Skip to main content
PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº4 – JUNIO 2022

CÓMO REALIZAR LA ATENCIÓN AL ADOLESCENTE

M.I. Hidalgo Vicario
Editorial


M.I. Hidalgo Vicario

Pediatra. Doctora en Medicina. Acreditada en Medicina de la Adolescencia. Expresidenta de la SEMA. Coordinadora del grupo de Formación y Acreditación de la SEMA. Directora Ejecutiva de Pediatría Integral. Madrid

 

«Mucho se ha escrito acerca de la necesidad de salas de espera y elementos separados para adolescentes. Más importantes son los atributos personales, la ternura y el interés sincero del médico y su capacidad para hacer sentir al adolescente, que él es especial»

Dr. S. L. Hammar, 1973

 


CÓMO REALIZAR LA ATENCIÓN AL ADOLESCENTE

A pesar de que la adolescencia es la etapa más sana de la vida desde el punto de vista orgánico y que, en general, los jóvenes se sienten con buena salud, necesitan la atención de los profesionales sanitarios, una atención diferente para una edad diferente, lo que incluye una atención a su salud integral y eliminar barreras.

La atención al adolescente no está adecuadamente organizada en nuestro país, e influyen diversas razones: no existe un programa de atención integral al adolescente en las etapas formativas de las facultades o del sistema MIR; el propio sistema de salud interrumpe la asistencia a los 14-15 años, rompiendo el vínculo establecido con el profesional; faltan servicios adecuados que les ofrezcan una atención a su salud integral; escasean profesionales bien formados en el campo de la adolescencia, así como reconocer oficialmente dicha subespecialidad y coordinar la atención en los diferentes niveles asistenciales. En los últimos años parece que están cambiando las cosas: ha aumentado la edad de atención por el pediatra hospitalario hasta los 18 años y entre los 14-16 años en Atención Primaria, según las diferentes comunidades autónomas; se inician servicios de atención a nivel privado; y están aumentando las publicaciones y las reuniones técnicas sobre cómo organizar la asistencia a esta población.

Es preciso el seguimiento de su crecimiento y de su maduración sexual, para asegurarnos que progresa con normalidad; pueden emerger factores de riesgo para enfermedades del adulto como: enfermedad cardiovascular, diabetes o cáncer. Un óptimo desarrollo también depende de una buena salud mental y emocional. Es necesario prevenir enfermedades infecciosas y por ello proporcionarles una adecuada vacunación. Además, es un periodo de grandes riesgos, ya que muchos de sus problemas de salud son consecuencia de comportamientos que se inician en estas edades, con efectos en el presente y futuro del joven: accidentes que son su principal causa de muerte, violencia, uso y abuso de drogas, conductas sexuales arriesgadas, abuso de tecnologías, problemas nutricionales y relacionales, entre otros, que conllevan una importante morbilidad. Los profesionales sanitarios deben tener presente que la mayoría de estos comportamientos son prevenibles.

Es necesario tener en cuenta las barreras que existen para su atención e integrar los diferentes servicios en su asistencia, tanto en Atención Primaria como hospitalaria.

Barreras en la atención al adolescente

Existen numerosas barreras para la atención al adolescente: unas dependen del propio sistema de salud (burocratización que afecta a la confidencialidad, masificación de la atención, falta de coordinación…), de los profesionales (falta de tiempo, de interés, de formación, de experiencia…) y otras de los propios adolescentes (infravalora sus problemas, no sabe dónde acudir o falta de confianza con el médico). Por ello, en ocasiones, el profesional tendrá que ir donde se encuentran los adolescentes: escuelas, institutos, universidades o furgonetas móviles, entre otras. A diferencia del adulto que acude y busca al médico, en la adolescencia es el profesional el que tiene que captar y atraer al joven.

¿Cuándo ofrecer una atención sanitaria de calidad?

Se aconseja que los adolescentes, desde los 11 a los 21 años, acudan al médico una vez al año para evaluar posibles problemas de salud, del comportamiento y psicosociales con una orientación preventiva, para reducir los hábitos y conductas perjudiciales. Pero los adolescentes acuden poco al médico, solo cuando padecen una enfermedad aguda y se sienten mal, o por motivos escolares o deportivos, por lo que es difícil que el profesional sanitario pueda realizar prevención y una intervención precoz. Por ello, se deben aprovechar al máximo las escasas visitas del joven.

