal referente para el manejo de esta enfermedad por parte de los pediatras en los diferentes niveles asistenciales.

La Global Initiative for asthma (GINA)(8), actualizada en 2020, es otra guía fundamental para el manejo del asma que nos aporta directrices en el tratamiento, diferenciándolo en función de la edad del niño: si tiene cinco años o menos, o bien, si tiene seis o más, igualándose las recomendaciones en este último grupo a las de los adolescentes y adultos.

En este capítulo, se abordará en primer lugar: la evaluación y el tratamiento farmacológico de las crisis, para continuar con las indicaciones de un tratamiento de mantenimiento, los fármacos que se utilizan con este fin, el abordaje tratamiento del broncoespasmo inducido por ejercicio y, por último, la educación del paciente con asma.

Evaluación y tratamiento de la crisis de asma

Ante un niño con síntomas de presentar una crisis asmática, una vez descartados otros diagnósticos, hay que realizar una valoración rápida de la gravedad de la crisis para determinar si es necesaria una actuación inmediata y aplicar el tratamiento.

La valoración de la gravedad se basa fundamentalmente en criterios clínicos (la frecuencia respiratoria, presencia de sibilancias y existencia de retracciones del músculo esternocleidomastoideo). Aunque ninguna escala clínica está bien validada(9,10), el Pulmonary Score (Tabla I) es sencillo y aplicable a todas las edades(11).

La combinación de los síntomas junto con la saturación de oxígeno (SaO2) permitirá completar la estimación de la gravedad del episodio(7) (Tabla II).

En la figura 1, se detalla el tratamiento propuesto por el consenso pediátrico español y la Guía GEMA5.0 para tratar la crisis asmática según la gravedad(7,12).

Figura 1. Tratamiento de la crisis asmática en el niño (Guía Española para el Manejo del Asma: GEMA5.0).

kg: kilogramo; min: minuto; mg: miligramo; µg: microgramo; SaO2: saturación de oxihemoglobina; máx.: máximo. SABA: agonista β2 adrenérgico de acción corta.

Se aconseja individualizar la dosis de los fármacos de acuerdo con la gravedad de la crisis y con su respuesta al tratamiento. En general, para crisis leves y moderadas, se prefiere utilizar MDI (inhalador de dosis medida) con cámara de inhalación antes que la nebulización; por lo que, para evitar problemas de logística, en centros de salud y hospitales, se debe recomendar a los niños y a sus familias que, cuando acudan a urgencias, lo hagan con su cámara y su inhalador.

Durante la pandemia por SARS-CoV-2, el hecho de evitar la nebulización y utilizar MDI con cámara cobra más importancia aún.

Fármacos

A continuación, se describen las características principales de los fármacos que se emplean en el tratamiento de la crisis aguda de asma.

Agonistas β2 adrenérgicos inhalados de acción corta (SABA)

Son los fármacos broncodilatadores con mayor efectividad, rapidez de acción y menores efectos secundarios, por lo que constituyen la primera línea de tratamiento(13).

En los niños, se utiliza el salbutamol en las urgencias de los centros de salud y de hospitales, pero el paciente puede utilizar la terbutalina si la tiene prescrita, salvo que la crisis sea tan importante que le impida realizar bien la inhalación mediante el sistema turbuhaler, que es como está comercializado este último fármaco en España.

Bromuro de ipratropio

Está indicado junto a los β2 agonistas de rescate durante las primeras 48 horas de una crisis asmática grave. Utilizado de forma precoz, se ha asociado a una disminución del número de hospitalizaciones. Su inicio de acción es más lento, entre 30 y 60 minutos. La dosis nebulizada es de 250 µg/4-6 horas en pacientes menores de 30 kg y 500 µg/4-6 horas en pacientes de más de 30 kg(15). La dosis con cámara de inhalación es de 40-80 µg/4-6 horas (2-4 pulsaciones).

Glucocorticoides sistémicos

Se emplean para el tratamiento de crisis moderadas o graves en pautas cortas (3-5 días o hasta la resolución). Se utilizan en este caso a dosis de 1-2 mg/kg/día de prednisona o equivalente, con un máximo de 50 mg/día, en dosis única matutina. Es de elección la vía oral, siempre que sea posible(8). Las pautas cortas se pueden retirar de forma brusca, ya que no parecen afectar al eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal.

