10 Cosas que deberías saber sobre…el empleo de opioides como analgésicos |
D. Rodríguez Álvarez, M. García Boyano, I. Noriega Echevarría, E. Pérez Costa
Los opioides son fármacos analgésicos que se unen a receptores específicos en el sistema nervioso central (μ [OP3], κ [OP1] y δ [OP2]).
Se usan fundamentalmente como analgésicos ante dolor de intensidad moderada o grave, si bien, pueden emplearse a dosis menores ante otros síntomas, como la disnea.
A la hora de administrar un opioide como analgésico, debe pautarse una dosis basal a intervalos regulares y una dosis de rescate para dolor incidental o irruptivo.
Al contrario que otros analgésicos, los opioides no presentan una “dosis techo”, por lo que la dosis empleada en caso de que el paciente presente tolerancia o más necesidad de analgesia, puede aumentarse progresivamente.
En Pediatría, el opioide de elección es la morfina, por ser el fármaco más empleado y, por lo tanto, con mayor seguridad. Otros opioides empleados frecuentemente, incluyen: el fentanilo, la metadona, la oxicodona o la buprenorfina.
Los denominados opioides “menores” o “débiles” (codeína y tramadol) han dejado de aconsejarse por problemas en su farmacocinética o por datos insuficientes sobre su utilidad en Pediatría.
Los efectos secundarios más frecuentes al inicio del tratamiento con opioides son: las náuseas, los vómitos, el prurito o el mareo. Muchos desaparecen según se desarrolla tolerancia al fármaco. Con el uso crónico de opioides, el efecto secundario más frecuente es el estreñimiento, para el que algunos autores recomiendan el empleo de laxantes de manera profiláctica.
Efectos secundarios más graves, como la depresión respiratoria o la aparición de dependencia o clínica de abstinencia, son raros si los cambios de dosis o su suspensión, se hacen de acuerdo con los protocolos establecidos.
El cambio de opioide (antiguamente denominado “rotación”) solo debe realizarse cuando el paciente presente efectos secundarios importantes o pérdida de eficacia analgésica. Siempre debe hacerse teniendo en cuenta la potencia analgésica comparativa entre los distintos opioides.
Un aumento en las necesidades analgésicas siempre debe hacer considerar el empleo de fármacos coadyuvantes (p. ej.: fármacos empleados para dolor neuropático), así como de intervenciones no farmacológicas para el control del dolor.
Para saber aún más…
1. Organización Mundial de la Salud. Directrices de la OMS sobre el tratamiento farmacológico del dolor en niños con enfermedades médicas. 2012.
Disponible en: http://apps.who.int/medicinedocs/documents/s19116es/s19116es.pdf.
2. Goldman A, Hain R, Liben S. Oxford Textbook of palliative care for children. 2nd. New York: Oxford University Press. 2012.
3. García Salido A, Martino Alba R. Cuidados paliativos en el paciente crítico pediátrico. En: Casado Flores J, Serrano A. Urgencias y tratamiento del niño grave: síntomas guía, técnicas y cuidados intensivos. Madrid: Ergón; 2014; p. 1679-90.
4. Ortiz San Román L, Martino Alba RJ. De Interés especial: enfoque paliativo en pediatría. Pediatr Integral. 2016; XX(2): 131.e1-131.e7.