¿Cómo ofrecer una atención sanitaria de calidad?

El profesional debe aprovechar al máximo la consulta del adolescente, tanto en los controles periódicos de salud como de forma oportunista por patologías agudas, crónicas, certificados de salud, etc. Es preciso saber realizar una buena historia clínica (v. tema de este número: Regreso a las bases: Entrevista y examen físico del adolescente). Se realizará de forma confidencial, abordando todos los aspectos de la vida del joven. Aunque cada profesional puede tener su forma personal de entrevistar, se puede recurrir a varios acrónimos, como el que propone La Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA): F.A.V.O.R.E.C.E.R. la salud.

F-amilia: relación con padres, hermanos, grado de satisfacción.

A-migos: relación con amigos, grado de satisfacción.

V-ida sana: vacunación, alimentación, ejercicio-deporte, sueño.

O-bjetivos: ilusiones, ocio y tiempo libre.

R-eligión: espiritualidad y apoyos del entorno.

E-stima: valoración de su imagen, autoestima, autoconcepto, identidad.

C-olegio-universidad-trabajo: relación profesores, entorno, rendimiento, satisfacción.

E-stado mental: ansiedad, tristeza, miedos, conducta, sentimientos.

R-iesgos: violencia, accidentes, drogas-medicaciones, sexualidad y nuevas tecnologías.

La Academia Americana de Pediatría: propone HEADSSSSS (Hogar, Educación-trabajo, Actividades, Drogas, Sexualidad, Sadness-depression-suicide, Safety, Spirituality, Strenghts).

Conviene centrarse en las cualidades positivas del adolescente –todos las tienen–, elogiar lo que hace bien y sus hábitos saludables, esto le motiva y ayuda a establecer buena relación con el profesional. Mantener siempre la privacidad y confidencialidad (explicarla desde el principio). Escucharlos con interés y empatía, ser respetuosos sin emitir juicios de valor. Se puede utilizar un cuestionario de evaluación al inicio de la consulta. Informarles que, a veces, requieren una atención multidisciplinar, que forman parte de un equipo y que se podrá compartir la información si es preciso, pero siempre contando con su autorización.

Aunque prefieren tener una consulta específica para ellos con sus propios materiales educativos, medios interactivos y cuestionarios, lo que más valoran es la relación establecida con el profesional, prefieren un médico conocido, accesible, al que puedan confiar sus problemas, aunque tengan que compartir la sala de espera con niños o adultos.

El uso de mensajes de texto a través de Twitter y Facebook pueden resultar muy útiles para concienciarles sobre la salud, favorece la relación con el médico y la visita de seguimiento, siempre teniendo en cuenta la privacidad y confidencialidad.

También contribuye de forma muy positiva a concienciarles sobre la salud (sexualidad, drogas…), la participación de educadores de su edad –otros adolescentes formados– y los médicos. Estos últimos son figuras de autoridad, encargados de mejorar la salud de la población y, por ello, los adolescentes están abiertos a sus consejos. Se proporcionará, si el adolescente lo prefiere y si es posible, profesionales del sexo masculino o femenino. Es importante tratar de cumplir los objetivos del joven, la continuidad de la atención, el seguimiento y la coherencia.

¿Dónde ofrecer una atención sanitaria de calidad?

Hay varios modelos de asistencia sanitaria que han demostrado ser eficaces:

Unidades hospitalarias, tienen la ventaja de contar con servicios multidisciplinares completos, aunque muchas veces no están bien coordinados y pueden ser intimidatorios para muchos adolescentes.

La Atención Primaria debe facilitar el acceso a la asistencia sanitaria completa y continua, de una forma directa y sencilla, cuando sea necesario, con flexibilidad horaria y entre sus funciones están: proporcionar un diagnóstico y tratamiento apropiados, con promoción de la salud y prevención de la enfermedad.

En Atención Primaria puede haber distintas aproximaciones:

- Un horario fijo exclusivo para adolescentes. Esto presenta varias dificultades, como la limitación horaria y la superposición de agendas con otras edades.

