Capítulos |
R. Gómez Vázquez, A. Regueira Pan, M.V. Barreiro Díaz, M. Bernárdez Otero.
En este capítulo abordamos los primeros momentos desde que se produce el traumatismo hasta la activación y puesta en marcha de todo el dispositivo sanitario, incluyendo la coordinación y activación del mismo así su seguimiento y la coordinación con los distintos servicios hospitalarios dependiendo de los requerimientos del mismo. |
Activación y puesta en marcha del Sistema de Emergencias Médicas. Coordinación con Atención Primaria.
ESCENARIO | |
Se recibe una llamada en la Central de Coordinación de Urxencias Sanitarias de Galicia 061 a las 13:15 horas del martes 22 de noviembre. El alertante, que se identifica como el conductor del vehículo y padre de la vÍctima, bastante nervioso, le informa al teleoperador, que han chocado de frente contra un árbol y que su hijo de 6 años de edad, está llorando en el asiento de atrás, quejándose de dolor y llamando constantemente a su madre. Le detalla que le llama desde el lugar de Codesido, Parroquia de Boimil, perteneciente al Ayuntamiento de Boimorto. El teleoperador, transfiere la llamada al Médico de Emergencias que tras consultar con el locutor los recursos disponibles en la zona, decide enviar una Ambulancia asistencial de soporte vital básico (AA SVB), a recoger al equipo de Pediatría del Centro de Salud de Arzúa, y dirigirse al punto del accidente. El conductor de la ambulancia informa de la llegada al punto del accidente, a las 13:47 minutos. |
Figura 1. Mapa y recorrido de la ambulancia en el caso descrito
INTRODUCCIÓN
La asistencia al niño traumatizado debe ser secuencial e integral, desde el momento del accidente. A nivel prehospitalario dicha atención comienza con la llamada al SEM y finaliza cuando el niño es transferido al equipo de asistencia hospitalaria.
Aunque el proceso incluye la preparación previa (del personal y el material) y las acciones de los “primeros intervinientes”, la atención coordinada se inicia con la alerta telefónica al SEM a través de la CCUS. El personal de la CCUS procesa la llamada, valora la situación con los datos disponibles y coordina la respuesta, movilizando los recursos disponibles de acuerdo con la patología sospechada y la isocrona. Además se comunica con otros agentes colaboradores como las fuerzas de orden público o los equipos de rescate y con los profesionales sanitarios del hospital a donde se vaya a derivar al paciente (Tabla 1).
FASE DE PREALERTA
Es misión del personal de atención continuada estar preparado ante la eventualidad de recibir una activación y, en ese caso, darle una respuesta rápida y eficaz. Para ello, al comienzo de cada turno de trabajo, el personal de enfermería debe revisar el estado y dotación de material (reponiendo la medicación y los fungibles consumidos) y comprobar el funcionamiento de los equipos de electromedicina. De este modo se asegurará la operatividad del recurso en todo momento.
El equipo debe permanecer “a la espera” durante todo el turno de guardia, lo más cerca posible del vehículo y con enlace permanente con la red de comunicación de la CCUS.
FASE DE ACTIVACIÓN DE LOS RECURSOS
La fase de activación propiamente dicha comienza con la alerta a la CCUS realizada desde el punto del accidente. Dicha llamada es facilitada por el acceso a un número de tres cifras de fácil memorización y operativo desde cualquier punto del país (061: emergencias sanitarias, ó bien 112: emergencias en general –protección civil-).
La llamada es recibida y clasificada por el personal teleoperador de la CCUS, entrenado específicamente para dicha tarea siguiendo el protocolo correspondiente. Cada CCUS debe disponer de un sistema de recogida sistemática e informatizada de datos (lugar, tipo de accidente, número y estado de las víctimas, asistencia prestada por los “primeros intervinientes”, etc.) que permita clasificar la llamada en el menor tiempo posible.
Una vez clasificada con ayuda del sistema informático, la llamada se traspasará a uno de los médicos encargados de atender las emergencias o al médico jefe de sala. El teleoperador informará al alertante del resultado de la clasificación y la asignación inicial de las respuestas leyéndole las indicaciones que genera automáticamente en su pantalla la aplicación informática. También podrá dar alguna información adicional que pudiera ser requerida por el alertante.
El médico coordinador se identificará y hará un breve interrogatorio al alertante sobre el tipo de accidente y traumatismo, el mecanismo lesional, el número de víctimas y el estado de las mismas: nivel de conciencia, dificultad respiratoria y descripción de las lesiones evidentes (hemorragias, traumatismos, lesiones penetrantes, etc).
Dependiendo de los resultados de dicho interrogatorio, el médico asignará una respuesta en función del lugar del suceso, el estado de las víctimas y los recursos más adecuados, entre los disponibles en ese momento. A su vez, supervisará la respuesta automática que asigna el programa informático, confirmando o cambiando la respuesta. En los casos en los que haya heridos atrapados o zonas de difícil acceso, se avisará a los demás Servicios de Emergencias para que activen los recursos necesarios. También informará al alertante sobre la forma en que se va resolver su demanda y le dará indicaciones o recomendaciones a seguir mientras no llegue la asistencia sanitaria (ej. no mover al niño, compresión de heridas sangrantes, abrigar al paciente, etc.).
Mientras el médico está realizando esta labor, el radiooperador activará los recursos indicados.
Cuando el recurso sea una Unidad de Soporte Vital Avanzado (USVA) el locutor pondrá en comunicación al médico coordinador y al médico asistencial para que se transmitan toda la información disponible sobre el paciente y el servicio (Figura 1). Cuando el recurso seleccionado sea una Unidad de Soporte Vital Básico (USVB) el locutor comunicará directamente a los técnicos de transporte sanitario la información disponible y las instrucciones precisas. El objetivo es que se cumplan los requisitos descritos, de modo que el tiempo entre la recepción de la llamada y la salida de la ambulancia sea lo más breve posible.
Si el recurso seleccionado es un profesional sanitario de Atención Primaria, el radiooperador le trasmitirá toda la información disponible del paciente y del servicio y si el sanitario lo demandara, lo pondría en comunicación con el médico coordinador para aclarar los detalles pertinentes.
En el caso de activar un helicóptero medicalizado, el locutor informará de la decisión al Servicio de Protección Civil (112) y activará otros recursos de apoyo para garantizar la accesibilidad del personal asistencial al lugar del accidente.
Figura 2. Terminal de datos para transmitir mensajes de forma inmediata entre la USVA y la CCUS.
Es también misión del locutor el seguimiento exhaustivo y en tiempo real de los tiempos de activación, desplazamiento, asistencia y traslado del niño al hospital. Actuará por delegación del médico coordinador, colaborando con él en todo momento e informando al médico jefe de sala de las incidencias que se produzcan.
Tanto las conversaciones como los datos se registran y graban de forma automática, con el fin de disponer de un registro de las actuaciones, que posteriormente pueden ser utilizados en procesos de revisión de la asistencia para mejorar la calidad y permitir la formación continuada del personal.
FASE DE MOVILIZACIÓN Y APROXIMACIÓN
Producida la activación para una emergencia, el equipo se dirigirá de forma inmediata al “recurso vehículo” y al producirse la salida el técnico de transporte sanitario indicará la hora de movilización mediante un sistema de localización (también lo hará en el momento de la llegada al lugar del accidente).
La aproximación al “punto del accidente” se realizará por el camino más seguro, más rápido y más corto (por este orden), cumpliendo las normas de seguridad vial. Se utilizarán dispositivos rotativos, destellantes y luces de cruce. Las sirenas (señales acústicas) se activarán sólo cuando sea necesario pedir paso (intersecciones y vehículos en cola), con la antelación suficiente para no crear situaciones de riesgo.
La seguridad del equipo es prioritaria, de modos que durante el desplazamiento sus miembros irán sentados y sujetos con el cinturón de seguridad. Los profesionales deberán vestir uniformes de alta visibilidad y guantes, y cuando la situación lo requiera utilizarán material de protección especial como casco, gafas de protección, guantes o calzado de seguridad.
La ambulancia se estacionará en un lugar seguro y visible, utilizando los sistemas luminosos para aumentar su visibilidad. Si el equipo sanitario es el primero en llegar al lugar del incidente, la ambulancia se colocará en el sentido longitudinal de la vía, delante del siniestro con el motor en marcha y las luces encendidas. Se ubicará cerca del “punto”, en un lugar que evite riesgos al personal sanitario y permita el acceso de los demás vehículos de emergencias (bomberos, fuerzas de orden público, etc.). Si el incidente estuviera sin señalizar, se colocarían los triángulos reflectantes a 150 metros y se intentaría delimitar el área con sistemas luminosos, hasta la llegada de los equipos responsables de la seguridad vial.
El equipo asistencial no bajará de la ambulancia hasta que el vehículo esté totalmente parado y el conductor así lo indique, tras una inspección rápida del entorno. Los profesionales se desplazarán en sentido contrario al de la circulación o en la misma dirección del viento en caso de incendio o nube tóxica.
FASE DE AISLAMIENTO Y CONTROL
Llegados al punto de asistencia se adoptarán medidas de protección, con objeto de mantener la seguridad del equipo asistencial y evitar nuevas víctimas.
Si los profesionales sanitarios son los “primeros intervinientes” y por cualquier motivo no son capaces de establecer la seguridad de la escena (por ejemplo en caso de incendio, derrumbamiento, posibilidad de explosión…), esperarán a los profesionales especializados y responsables de poner en marcha esas medidas (bomberos, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado,…).
En cualquier caso se valorarán de forma rápida los peligros potenciales (por ejemplo, combustible derramado, coche inestable…) y la necesidad de recursos adicionales (bomberos, más ambulancias, etc.). Se comunicarán a la CCUS los siguientes datos:
– Dimensiones del accidente.
– Número de víctimas.
– Recursos en la zona.
– Riesgos sobreañadidos.
– Necesidad de servicios de apoyo.
– Rutas y puntos de acceso preferentes.
Si en el lugar de asistencia ya se encuentran otros equipos intervinientes, se actuará de forma coordinada, conociendo y respetando la función de cada grupo.
Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado son los encargados de la seguridad vial y de valorar los riesgos en accidentes con armas, explosivos, atentados terroristas y aglomeraciones humanas.
Los bomberos son los responsables de la “protección general” del suceso: reconocer la zona en caso de incendio, inundaciones o derrumbes, salvamento de heridos, protección contra materias peligrosas, rescate y desincarceración. El equipo sanitario es el encargado de la protección del paciente y de su atención sanitaria. Forma parte de esta protección el colaborar con los bomberos para elegir el mejor abordaje cuando sea necesaria una desincarceración, detectar las lesiones graves que pongan en peligro la vida del accidentado, priorizar el rescate según las lesiones presentes, apoyar las tareas de extricacción asegurando la protección del lesionado durante la liberación (con la colocación sistemas de fijación como collarines o férulas) y proteger la intimidad de las víctimas en lugares donde haya “curiosos”.
RESOLUCIÓN DEL ESCENARIO | |
Tras la confirmación de la situación con el alertante, el médico coordinador le da consejo telefónico, indicándole que no muevan al paciente, que traten de abrigarlo y que compriman con un paño limpio la zona por la que está sangrando, hasta que llegue la ambulancia. Tras valorar la situación, el médico coordinador y el jefe de sala deciden activar también la ambulancia medicalizada para que vaya al encuentro de la ambulancia asistencial en la fase de traslado del paciente.
Tras la llegada al punto del accidente y haber comprobado la seguridad del escenario, el pediatra del PAC se acerca al coche y habla con el padre del niño quién le informa que se ha mantenido despierto y recuerda vagamente lo sucedido. De inmediato se aproxima al niño y comprueba que está consciente, respira más rápido de lo normal pero sin dificultad, está pálido, tiene una deformidad en el brazo izquierdo, con una herida inciso-contusa sangrante y se queja de dolor, que refiere al abdomen. Ante la sospecha de un traumatismo abdominal cerrado con posible lesión visceral, decide extricar al niño, administrarle oxígeno, canalizar dos vías venosas y abrigarlo. Se informa a la CCUS y tras valorar la localización del accidente, las condiciones climatológicas y el centro útil, se decide estabilizar al paciente e iniciar su traslado en ambulancia asistencial, hasta la intercepción con la ambulancia de soporte vital avanzado (ya en camino) donde se realizará la transferencia en ruta del paciente. La CCUS se encargará de contactar con el centro de referencia e informar a los pediatras y otros profesionales responsables de la atención hospitalaria del paciente. |