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PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

MONOGRÁFICO OCTUBRE 2013

Coordinación de la atención inmediata al trauma pediátrico.

Capítulos

A. Casal Sánchez, J. Puente Hernández, M.V. Barreiro Diaz, M. Bernárdez Otero.

 

 

Describimos a continuación, el proceso de transmisión de la información desde el punto del accidente hasta la Central de Coordinación, así como los métodos de movilización de recursos y los sistemas de comunicación con el centro útil.

 


Coordinación de la atención inmediata al trauma pediátrico.

 

ESCENARIO
Alerta: Un niño de 12 años que iba en bicicleta ha chocado contra un coche aparcado y está inconsciente. Valoración primaria: Niño inconsciente, que respira normalmente sin sonidos patológicos, con pulso radial palpable a 115 lpm, coloración cutánea y relleno capilar normales. Pupila derecha discretamente anisocórica con reacción lenta a la luz, respuesta en flexión a los estímulos dolorosos. En la exposición se observa deformidad en ambas muñecas. Estabilización inicial: Tras 20 minutos se dispone de 2 vías venosas periféricas, se ha intubado al paciente tras administrar medicadción (fentanilo, etomidato y rocuronio), se ha conectado a un respirador, con buena adaptación, saturación y capnografía. El pulso radial es palpable, la TA 105/65 mmHg y la FC es de 90 lmp. Situación geográfica: Punto del accidente a 15 minutos del hospital de referencia, que dispone de servicios de Pediatría, Trauma, Cirugía general y vascular y UCI de adultos. A 33 minutos está el hospital de tercer nivel con servicio de Neurocirugía y UCI pediátrica.

¿Cuál sería la decisión de traslado y los pasos a seguir?

INTRODUCCION

El proceso de decisión de derivación y transporte de un niño traumatizado desde el lugar de la atención inicial hasta el medio hospitalario es uno de los factores importantes para el pronóstico (morbimortalidad) del paciente. En este proceso se incluyen: la elección del centro útil, el traslado mediante un dispositivo asistencial adecuado, el traslado al centro útil y la prealerta al hospital de destino.

En esta tarea es esencial la coordinación entre los distintos niveles y recursos asistenciales implicados: CCUS, SEM, asistencia in situ, recursos de transporte y equipos asistenciales del hospital receptor.

Tras la evaluación y estabilización inicial del niño, ha de considerarse su traslado al centro cuyas capacidades asistenciales sean las más idóneas para atenderlo en función de la gravedad y urgencia de sus lesiones. Dicho centro suele denominarse el “centro útil”.

El medio de transporte idóneo dependerá de una serie de circunstancias que deberán ser valoradas:

Gravedad y tipo de lesión (categorización)

Condiciones propias del traslado:

Distancia origen/destino

Tiempo de traslado

Accidentes geográficos

Estado de las carreteras

Densidad de tráfico

Situación meteorológica

Disponibilidad de recursos sanitarios

CATEGORIZACION

Tras la estabilización inicial del niño, el médico responsable deberá informar a la CCUS de su estado antes de iniciar el traslado. Para ello empleará alguna herramienta de categorización inicial que aporte una información objetiva del estado del paciente. Entre ellas, el índice de trauma pediátrico (ITP) (tabla 1) tiene un perfil adecuado, ya que: ha sido creado para pacientes pediátricos, se basa en criterios anatómicos y funcionales, es sencillo y fácil de aplicar, aporta información objetiva sobre el impacto de la lesión, usa un lenguaje común entre CCUS, SEM y centro receptor, permite una derivación racional y con criterio pediátrico al centro especializado y facilita el manejo eficiente de los recursos humanos y materiales.

 



Tabla 1. Indice de trauma pediátrico (ITP)

 

El ITP valora tres componentes anatómicos, peso (se correlaciona con la gravedad potencial, mayor en los niños pequeños), heridas y fracturas (presencia y tipo) y tres componentes funcionales, la estabilidad de la vía aérea, la situación hemodinámica mediante la TAS y los pulsos, y el nivel de conciencia, que constituye el signo global más importante en esta evaluación. La escala otorga una puntuación a cada ítem en base a la gravedad de menor a mayor de +2, +1 y -1 respectivamente, pudiendo obtenerse un resultado final con valores entre -6 y +12. Dicha puntuación final se ha correlacionado con el riesgo de mortalidad estimado, de modo que, con una atención adecuada la mayoría de los niños con ITP igual o superior a 9 puntos, sobrevivirán, mientras

que la mortalidad aumenta de forma progresiva cuando se obtienen puntuaciones menores, de forma muy marcada cuando el resultado es un número negativo, por lo que se considera 8 la puntación que discrimina a los niños que deben ser trasladados a un centro especializado (tabla 2).