- Dedicar un día a la semana exclusivo para adolescentes. Tiene los inconvenientes de ser insuficiente para atender a toda la población asignada o la coincidencia con la atención urgente al resto de las edades pediátricas.

- Consulta tradicional. Como hemos comentado, los jóvenes valoran más la relación establecida con el profesional, que el aspecto, estructura u horario de la consulta. En este modelo, es positivo que el pediatra establezca una relación a largo plazo con los jóvenes y sus padres, y conozca los recursos y especialistas donde puede derivar. Entre los inconvenientes están que algunos profesionales se centran más en bebes y niños de edad escolar, y que con los adolescentes, es preciso garantizar siempre la confidencialidad.

- Creación de una consulta joven en el centro de salud, con las características propias de este tipo de consulta (sin cita previa, preservando la confidencialidad, atención por sanitarios de diferentes estamentos y en conexión con especialistas).

Centro de atención en escuelas/institutos/universidades. Tiene la ventaja que los jóvenes pasan allí bastante tiempo y los profesionales/orientadores pueden detectar a los jóvenes con problemas y mejorar la educación y concienciación sanitaria. Entre las dificultades: es preciso que los jóvenes vayan al centro y que, a veces, los recursos son limitados y no es un Centro de Atención Primaria.

Clínicas móviles (furgonetas móviles). Entre las ventajas están que van donde está el paciente, pueden variar su ubicación según las circunstancias, es atractivo y no intimidatorio; pero los servicios que ofrecen no se corresponden con el Centro de Atención Primaria, están orientadas en planificación familiar, infecciones como VIH, etc., y no están muy enfocadas a los jóvenes.

Otras opciones de atención: centros juveniles, centros de trabajo, campos de refugiados, centros de detención de jóvenes, albergues para jóvenes sin hogar, etc. Entre las ventajas están, que son accesibles, el personal puede identificar a los necesitados mejorando la educación y concienciación, gestionando los casos; pero suelen tener recursos limitados, los servicios no son los del Centro de Atención Primaria y cuando el joven deja la institución, es difícil su seguimiento.

Los adolescentes tienen derecho a encontrar un profesional preparado y competente que atienda su salud integral. Los profesionales deben saber cómo atender a los adolescentes, para ello es necesario generosidad, altruismo y “querer ayudar al paciente”, lo cual incluye una parte de aprendizaje técnico y otra parte humanística, para abordar el componente emocional del ser humano. Si un profesional quiere atender adolescentes, lo más importante es empezar con los medios de que disponga, bien sea en Atención Primaria, en el hospital y tanto en el Sistema Nacional de Salud o en la práctica privada y, poco a poco, ir estableciendo la necesidad. Así hemos empezado muchos y desde estas líneas quiero animar a todos los profesionales sanitarios.

En definitiva, ofrecer una adecuada asistencia sanitaria a los adolescentes, en ocasiones, no es fácil, pero cuando se establece una buena relación de confianza paciente-profesional y se tiene en cuenta: cómo son los adolescentes, lo que les gusta, cómo piensan, sus sentimientos, emociones (pasión, creatividad, idealismo…) y que se les puede ayudar en sus problemas y necesidades de salud, su atención puede llegar a ser muy gratificante y proporcionar al profesional estímulo y grandes satisfacciones.

Bibliografía

- Hidalgo Vicario MI, González Rodríguez MP, Montón Álvarez JL, Atención a la adolescencia. FMC. Programa de Actualización en Medicina de Familia y Comunitaria. Rev. Form Méd Contin Aten Prim. 2006; 13: 1-49.

- Hidalgo Vicario MI. Situación de la medicina de la adolescencia en España (Ed). Adolescere. 2014; II: 03-07.

- Hidalgo Vicario MI. Tema Actual: Adolescencia. Perspectivas asistenciales. Adolescere. 2014; II: 130-6.

- Hidalgo Vicario MI, Castellano Barca G. Entrevista clínica y examen físico del adolescente. En: Hidalgo Vicario MI, Rodríguez Molinero L, Muñoz Calvo MT, eds. Medicina de la Adolescencia. Atención Integral. 3ª edición. Madrid: Ergon; 2021. p. 11-22.

 

 

 

Copyright © 2024 Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria