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PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista Oficial de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP)

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº2 – MARZO 2025

El mundo de las tecnologías y la salud infantojuvenil

30 aniversario de Pediatría Integral


M.A. Salmerón Ruiz

Pediatra. Hospital Ruber Internacional. Madrid

Pediatr Integral 2025; XXIX (2): 89 – 93


El mundo de las tecnologías y la salud infantojuvenil

https://doi.org/10.63149/j.pedint.15

En los últimos veinte años, el conocimiento sobre cómo impactan los medios digitales en la salud fue exponencial. En la actualidad, sabemos cosas que antes desconocíamos y, probablemente, en los próximos meses, la ciencia será aún más contundente(1).

Según la Universidad Southern New Hampshire(2), los medios digitales “son los espacios en los cuales se genera la comunicación y el intercambio de información, entre usuarios y productores de contenido digital. Es decir, todas aquellas plataformas o dispositivos que están disponibles en Internet. Generalmente, los medios digitales incluyen software, imágenes, vídeos, archivos, bases de datos y sonidos, entre otros. Esto hace que el contenido en este tipo de soportes virtuales sea mucho más interactivo de lo que suele ser en las plataformas tradicionales”.

No existe un consenso sobre la definición de qué son los medios digitales. En general, en la literatura científica, el término medio digital hace alusión al contenido, pero también al continente, es decir, a la pantalla o dispositivos. También se considera como medio digital, tanto si en el momento de usarse está conectado o no a Internet.

Partiendo de la definición de la Universidad Southern New Hampshire, se podría asumir que en la literatura científica los medios digitales son las plataformas y contenidos (imágenes, vídeos, archivos, bases de datos, sonidos, entre otros) visualizados en un software, esté o no conectado a Internet.

Aunque esta definición sea correcta, es probable que, en poco tiempo, sea incompleta. Actualmente, en la vida cotidiana existen objetos que, aunque no sirvan para el intercambio de contenido, están conectados a Internet, como robots que se usan en la limpieza del hogar, botones que al pulsarlos traen la compra a casa, etc. Es lo que se denomina el “Internet de las cosas”.

Por otro lado, también existen gafas o diademas destinadas a relajarse y a mejorar el bienestar –según defienden las marcas que las fabrican–. Estos dispositivos tienen la capacidad de registrar señales eléctricas cerebrales que se almacenan como datos, con la potencialidad de poder generar electroestimulación cerebral. Esta situación generó en los últimos años una preocupación entre neurobiólogos, neurólogos y psiquiatras, porque la información recogida se está usando para mejorar la programación de la IA (inteligencia artificial). En la actualidad, hay investigaciones sobre el impacto de los neurodatos y la necesidad de legislar a través de los neuroderechos.

En el año 2017, la Sociedad Canadiense de Pediatría (CPS) publicó en su revista Pediatrics and Child Health un artículo con el título Screen time and young children: Promoting health and development in a digital world(3). Dicho artículo es una revisión del impacto de los medios digitales en los menores de 5 años y se cita como autor al grupo de trabajo de salud digital de la CPS. Este artículo es especialmente relevante, porque define el impacto de las pantallas sobre la salud en todas sus esferas: física, mental y social. A partir de este momento en Pediatría, se empieza a dar entidad a la salud digital, al igual que es importante la salud sexual o la salud bucodental. Posteriormente, en el año 2019, la CPS publicó otra revisión de cómo impactaban los medios digitales en los niños en edad escolar(1,4).

La salud digital es la prevención, detección y abordaje del impacto de los medios digitales en la salud de las personas en un sentido amplio. El objetivo fundamental de la salud digital es disminuir los riesgos sobre la salud del uso de las pantallas, del contenido de Internet, del Internet de las cosas y del diseño perjudicial. Para ello, es necesario promover los hábitos de vida saludables, la detección precoz de los riesgos, tratar de forma adecuada los casos y evitar las complicaciones.

La salud y los medios digitales

La televisión y la salud

Según la Biblioteca de Medicina Nacional PubMed, en 1959 se publicó el primer artículo sobre los efectos de las pantallas en la edad pediátrica. Dicho artículo hacía una reflexión sobre la necesidad de investigar sobre los efectos de los medios visuales, como la televisión, en la salud infantil(5). Desde 1959, hubo un total de 9.567 publicaciones sobre “televisión y niños”. Los años con mayor número de publicaciones fueron 2012, 2013 y 2014, con un promedio de 225 artículos cada año.

Los artículos de la década de los años 50 y 60 alertaban de los efectos de las pantallas en distintos aspectos, como la salud ocular(6), las repercusiones en la epilepsia(7), el posible impacto de ver contenido sexual o violento en la alteración del comportamiento y en la salud mental en la edad pediátrica(8). Por otro lado, otras investigaciones se centraban en la prevención, pidiendo que se regularan los contenidos según horarios o la necesidad de ver la televisión a una distancia suficiente para disminuir el impacto en la salud ocular. Algunas publicaciones hacían reflexiones sobre si se podían aprender contenidos educativos(9) o el hecho de que hubiese televisión en las habitaciones de hospital(10). Algunas de las preocupaciones son las mismas que en el momento actual.

En el año 2024 hubo un total de 197 publicaciones. Desde que aparecieron otros tipos de pantallas, como la tableta y los smartphones, las palabras clave “niños y televisión” incluyen otros tipos de pantalla que permitan el consumo audiovisual (Fig. 1).

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Figura 1. Gráfica representativa del número de publicaciones “niños y televisión”.
Fuente: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/.

Es importante recalcar también que el concepto de televisión cambió en los últimos años. Desde que existen las plataformas de contenidos audiovisuales que permiten ver material todo el tiempo que el espectador desee, la televisión se transformó en un lugar con una cantidad casi infinita de contenido audiovisual que se puede consumir en cualquier sitio y lugar, empleando un tiempo indefinido. Por ejemplo, las plataformas audiovisuales permiten ver una serie completa en atracón, capítulo tras capítulo, sin pausa. Anteriormente, la televisión tenía un horario y los contenidos tenían un inicio y un final. En el caso de una serie, al finalizar un capítulo, era necesario esperar un día o una semana para ver el siguiente. Por otro lado, dichas plataformas pueden sugerir contenido según las preferencias o teniendo en cuenta lo que el consumidor visualizó en otras ocasiones. De nuevo, se usan los datos recopilados de los usuarios con una finalidad comercial, proponiendo, en cada momento, contenido de interés para el consumidor, lo que dificulta la gestión del tiempo y el tipo de contenido que se visualiza.

Los riesgos y la salud

Los medios digitales que permitieron por tamaño ser fácilmente transportables, unido al acceso de niños y adolescentes a dichos dispositivos, permitió un aumento de los riesgos de las pantallas por tener la capacidad potencial de: 1) pasar más tiempo frente a la pantalla (en cualquier lugar y momento); 2) disminuir la edad de un mayor consumo de pantalla; 3) acceder a cualquier tipo de información sin supervisión de un adulto; y 4) aumentar la probabilidad de que el niño esté solo frente a la pantalla.

Los primeros artículos sobre los riesgos se centraban en hechos violentos en la red, como el ciberacoso. El primer artículo publicado según PubMed fue en 2006. Al inicio –como ocurre ante cualquier fenómeno nuevo–, las publicaciones científicas eran opiniones de expertos, aportando su experiencia clínica. En 2012 aumentaron a 17 las publicaciones de ciberbullying (Fig. 2). En 2022, el número total de artículos indexados fue 343.

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Figura 2. Gráfica representativa del número de publicaciones “ciberbullying”.
Fuente: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/.

En la actualidad, las investigaciones sobre el ciberacoso van dirigidas a conocer mejor el fenómeno. Los principales temas son: 1) conocer las diferencias entre el acoso cara a cara y el acoso a través de Internet; y 2) los efectos sobre la salud física y mental a corto, medio y largo plazo, que se producen tanto en la víctima como en el niño que agrede.

Es necesario recordar que la violencia entre iguales está considerada una experiencia adversa en la infancia(11).

Respecto al conocimiento del impacto de los medios digitales en la salud de la edad pediátrica, la edad con más estudios publicados son los seis primeros años de vida. La Asociación Canadiense de Pediatría publicó en 2023 la actualización de la evidencia científica en este grupo de edad(12).

En este artículo hay algunas ideas que conviene resaltar(13):

• No se han establecido beneficios de la exposición a los medios digitales en niños menores de cinco años, con la excepción de las videoconferencias, en tiempos cortos, con el objetivo de favorecer las relaciones de personas que sean importantes para el niño y vivan lejos(13).

• Si se usan las pantallas, que sean con una finalidad educativa y en presencia de un adulto que interaccione con el niño(13).

• Evitar que las pantallas desplacen al juego tradicional, a los juegos de mesa, a los juegos creativos y a los que favorezcan la actividad física, especialmente en espacios abiertos(13).

En la actualidad, tanto por la experiencia clínica del día a día como por la literatura científica, se puede afirmar que los medios digitales afectan al cerebro en todas las edades. En la edad pediátrica hay dos etapas especialmente vulnerables: los menores de seis años y la adolescencia. Sin embargo, los efectos de los medios digitales en el cerebro del adulto son más desconocidos para la población general. Un mayor tiempo de uso de pantalla en el adulto aumenta el riesgo de demencia y deterioro cognitivo leve(14,15).

Respecto a los efectos en la salud, es importante subrayar que el impacto se produce a cualquier edad y en todas las esferas de la salud, tanto en la salud física, mental y social. En la tabla I se resume el impacto de los medios digitales en la salud física.

tabla

 

El horizonte futuro que ya es presente

El desgranar el impacto de los dispositivos digitales en el día a día es extremadamente complejo. La ciencia de calidad es lenta porque requiere tiempo e inversión económica; sin embargo, el mundo digital cambia a una gran velocidad. Es difícil que ciencia y tecnología vayan a la misma velocidad. Por ello, es importante recordar que, ante la ausencia de evidencia, el principio que debe prevalecer es el de prudencia(17). Si se fusiona el conocimiento de la ciencia con el de la experiencia clínica y la que se desprende de las familias, los centros escolares, los parques o cualquier lugar público donde se pueda observar la interacción de la infancia con las pantallas, está claro que la situación es preocupante.

¿Elegimos libremente el tiempo y el contenido que consumimos en los medios digitales?(1)

Para poder responder a esta cuestión es necesario un conocimiento mínimo de cómo se programa en la actualidad el contenido que nos aparece en los dispositivos.

La Inteligencia Artificial (IA) está presente en todo lo que visualizamos. La IA es un modelo matemático que reproduce el funcionamiento de las redes neuronales del ser humano cuando se piensa o se toman decisiones.

En la actualidad, los programadores alimentan a la IA de los servicios que consumimos –desde los buscadores, las redes sociales o webs– con la ingente cantidad de datos que generan los consumidores con el uso diario de los dispositivos conectados.

La IA conoce, con un margen de error pequeño, el comportamiento de esa persona, incluyendo sus gustos, sus preferencias, los lugares que visita, etc. La unión del big data y la IA consigue que, analizando toda esa información del consumidor, se pueda conocer el estado de ánimo o si se está enfermo porque se acude a un centro sanitario con una frecuencia mayor a la habitual e incluso qué tipo de patología se padezca si el centro sanitario se dedica a la asistencia de una patología concreta.

Las empresas tecnológicas defienden la recopilación de los datos de los usuarios porque “mejoran la experiencia del usuario”. Sin embargo, según la red europea de expertos sobre el uso problemático de Internet(18) en un artículo publicado en 2022, afirma que puede existir un vínculo causal entre el Uso Problemático de Internet (UPI) –término que se utiliza para el uso abusivo con riesgo de llegar a ser adicción comportamental– y los intereses económicos de las empresas tecnológicas. Mantener a los individuos en bucles o scrolling infinito permite obtener más datos para afinar el análisis de los perfiles de los usuarios. A su vez, estos datos permiten obtener beneficios económicos basados en la publicidad. Para conseguirlo, se requiere de una actualización constante de las preferencias de los individuos y de la predicción del comportamiento humano(18).

Lo anteriormente expuesto explica el interés de las tecnológicas en explotar los llamados “patrones oscuros”(19) y las técnicas de neuromarketing en el diseño de los servicios, aplicaciones, plataformas e interfaces. El aumento del uso de los medios digitales puede hacer que la economía, la sociedad y los individuos dependan de ellas con el riesgo de “estar obligados” a aceptar contratos y términos de privacidad abusivos. Varios mecanismos, como las recompensas inmediatas, el miedo a perderse algo (FOMO) o la “paradoja de la privacidad” –que es la necesidad de acceder a bienes esenciales proporcionados por un mercado del “tómalo o déjalo”–, que obliga al consentimiento del tratamiento de los datos del “todo incluido”(18).

El Internet de las cosas

En el hogar es cada vez más frecuente tener objetos que están conectados a Internet, como las consolas de videojuegos, la televisión, los robots de cocina o que limpian la casa. Estos objetos pueden enviar información continua del espacio físico de la casa, de los gustos culinarios o de juego. Esta información adicional permite que la IA tenga un conocimiento más amplio de quiénes somos y de nuestro comportamiento a edades muy tempranas.

Un ejemplo son las plataformas educativas en los centros escolares que perfilan a la infancia desde edades muy tempranas para crear un perfil de consumidor con información de este a lo largo de la vida(20).

Los neurodatos y los neuroderechos

Las diademas, gafas u otros dispositivos de relajación o mindfulness, que están comercializados por diferentes empresas destinadas al bienestar, pueden registrar señales eléctricas cerebrales por electroencefalograma (EEG) que se almacena como datos; es lo que se denomina neurodatos.

El neurobiólogo Rafael Yuste publicó un informe(21) que analizó productos con esta finalidad y comprobó que los dispositivos compartían los neurodatos y los registros de los usuarios sin su conocimiento. Los usuarios suelen autorizar las políticas de privacidad sin ser conscientes, al configurar el aparato para su primer uso. Las empresas recogen esa información para entrenar sus modelos de la IA para lo que consideren en cada momento.

En el mundo del derecho se está trabajando para proteger los neuroderechos.

La prevención es más importante que nunca

El reto que la sociedad tiene en general y los pediatras en particular es de una gran magnitud. Proteger la salud y el cerebro, a la sociedad y a la economía, tal y como la conocemos en la actualidad, incluye a los profesionales sanitarios unidos a múltiples agentes.

La educación para la salud en este campo es imprescindible. Los profesionales deberían formarse para poder informar y realizar prevención en la infancia y en sus familias.

Un momento crucial es el primer embarazo; en ese momento, los adultos piden información y están dispuestos a hacer cambios en sus hábitos de vida para mejorar la salud de su primer hijo.

El principal riesgo de los medios digitales es el efecto desplazamiento. Los humanos estamos incapacitados para hacer dos cosas a la vez. Si hacemos uso de los dispositivos digitales, estamos imposibilitados de hacer otras cosas, como el ejercicio físico, leer o dormir lo suficiente. Los medios digitales desplazan a los estímulos necesarios para que el cerebro se desarrolle de forma adecuada, para que este no se deteriore y compita con los hábitos de vida saludables. Afecta a la cantidad y calidad del sueño, a la disminución del ejercicio físico, al tiempo de calidad dedicado a las relaciones sociales significativas cara a cara y a las sensaciones de hambre y saciedad, ocasionando el riesgo de aumentar la ingesta calórica.

El Plan Digital Familiar®(22) de la Asociación Española de Pediatría pretende ser un recurso materializado en una web, actualizado cada año(23), para disminuir el efecto desplazamiento que producen las pantallas en la salud y el cerebro. Está elaborado con un lenguaje sencillo, explicando la causa de por qué puede afectar un uso determinado de las pantallas a la salud, al desarrollo y al cerebro, y cómo podemos disminuir el impacto. En el plan, la mayoría de las recomendaciones son para toda la familia, incluidos los padres, por dos razones principales: 1) es necesario que los padres sean ejemplo para sus hijos y 2) a los adultos también les afecta el uso de medios digitales al desplazar los hábitos de vida saludables. Otras recomendaciones son específicas de cada edad con tiempo máximo de pantalla, incluido el tiempo escolar y los deberes. En la tabla II se resumen las recomendaciones por edad.

tabla

 

En la consulta se debería incluir el uso de dispositivos digitales como un factor de riesgo más que puede afectar a la salud. Sería recomendable estandarizar cuestionarios y hojas de información a las familias para usar en las revisiones del niño sano.

El papel del pediatra debería ir más allá de la consulta e instar a Medicina Preventiva a declarar los efectos de las pantallas en la salud y el cerebro un problema de salud pública.

Otros agentes sociales son importantes: los estados, la familia, los centros educativos, los agentes sociales, las fundaciones y organizaciones sin ánimo de lucro, la sociedad civil, los profesionales de la salud y toda aquella entidad que sea relevante debería actuar para conseguir una legislación que evite el uso de los datos con una finalidad comercial a cualquier precio para alimentar a la IA que se encargue de programar los servicios que se consumen. El cerebro, la salud, las relaciones sociales e incluso la economía o la democracia están en riesgo.

Es urgente que la sociedad actúe para proteger el bien más preciado que tiene una sociedad, la infancia.

Bibliografía

1. Salmerón MA. Reset digital. Edaf Antillas; 2025. In press.

2. Palomino K. ¿Qué son los medios digitales y cuáles son sus tipos? Universidad del Sur de New Hampshire. SNHU. 2022. Disponible en: https://es.snhu.edu/blog/cuales-son-los-tipos-de-medios-digitales.

3. Canadian Paediatric Society, Digital Health Task Force, Ottawa, Ontario. Screen time and young children: Promoting health and development in a digital world. Paediatr Child Health. 2017; 22: 461-77. Disponible en: https://dx.doi.org/10.1093/pch/pxx123.

