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PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº8 – DICIEMBRE 2018

Paco Lafarga, realismo y escenas cotidianas

J. Fleta Zaragozano
Representación del niño

en la pintura española


J. Fleta Zaragozano

Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Zaragoza

Pediatr Integral 2018; XXI I (8): 456.e1 – 456.e4


Paco Lafarga, realismo y escenas cotidianas

La pintura de Paco Lafarga está emocional y formalmente relacionada con la pintura del madrileño Golucho, al que considera vital en la trayectoria de su carrera como pintor. El artista sintió gran emoción al contemplar sus pinturas y dibujos y fue determinante para que se dedicara a la pintura. Para Lafarga, pintar significa sentir, emocionarse y transmitir estos sentimientos a través de los trazos. El ser humano, suficiente e inabarcable al mismo tiempo, es el elemento y tema inspirador de sus creaciones.

Estilo y obra

Paco Lafarga nació en Zaragoza en 1977. Cuenta Pepe Cerdá, otro ilustre pintor aragonés, que tuvo a Lafarga como alumno y que, tras unos meses, montó su propio estudio y una pequeña academia.

Para algunos expertos, la mirada de Paco Lafarga es la de un fotógrafo que elige el encuadre de una escena o indica a un modelo cómo posar. Sin embargo, no son esas fotografías las que presenta en sus exposiciones, sino pinturas o dibujos realizados a partir de las imágenes fotográficas. Ante sus obras, cabe preguntarse dónde está la mirada del pintor, la verdad en pintura que decía Cézanne, la vida del cuadro que Bores encontraba en ese punto de confluencia, entre la verdad pictórica y la verdad visual.

Como dice el propio artista: “Lo que me interesa es la materia y traspasar un poco, crear algo verdadero, no rendir un tributo claro a realismos o hiperrealismos, porque eso simplifica mucho lo que hacemos los autores y es como encorsetar”. En su opinión, la pintura tiene que fluir y discurrir libre. “Tampoco parto con ideas muy preconcebidas, me gusta lanzarme un poco al abismo y, al terminar el trabajo, es cuando te das cuenta de lo que buscabas”, ha precisado.

En el conjunto de obras realizadas en los últimos años, Lafarga reúne la teatralidad del desnudo masculino en De caricias inacabadas y en Rostro de lágrimas, con los retratos de una jotera, en las Tatas o en las Mujeres en el estudio, sin que falten notas de paisaje que, junto con el desnudo, le permiten dar expresión libre a todos los recursos y efectos que maneja y en los que se desenvuelve con soltura.

Las obras más recientes son de escenas que ocurren en torno a una piscina de plástico tan azul como el agua, color que vertebra la serie. Se trata de diversas escenas que son retazos de la experiencia cotidiana que aportan frescura y optimismo. Nada más extraordinario que el suceder de lo cotidiano, sin sorpresas ni rupturas; aunque la anécdota esté siempre al acecho. En los interiores domésticos, Lafarga se impone pintar el vacío, disponiendo las imágenes y las notas contrastadas de color en los lugares adecuados del espacio pictórico. Algunas se presentan como obras inacabadas.

Cerdá ha comentado respecto a Lafarga: “En el realismo y dramatismo que tiene la vida, en la perfección de unos ojos o en la amputación femenina, el artista sabe captar y expresar lo que le rodea: la esencia del ser humano. Los óleos son muy interesantes, domina la anatomía y la textura de la piel a las que da toda la relevancia, resolviendo con menor detalle los vestidos o los fondos. Es interesante ver cómo trata la profundidad en sus cuadros, de manera muy especial en el titulado Interior donde, a través de puertas y planos, nos lleva al final de una estancia pasando por otras intermedias, mientras el niño está tranquilamente sentado en el suelo. Emociona que el objeto de su obra no sea plasmar modelos espectaculares, sino personas de carne y hueso dotadas de profunda alma”.

En 2014, Paco Lafarga gana el Primer Premio en el Certamen Internacional de Retrato Modportrait 2014, por su obra: Cuando el deseo recogido, con la que transmite una cierta sensación emocional, según el autor, hecho que intenta reflejar en todo su trabajo, realizado siempre desde la exigencia. Con este óleo, Lafarga ha querido poner en relieve el deseo y la capacidad de seducción que puede llegar a tener la pintura, como una magia que se apodera del que contempla la obra.

Este pintor tiene entre sus referentes a Dalí, sobre todo en su época inicial, posteriormente a Goya, Rembrandt y Velázquez, y finalmente, a los contemporáneos, Antonio López y Golucho su mentor y amigo, del que dice haber aprendido mucho.