Como alternativa, se utiliza dexametasona. El efecto de administrar una única dosis de dexametasona por vía oral (a 0,3 mg/kg) no es inferior al de administrar prednisolona a dosis de 1-2 mg/kg/día (máximo 40 mg) durante 3 a 5 días o hasta resolución(16).

Respecto al uso adicional de los glucocorticoides inhalados, no hay suficiente evidencia en el momento actual como para recomendarlo(17).

Evaluación y tratamiento de mantenimiento

Una de las novedades de GEMA5.0 a la hora de iniciar el tratamiento de mantenimiento, es que ya no se utilizan los términos de: asma episódica ocasional, episódica frecuente, persistente moderada o persistente grave a la hora de clasificar el asma la primera vez que se evalúa a un niño asmático que no recibe tratamiento preventivo. Estos términos son sustituidos por asma: leve, moderado o grave, dependiendo de la valoración clínica del paciente(7).

En el caso de que el niño: tenga síntomas diurnos leves y poco frecuentes, que no tenga síntomas en intercrisis, tolere bien el ejercicio y no presente síntomas nocturnos, se permitirá que solo reciba broncodilatadores β2 adrenérgicos de corta acción a demanda. En los demás casos, iniciaremos un tratamiento de mantenimiento antiinflamatorio.

En la figura 2, se refleja el tratamiento escalonado en la edad pediátrica en función del nivel de control (GEMA5.0).

Figura 2. Tratamiento escalonado del asma en la edad pediátrica en función del nivel de control (Guía Española para el Manejo del Asma: GEMA5.0). GCI: glucocorticoides inhalados; ARLT: antileucotrienos; LABA: β2 adrenérgicos de acción larga. GC: glucocorticoide; *: a partir de 6 años; **: fuera de indicación.

Para facilitar la evaluación del control de los síntomas, a los 2-3 meses de iniciado el tratamiento, se puede ofrecer a los padres y al paciente unos cuestionarios específicos, cuya finalidad es intentar objetivar la respuesta a este tratamiento inicial.

En el cuestionario Control del Asma en Niños (CAN) (Fig. 3a), se considera que un paciente está mal controlado, cuando tiene una puntuación igual o mayor de 8 puntos(7).

Figura 3a. Cuestionario de Control de Asma en Niños (CAN).

Otro cuestionario disponible es el c-ACT (Childhood Asthma Control Test) validado al castellano (Fig. 3b).

Figura 3b. Cuestionario Asthma Control Test (ACT) pediátrico validado al castellano (Guía Española para el Manejo del Asma: GEMA5.0).

Este cuestionario está dirigido a niños entre 4-11 años y consta de 7 preguntas, 4 dirigidas a los niños (respuestas expresadas con iconos de caritas) y 3 a los padres/cuidadores. Se considera que un paciente está mal controlado, cuando tiene una puntuación inferior a 20(7). El ACT para mayores de 12 años consta de 5 preguntas, se cumplimenta solo por el adolescente y se considera asma mal controlada cuando la puntuación de 20 o menos puntos, de 21 a 24 bien controlada, pero no suficiente.

La GINA recomienda un cuestionario más reducido, de solo cuatro preguntas, para el control del asma(8) (Tabla III).

Si tras la revisión, cada poco tiempo, para asegurar su adherencia al tratamiento, el correcto uso de los inhaladores, y si tras dos o tres meses su asma no está controlada, valoraremos subir un escalón en el tratamiento, tras confirmar que está bien realizado el diagnóstico y tras abordar los factores de riesgo que puedan ser modificables.

Se plantea reducir tratamiento después de tres meses de control total del asma. El descenso será gradual, por ejemplo, en sentido inverso a como lo fuimos ascendiendo, aunque lo individualizaremos en función de la respuesta que hubiéramos obtenido a los diferentes fármacos; por ejemplo, en aquellos pacientes que no fueran respondedores a antileucotrienos en monoterapia, ahora no tendrá sentido dejarles con ellos de nuevo.

Glucocorticoides inhalados (GCI)

Son el tratamiento recomendado como primera línea de tratamiento a partir del escalón 2 del asma en la edad pediátrica(7).

Dada su alta afinidad y selectividad por el receptor, permiten: un potente efecto antiinflamatorio local, acciones terapéuticas mantenidas, prolongada permanencia en el pulmón y una baja biodisponibilidad oral. Reducen los síntomas de asma y el número de exacerbaciones.

Los GCI disponibles en España son: dipropionato de beclometasona, budesonida, propionato de fluticasona, furoato de fluticasona, furoato de mometasona y ciclesonida (estos 3 últimos autorizados en España, en mayores de 12 años). La budesonida y la fluticasona son los más utilizados por los consensos actuales. Se debe utilizar siempre la mínima dosis eficaz de GCI(18,19).

En la tabla IV, se recogen las dosis comparables de propionato de fluticasona y budesonida(7).

Antagonistas de los receptores de los leucotrienos (ARLT)

El único fármaco de este grupo autorizado en España que se utiliza en niños (a partir de los seis meses de edad) es el montelukast. Se utiliza por vía oral y en dosis única nocturna. Su metabolismo no parece influirse por las comidas copiosas o grasas. Parecen mejorar el asma inducida por ejercicio físico y por alérgenos.

En preescolares con asma o episodios desencadenados por virus, reducen de forma modesta los síntomas y la necesidad de glucocorticoides orales.

Añadido a corticoides inhalados, parece mejorar la función pulmonar y disminuir el número de crisis. Cuando se ha evaluado la utilidad de los antileucotrienos asociados a los corticoides inhalados, se ha observado un efecto antiinflamatorio complementario, lo cual permite la reducción de la dosis de corticoide. Este efecto parece menor que con la asociación de un broncodilatador β2 adrenérgico de acción prolongada al corticoide. Si no existe control de los síntomas con GCI a dosis bajas, resulta más eficaz incrementar la dosis de GCI a dosis medias que asociar montelukast. En monoterapia, también parece tener efecto beneficioso, pero menor que los corticoides inhalados(20).

Asociación de agonistas β2 adrenérgicos de acción larga (LABA) y glucocorticoides inhalados (GCI)

Deben asociarse siempre a un glucocorticoide inhalado y nunca debe administrarse en monoterapia.

Su utilización en España está autorizada por encima de los 4 años de edad. Existen disponibles las siguientes combinaciones(19): salmeterol / propionato de fluticasona (a partir de 4 años), formoterol / budesonida (a partir de 6 años), formoterol / propionato de fluticasona (a partir de 12 años), vilanterol / furoato de fluticasona (a partir de 12 años) y Formoterol / beclometasona (a partir de 18 años).

La dosis recomendada es de 4,5 – 9μg, dos veces al día, para el formoterol; y de 50 μg, dos veces al día, para el salmeterol. En el momento actual, no se recomiendan como medicación de rescate en el asma infantil.

Antagonistas de los receptores muscarínicos de acción prolongada (LAMA)

En este grupo destaca el bromuro de tiotropio. Presenta efectos beneficiosos en el tratamiento de mantenimiento del asma, mediante el bloqueo selectivo y prolongado de los receptores M3.

Se puede emplear en los niños a partir de 6 años, con asma grave mal controlada con GCI a dosis altas más un LABA(19). La dosis es de 5 µg al día.

Teofilinas

Como tratamiento en monoterapia resultan menos efectivas que los GCI, si bien, su función antiinflamatoria permite que puedan utilizarse de forma individualizada en casos de asma grave(7).

Anticuerpos monoclonales

Anti-IgE (Omalizumab)

Ha mostrado eficacia terapéutica (disminución de la dosis de GCI, mejoría de la calidad de vida, reducción de las crisis y las hospitalizaciones) en asma mediada por IgE en niños a partir de 6 años con asma grave (escalón 6), insuficientemente controlada con dosis altas de GCI y LABA(21,22). Se administra por vía subcutánea cada 2-4 semanas con dosis adecuadas a la IgE total y al peso corporal.

Anti-IL5 (mepolizumab)

Los estudios actualmente realizados en la población pediátrica son muy escasos. A pesar de ello, Mepolizumab (anti-IL5) está recomendado en niños a partir de 6 años con asma eosinofílica grave, insuficientemente controlada con dosis altas de GCI y LABA(22).