 



Tabla 2. Riesgo de mortalidad estimado según el resultado de la valoración con el ITP.

 

El índice revisado de trauma para Pediatría (RTS) es una escala sencilla surgida como modificación de la escala de trauma de adultos, que mide la respuesta fisiológica del paciente y también puede utilizarse a nivel prehospitalario para determinar el centro de traslado (tabla 3). Evalúa 3 variables: escala de Glasgow, TAS y FR, con un rango de puntuación total entre 0 y 12 puntos. Se ha estimado que los niños con RTS menor de 11 pueden tener una mortalidad del 10 % y deben enviarse a un centro de tercer nivel.

La escala de coma de Glasgow permite valorar la función neurológica del niño con TCE y hacer una clasificación según gravedad:

GCS 14-15 puntos: TCE leve.

GCS 9-13 puntos: TCE moderado. GCS 3-8 puntos: TCE grave.

 



Tabla 3. Escala de trauma revisada para Pediatría

 

Los niños con TCE moderados y graves deben trasladarse a un centro de tercer nivel con neurocirugía.

En pacientes quemados se considera que deben ser trasladados de inmediato a un centro especializado, en cualquiera las siguientes condiciones:

Quemaduras de 2º grado con extensión de > 10 % de SCQ.

Quemaduras de 3º grado con extensión > 2 % de SCQ.

Quemaduras de 2º grado que afecten a cara, manos, pies, periné, axilas y otros pliegues de flexo-extensión.

Quemaduras asociadas a trauma severo, fracturas y lesión de partes blandas

Quemaduras inhalatorias y con afectación del estado hemodinámico.

Todas las quemaduras eléctricas y químicas

TRASLADO PRIMARIO DEL PACIENTE PEDIÁTRICO TRAUMATIZADO

Tras integrar toda la información disponible sobre el accidente, el estado del niño y otras víctimas y los recursos disponibles, se decidirá el traslado al centro útil, entendido como aquél que reúne las características técnicas, de personal y medios idóneos para atender las lesiones que presenta el paciente.

Si la atención ha sido realizada mediante una ambulancia de soporte vital básico (AA-SVB) “medicalizada” por personal de Atención Primaria y el tiempo de traslado es largo, se debe plantear una “transferencia en ruta” a una ambulancia medicalizada de soporte vital avanzado (USVA).

Una vez decidido el destino del paciente, el médico coordinador, desde la CCUS, se pondrá en contacto con el centro receptor del paciente, facilitando los datos clínicos del niño y el tiempo aproximado del traslado. Si fuera preciso, la CCUS podría poner en contacto directo al médico que traslada al paciente con el equipo médico hospitalario. En caso de que el estado del paciente varíe durante el traslado, se comunicarán las incidencias al centro receptor, para que el equipo pueda preparar lo necesario para la atención al niño una vez llegue al centro (quirófanos, procedimientos, productos hemáticos, alerta a especialistas, etc.).

 



Clase de Coordinación y traslado del Trauma Pediátrico

 

RESOLUCIÓN DEL ESCENARIO
El paciente tiene un TCE grave (puntuación sgún la escala de Glasgow 6) con sospecha de hipertensión intracraneal. La vía aérea está estable, la función respiratoria es normal y no hay datos de shock. EL paciente posee un ITP de 5 puntos, lo que junto al TCE grave, lo que indica que el centro útil es el hospital de tercer nivel (con UCIP y neurocirugía). Pese a estar más cerca, el hospital de su zona, no dispone de los medios necesarios para atender la patología prioritaria del niño. Enviarlo a dicho centro demoraría la asistencia y aumentaría el riesgo vital y de secuelas. Se informa al médico coordinador de la CCUS de la situación y se acuerda el traslado al centro útil en este caso. El médico coordinador se comunica con el centro receptor para informar al equipo médico de la situación clínica, asistencia realizada y posibles necesidades terapéuticas del paciente, así como el tiempo estimado de traslado. Desde el centro confirmarán la aceptación del paciente e iniciarán los preparativos necesarios para la atención al niño.

 

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