Ha realizado exposiciones individuales en diversas salas de exposiciones de las tres capitales aragonesas desde 2001, la última de ellas en el Museo Pablo Serrano de Zaragoza en 2014. Así mismo, ha participado en exposiciones colectivas en: Guadalajara, Zaragoza, Barcelona, Almería, Granada y Madrid, entre otros lugares. En el año 2014, expuso en la Galería COLOURS de Edimburgo (Escocia). La última de ellas se ha celebrado en la Exposición Certamen Internacional de Retrato Modportrait 2014, en el Museo MEAM de Barcelona, en 2015.

Sus obras se encuentran en varias colecciones, museos y entidades, como: el Ayuntamiento de Zaragoza, Diputación de Guadalajara, Fundación Joseph Ribera y Museo de Arte Moderno (MEAM) de Barcelona. Aparte del ya citado, ha recibido otros premios y menciones de Honor, y ha sido finalista en varios concursos y certámenes de dibujo y pintura. En la actualidad, vive en Zaragoza, donde tiene su taller y dirige el Estudio de Dibujo y Pintura Modigliani.

Los cuadros con niños

Lafarga no es un pintor ni un retratista de niños, no obstante, los dibuja y los pinta con frecuencia, en actitudes cotidianas e inesperadas, pero siempre con la impronta de un estilo característico, que imprime un gusto por lo natural y lo realista. Naturalmente, las imágenes de niños están exentas de la desnudez, erotismo y hasta de crudeza que encontramos en otras de sus piezas. En su producción artística sobre la infancia, destacan las siguientes obras.

Tatas, se trata de un cuadro en donde se representan a dos niñas, hermanas, de unos ocho a diez años de edad. Están posando para el artista sentadas y de frente. Transmiten cierta formalidad y sensación de quietud y sensatez. Accidentes anatómicos correctos, con una excelente representación de las caras, brazos y manos. Llama la atención que la indumentaria de ambas niñas sea la misma o muy parecida: vestidos de manga corta, peinado similar y posición de los brazos semejante. Solo difieren en la edad, la mayor es la de la derecha del espectador, en la longitud de los calcetines y en la forma de los zapatos. Los colores predominantes son los fríos: grises, blancos y verdes; los fondos están ocupados por los grises de la pared y los verdosos del suelo. Pincelada suelta y difusa, con una luz que se recibe de frente. Contornos no muy bien definidos, como se observa en las patas de las sillas, en las siluetas de los vestidos y en el pelo; se trata de una obra inacabada. El cuadro, de 2009, es un óleo sobre tabla y mide 27 por 30 cm (Fig. 1).

Figura 1. Tatas.

El dibujo Nena representa a una niña de unos dos años de edad. Está sentada y mirando hacia su derecha, permitiendo ver solamente hasta las rodillas. La figura ocupa el centro de la obra. Tiene un cabello suelto y va muy mal peinada; el pintor ha querido reflejar la desidia o la naturalidad en una niña físicamente agraciada. Lleva un vestido de manga corta, que parece contener unos dibujos, con un escote y unos pliegues en los hombros bien conseguidos. Ojos parcialmente cerrados, nariz y boca muy bien proporcionadas. Las características del resto de la anatomía de la pequeña son correctas: se aprecia muy bien el dominio del artista de la anatomía humana y de los niños, en general. Se observa un toque suelto en sus trazos, fondos grises y unas sombras oscuras, que ocupan gran parte de la obra. También aparece una delimitación de los contornos algo difusa, como por ejemplo, en el brazo izquierdo. La obra data de 2012. Se trata de un dibujo a lápiz sobre papel de 12 por 16 cm (Fig. 2).

Figura 2. Nena.

En Boceto aparece una niña con la lengua fuera y expresa una gran naturalidad. Se trata de un retrato de una niña de unos tres años de edad. La pequeña mira al artista fijamente, como si en realidad estuviese posando para él. La figura ocupa gran parte del cuadro y solo incluye la cabeza. Llama poderosamente la atención el hecho de que la pequeña saca su lengua como burlándose del retratista en una actitud poco convencional. Los colores son cálidos, con gamas de marrones, amarillos y grises, la pincelada es suelta y las facciones de la niña son correctas. No obstante, el pintor ha querido aportar cierta asimetría en los ojos, en cuanto al tamaño y al color, diferente en ambas pupilas, que podría estar explicado por la incidencia de la luz sobre la cara. También se aprecia cierta asimetría en la boca de la pequeña. El pelo está definido por grandes pinceladas deshechas. En esta obra, ya se aprecian algunas de las características de la pintura de Lafarga, puestas más de manifiesto en sus retratos de mujeres y hombres mayores desnudos. Se muestra ya la influencia de Golucho. La obra data de 2012 y es un óleo sobre lienzo de 70 por 70 cm (Fig. 3).

Figura 3. Boceto.

En la obra, Piscina V. Detalle, se representa a un pequeño de uno a dos años de edad, de pie, en traje de baño y agarrado con una mano al borde de una piscina de plástico. Se trata de una vista parcial de un cuadro de mayor tamaño que representa una escena casera de tipo familiar. El niño cabizbajo, está serio y pensativo, como si estuviese pensando si meterse en la piscina o no, o pedir ayuda para introducirse en la misma. El niño ocupa el centro de la imagen, pintada con un color azul intenso para el plástico de la piscina, un color verde para el agua y el plástico del suelo, otro color verde para el traje de baño y las zapatillas del pequeño y, finalmente, un color sonrosado para el cuerpo del niño. La piscina se apoya en un suelo embaldosado con piezas marrones. Anatomía correcta y pinceladas sueltas. La obra data de 2012, es un óleo sobre tabla de 122 por 118 cm (Fig. 4).

Figura 4. Piscina V. Detalle.

En Interior. Detalle, se observa a un pequeño de un año de edad aproximadamente, que bien podría ser el mismo de otras de sus obras, e incluso, dadas las características de la imagen, podría ser familia del propio pintor. Al fondo se observa una mopa, que imprime un ambiente realista y casero tan del gusto de Lafarga. En este caso, el niño está sentado en el suelo de una habitación. Está solo y él mismo sostiene un biberón que se ha llevado a la boca. Ocupa el centro de la imagen y es parte y detalle de una obra mayor, que representa la habitación de una casa. Pese a las pinceladas sueltas, el pintor ha definido muy bien el cuerpo del pequeño que lleva pantalones, camisa y calcetines. No mira al pintor y parece que fija la vista en otro espectador que tiene enfrente. Los colores son una mezcla de cálidos y fríos: marrones y grises para los fondos, y verdes, rosas y rojos para la ropa del niño. Las características anatómicas del pequeño son correctas y la cara muy expresiva; no obstante, los dedos de las manos no están bien delimitados. El cuadro data de 2012, es un óleo sobre tabla y mide 130 por 195 cm (Fig. 5).

Figura 5. Interior. Detalle.

En la obra V y los pájaros suicidas, el pintor nos ofrece una composición diversa y un tanto surrealista. Aparece una niña de unos seis años de edad sentada en un sofá. La imagen ocupa la parte izquierda del cuadro. A la derecha, aparecen imágenes varias, como son: una mesa, un tarro con un pincel y unos recortes de dibujos. Parece un collage. La niña, de cuerpo entero, está un tanto hierática mirando al pintor. Lleva entre sus manos una muñeca. Pincelada suelta y colores fríos en general: grises, blancos, verdes y rojos en diversas tonalidades. Es posible que el pintor haya querido expresar en esta obra, las imágenes que pasan por la mente de esta pequeña. La obra data de 2017, es un óleo sobre tabla y mide 128 por 123 cm (Fig. 6).

Figura 6. V y los pájaros suicidas.

En Blanco, se observa a una niña de unos seis o siete años que posiblemente sea familia del autor o modelo en otras ocasiones; aparece la cabeza y parte del torso. De hecho, se parece a la niña que aparece en el cuadro anterior. Otra vez aparece Golucho en esta obra. El retrato de la niña aparece en la parte derecha del cuadro y contrasta con la parte izquierda que el pintor reserva para colocar otra figura, posiblemente. La niña mira fijamente hacia su derecha, sus rasgos con equilibrados bien proporcionados para la edad que representa. Lleva vestido blanco con dibujos infantiles. El pelo es rubio y ensortijado. Pinceladas sueltas y líneas poco precisas. Colores blancos, marrones y grises, con algún rojo que resalta en los botones y en el vestido. La luz se recibe desde la derecha del cuadro. Fondos con predominio del blanco, gris y verde. Obra en elaboración, es un óleo sobre tela de 26 por 37 cm (Fig. 7).

Figura 7. Blanco.

Bibliografía

– Anónimo. El pintor Paco Lafarga muestra su obra más íntima. 2014. Consultado en: julio de 2018. Disponible en: https://www.efe.com/efe/espana/cultura/el-pintor-paco-lafarga-muestra-su-obra-mas-intima/10005-2494570.

– Salguero M. El pintor Paco Lafarga busca desde la exigencia la emoción y la propia evolución. Consultado en: julio de 2018.Disponible en:
http://www.heraldo.es/noticias/ocio_cultura/cultura/2015/04/25/el_pintor_paco_lafarga_busca_desde_exigencia_emocion_propia_evolucion_356554_308.html.

– Cerdá P. Paco Lafarga: Realismo dramático. 2014. Consultado en: julio de 2018. Disponible en:
https://trianarts.com/paco-lafarga-realismo-dramatico/#sthash.1mofjGSS.aU2wDvaP.dpbs
.

– Tudelilla C. La mirada fotográfica del pintor Paco Lafarga en el Fortea. 2011. Consultado en: julio de 2018. Disponible en: http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/escenarios/mirada-fotografica-pintor-paco-lafarga-fortea_712028.html.

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