Inmunoterapia

La inmunoterapia reduce los síntomas, la medicación de rescate y de mantenimiento, y la hiperrespuesta bronquial (tanto específica como inespecífica), siempre que se utilicen extractos estandarizados biológicamente y en pacientes sensibilizados adecuadamente seleccionados(7).

En nuestro país, aproximadamente, el 10% de niños son asmáticos(2) y el 85% de ellos tienen etiología alérgica(7,19). El asma que se desencadena por un mecanismo alérgico se tratará del mismo modo que la desencadenada por otras causas, pero tendremos en cuenta, además de la evitación de los alérgenos implicados, la opción terapéutica de la inmunoterapia.

La inmunoterapia por vía subcutánea o sublingual, con vacunas de alérgenos, es un tratamiento eficaz para el asma alérgica bien controlada (escalones 2 a 4), siempre que se haya demostrado una sensibilización mediada por IgE frente a aeroalérgenos comunes que sea clínicamente relevante. La inmunoterapia no debe prescribirse a pacientes con asma no controlada, por el elevado riesgo de reacciones adversas graves. La inmunoterapia subcutánea solo debe administrarse por personal entrenado y en centros donde se disponga de los medios necesarios para tratar una posible anafilaxia. El paciente debe permanecer 30 minutos en observación después de la inyección subcutánea; ya que es, en ese tiempo, cuando se han descrito las raras, aunque posibles, reacciones graves.

La inmunoterapia previene el desarrollo de nuevas sensibilizaciones y de asma en niños con rinitis(23).

Tratamiento del broncoespasmo inducido por ejercicio físico

Es fundamental transmitir al niño y a sus padres el hecho de que, con medidas generales y tratamiento, va a poder y debe, seguir realizando ejercicio físico.

Cuando un niño presenta broncoespasmos inducidos por el ejercicio físico, la posibilidad más frecuente es que se trate de un niño con asma que no está completamente controlada, una vez descartados otros diagnósticos, por lo que se deberá aumentar su tratamiento de base.

Cuando el niño o adolescente únicamente presente de forma exclusiva síntomas con el ejercicio físico, debemos indicar un tratamiento preventivo.

Es muy importante evitar el sedentarismo y explicar al adolescente que un tratamiento adecuado evitará la aparición de los síntomas(24). Es necesario, también, mejorar la forma física y capacidad aeróbica. La práctica de deportes será beneficiosa para la evolución de su asma, si se realiza de forma adecuada. Algunos deportes, como la natación, suelen ser mejor tolerados y, además, mejora la función pulmonar en adolescentes y niños. Se debe realizar un correcto y progresivo calentamiento previo, la progresión del ejercicio, el uso de bufandas si el ambiente es frío y seco, evitando en lo posible la respiración bucal.

Como fármacos, se recomiendan β2 de acción rápida, 10-15 minutos previos a la realización del ejercicio. Cuando el uso es muy frecuente o continuado se puede producir una pérdida de la efectividad progresiva (taquifilaxia), por lo que se recomienda, en estos casos, asociar corticoides inhalados de mantenimiento. Asimismo, en niños en los que resulte impredecible el momento de realización del ejercicio físico, se recomienda también un tratamiento de base. Los antileucotrienos resultan beneficiosos en un porcentaje no despreciable de estos pacientes, por lo que puede realizarse una prueba terapéutica(20).

Sistemas de inhalación

Independientemente de la edad del niño, la vía inhalada es la más adecuada para administrar la medicación en el tratamiento del asma.

Ningún tratamiento farmacológico con medicación inhalada se podrá realizar de forma correcta, si el niño (ya sea pequeño, mayor o adolescente) y su familia no utilizan los distintos sistemas de inhalación de forma correcta(25).

En la tabla V, de forma orientativa, se recomiendan los dispositivos de inhalación dependiendo de la edad. Entre nebulización o inhalación con cámara, se prefiere este último sistema, dejando la nebulización para casos muy concretos de niños pequeños no colaboradores.

Es necesaria la revisión periódica de la técnica de la inhalación y se debe plantear el cambio de un sistema a otro, dependiendo de la edad, de la preferencia del niño mayor o cuando el asma no evolucione correctamente.

Educación en asma

La educación del niño con asma y de su familia aumenta la calidad de vida, y reduce el riesgo de exacerbaciones y el coste sanitario, por lo que es uno de los pilares fundamentales del tratamiento.

El pediatra de Atención Primaria es clave en la educación del niño asmático

El abordaje educativo compete a todos los profesionales sanitarios: pediatras, alergólogos y neumólogos pediátricos, enfermeras, fisioterapeutas y farmacéuticos. Ahora bien, el pediatra de Atención Primaria y la enfermera de centro de salud por su cercanía, accesibilidad y confianza tienen un papel fundamental(12,18).

Disponer de un pediatra accesible, que presta una atención continuada al niño desde que nace y conoce el entorno socio familiar del paciente(26) y su enfermedad, hará que el centro de salud sea el escenario idóneo para dar respuesta a las necesidades educativas y de control que se plantea la familia del niño asmático.

No se puede obviar en el momento actual, el papel de las nuevas tecnologías, profesores y entrenadores formados en asma y el llamado “paciente experto” que, a través de grupos o asociaciones de pacientes, puede ser útil en la educación de niños y sus familias, aunque requiera supervisión por profesionales de la salud(26,27).

Los puntos clave sobre los que educar, se especifican en la tabla VI.

Objetivos y secuencia educativa

Para que la educación sea efectiva, es fundamental identificar las necesidades educativas y los factores que inciden en el comportamiento del paciente y/o su familia.

Después del diagnóstico educativo y de la identificación de las necesidades y, en función de las mismas y de los recursos disponibles, se deben establecer los objetivos que, necesariamente, deben ser fruto del acuerdo entre el niño, su familia y el educador(26-28). El objetivo general de la educación es aumentar la calidad de vida del niño o adolescente y de sus familias. Entre los objetivos específicos se encuentran, además de la formación adecuada del personal sanitario implicado en el programa: mejorar la comunicación entre los pacientes y el personal sanitario, reducir la ansiedad, aclarar dudas y superar falsas creencias y expectativas. Con el aumento de los conocimientos del niño y de su familia, se pretende inducir los cambios y habilidades conductuales que precisan para: disminuir el número de visitas al servicio de urgencias, evitar la hospitalización, mejorar los síntomas clínicos, desarrollar comportamientos de prevención ayudando a identificar factores precipitantes y desencadenantes, gestionar su enfermedad de acuerdo con sus necesidades y proyectos de futuro y, en definitiva, mejorar la calidad de vida a corto y largo plazo(29).

Por lo tanto, mediante una metodología estructurada que llamamos “secuencia educativa”, se irán aplicando y desarrollando los contenidos, en las siguientes etapas:

• Diagnóstico educativo.

Concienciación de su enfermedad y de los posibles riesgos.

• Adhesión a la información. La forma de presentación de la información y la empatía son fundamentales en esta etapa.

• Búsqueda de soluciones.

Dado que el asma es una enfermedad crónica, en esta etapa es fundamental que el pediatra abandone el papel de experto, para pasar a un modelo más horizontal, donde se buscan soluciones de común acuerdo, pactando cambios de hábitos y modificaciones de conducta que promuevan la autonomía del niño o adolescente.

En cada visita, se recordará el tratamiento de mantenimiento, la técnica inhalatoria y actuación ante una posible crisis, pasando por el reconocimiento previo de los síntomas. Es fundamental que el programa educativo se desarrolle en los primeros 6 meses después del diagnóstico y, se considera necesario, un mínimo de tres sesiones educativas para entrenar y capacitar al niño en un programa personalizado de autocontrol(29).

Es importante hacer un plan escalonado de información, se debe usar un lenguaje claro y comprensible adaptado a cada familia, utilizando información escrita personalizada y basándose en materiales gráficos o instrumentos, como: cámaras, placebos, anillos explicativos sobre la inflamación o la broncoconstricción, que puedan ser útiles.

Adhesión al tratamiento

El asma, como otras enfermedades crónicas con grandes periodos asintomáticos, presenta una alta tasa de incumplimientos terapéuticos.