4. Canadian Paediatric Society, Digital Health Task Force, Ottawa, Ontario. Digital media: Promoting healthy screen use in school-aged children and adolescents. Paediatr Child Health. 2019; 24: 402-17. Disponible en: https://dx.doi.org/10.1093/pch/pxz095.

5. CHILDREN and television the need for research into the effects of visual media. Med World. 1951; 74: 546-7.

6. Holm O. Is TV injurious to the eyes? Sven Lakartidn. 1964; 61: 1700-4.

7. Mancini E, Gasparoni G, Canalini A. Epileptic manifestations associated with television. Riv Sper Freniatr Med Leg Alien Ment. 1964; 88: 697-724.

8. Van Krevelend. Television from the viewpoint of a child psychiatrist. Tijdschr Soc Geneeskd. 1964; 42: 345-53.

9. Hill. Can health be taught?: By the Right Hon. The Lord Hill of Luton, p.c. R Soc Health J. 1964; 84: 125-7. Disponible en: https://dx.doi.org/10.1177/146642406408400303.

10. Read JG. Television in a children’s hospital. Can Hosp. 1965; 42: 40-2.

11. Chisholm JF. Cyberspace violence against girls and adolescent females. Ann N Y Acad Sci. 2006; 1087: 74-89. Disponible en: https://dx.doi.org/10.1196/annals.1385.022.

12. Canadian Paediatric Society. Screen time and preschool children: Promoting health and development in a digital world. Paediatr Child Health. 2023; 28: 184-92. Disponible en: https://cps.ca/en/documents/position/screen-time-and-preschool-children.

13. Sugiyama M, Tsuchiya KJ, Okubo Y, Rahman MS, Uchiyama S, Harada T, et al. Outdoor Play as a Mitigating Factor in the Association Between Screen Time for Young Children and Neurodevelopmental Outcomes. JAMA Pediatr. 2023; 177: 303-10. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9871942/.

14. Zhuang Z, Zhao Y, Song Z, Wang W, Huang N, Dong X, et al. Leisure-time television viewing and computer use, family history, and incidence of dementia. Neuroepidemiology. 2023; 57: 304-15. Disponible en: https://dx.doi.org/10.1159/000531237.

15. Manwell LA, Tadros M, Ciccarelli TM, Eikelboom R. Digital dementia in the Internet generation: excessive screen time during brain development will increase the risk of Alzheimer’s disease and related dementias in adulthood. J Integr Neurosci. 2022; 21. Disponible en: https://dx.doi.org/10.31083/j.jin2101028.

16. Comité de personas expertas del Ministerio de Infancia y Juventud. Informe del comité de personas expertas para el desarrollo de un entorno digital seguro para la juventud y la infancia. 2024. Disponible en: https://www.juventudeinfancia.gob.es/es/comunicacion/notas-prensa/comite-expertos-juventud-e-infancia-propone-107-medidas-crear-entornos.

17. Salmerón-Ruiz MA, Montiel I, L’Ecuyer C. Llamada a la prudencia en el uso de las pantallas: ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia. An Pediatr (Barc). 2024; 101: 73-4. Disponible en: https://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/S1695403324000742.

18. Fineberg NA, Menchón JM, Hall N, Dell’Osso B, Brand M, Potenza MN, et al. Advances in problematic usage of the Internet research – A narrative review by experts from the European network for problematic usage of the Internet. Compr Psychiatry. 2022; 118: 152346. Disponible en: https://dx.doi.org/10.1016/j.comppsych.2022.152346.

19. Agencia Española de Protección de Datos. Patrones adictivos en el tratamiento de datos personales. 2024. Disponible en: https://www.aepd.es/guias/patrones-adictivos-en-tratamiento-de-datos-personales.pdf.

20. Agencia Española de Protección de Datos. Guía para centros educativos. 2024. Disponible en: https://www.aepd.es/guias/guia-centros-educativos.pdf.

21. Genser J, Damianos S, Yuste R. Safeguarding Brain Data: Assessing the Privacy Practices of Consumer Neurotechnology Companies. 2024. Disponible en: https://www.perseus-strategies.com/wp-content/uploads/2024/04/FINAL_Consumer_Neurotechnology_Report_Neurorights_Foundation_April-1.pdf.

22. Asociación Española de Pediatría. Plan Digital Familiar. 2023, Disponible en: https://plandigitalfamiliar.aeped.es/.

23. La AEP actualiza sus recomendaciones sobre el uso de pantallas en la infancia y adolescencia. AEP. Disponible en: https://www.aeped.es/noticias/aep-actualiza-sus-recomendaciones-sobre-uso-pantallas-en-infancia-y-adolescencia.

 

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