Se puede definir el grado de adherencia al tratamiento en asma pediátrica, como la medida en que el niño y/o su familia siguen realmente los consejos y utilizan la medicación que se indica y ha consensuado con el personal sanitario, y lo hace correctamente, utilizando las técnicas adecuadas. En el momento actual, no se dispone de medidas efectivas para la valoración del cumplimiento farmacológico del asma en Pediatría.

No conocemos ningún parámetro bioquímico que nos indique con seguridad el grado de cumplimiento habitual del tratamiento y un correcto control de la enfermedad. Se puede intentar de forma indirecta con la medición de la medicación consumida y recetas realizadas, utilización del diario de síntomas y entrevista con el paciente y su familia.

Bibliografía

Los asteriscos muestran el interés del artículo a juicio de los autores.

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Imprescindible para el manejo de esta patología, tanto en adultos como en niños. Guía realizada con el consenso de 17 sociedades científicas y grupos españoles, pero de alcance internacional. La parte infantil consensuada por: SEPEAP, SEN, SEICAP y AEPap. Actualizada en mayo de 2020, aporta las últimas evidencias disponibles y consensos de expertos.

- Castillo Laita JA, De Benito Fernández J, Escribano Montaner A, Fernández Benítez M, García de la Rubia S, Garde Garde J, et al. Consenso sobre el tratamiento del asma en Pediatría. An Pediatr (Barc). 2007; 67: 253-73.

Consenso sobre asma infantil de las 5 Sociedades Científicas españolas relacionadas con el asma: SEN, SEICAP. SEPEAP, AEPap y SEUP. Trata de forma pormenorizada la educación de los niños y sus familias, como base fundamental para el tratamiento del asma.

- GEMA educadores. Manual del educador en asma. Madrid: Luzán 5. 2010.

Se trata de una guía imprescindible para tratar la educación del asma.

- Global Initiative for asthma (GINA). Consultado el 25 octubre de 2020. Disponible en: http://www.ginasthma.org/.

Consenso internacional sobre el diagnóstico y tratamiento del asma, elaborado por el National Heart, Lung and Blood Institute de los EE.UU., con la colaboración de especialistas representantes de la mayor parte del mundo.

- Ortega Casanueva C, Pellegrini Belinchón J, De Arriba Méndez S. Asma y adolescencia. Adolescere 2018; VI(3): 14-26.

Aborda de forma pormenorizada y actualizada, el tratamiento del asma en el adolescente.

- Ortega Casanueva C, Pellegrini Belinchón J, de Arriba Méndez S. Dispositivos de inhalación en medicación inhalada. Protoc diagn ter pediatr. 2019; 2: 51-64.

Realiza un repaso actualizado de los dispositivos de inhalación aprobados en España y que se encuentran en el mercado con la sistemática para su manejo.

 

Caso clínico

 

Lactante de 21 meses que acude por episodios de tos y sibilancias, coincidiendo con los procesos catarrales y de predominio en otoño e invierno.

Antecedentes familiares: madre sana sin antecedentes de interés. Padre con dermatitis atópica y con rinoconjuntivitis y asma alérgica por hongo Alternaria, en tratamiento actual con inmunoterapia. Hermano de tres años con alergia a la leche de vaca en proceso de desensibilización.

Antecedentes personales: bien vacunado, screening metabólico neonatal (incluyendo fibrosis quística) negativo. Bronquiolitis VRS positiva a los 3 meses, que precisó ingreso en UCIP, con ventilación mecánica no invasiva durante 72 horas.Tras la bronquiolitis, el primer año presentó episodios de sibilancias en otros cuatro procesos catarrales más, utilizando en ellos salbutamol, con el cual, claramente, tenía buena respuesta. Desde entonces recibía fluticasona (50 microgramos cada 12 horas en cámara espaciadora). En otoño acudió de nuevo a su pediatra, porque estaba teniendo sibilancias unas tres veces al mes. Asimismo, refirió su madre que, a principios de septiembre, el niño tuvo una crisis que precisó atención en urgencias, cuyos síntomas duraron 11 días. Le trataron entonces con salbutamol y metilprednisolona. Tras comprobar una correcta adherencia y técnica de inhalación, le subimos la dosis de fluticasona a 100 microgramos cada 12 horas. En las siguientes revisiones y ahora, tres meses después, apreciamos que continúa totalmente controlado.

 

 

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