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PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº8 – DICIEMBRE 2021

Actividad física en niños y adolescentes con enfermedad cardiovascular

M.T. Fernández Soria, D. Crespo Marcos
Temas de FC


M.T. Fernández Soria, D. Crespo Marcos

Cardiología Pediátrica. Hospital Universitario Fundación Alcorcón. Madrid

Resumen

Los niños y adolescentes tienen la necesidad innata de llevar a cabo actividades físicas que son, además, necesarias para un adecuado desarrollo físico, emocional y psicosocial, tanto en sujetos sanos como en aquellos afectos de cardiopatías congénitas u otras enfermedades cardiovasculares.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la realización de actividad física moderada o vigorosa durante, al menos, 60 minutos diarios, siendo fundamental evitar períodos prolongados de sedentarismo, pues constituye un factor de riesgo cardiovascular independiente.
Si bien, han sido documentados numerosos beneficios relacionados con la práctica deportiva, puede también conllevar riesgos para la salud si no se practica de manera segura. Por ello, es importante realizar en cardiópatas, revisiones cardiológicas periódicas, de forma que se pueda prescribir la actividad física acorde a su patología. Asimismo, es recomendable realizar en la población general, reconocimientos cardiológicos predeportivos que incluyan un electrocardiograma, para poder detectar cardiopatías que hubieran podido pasar inadvertidas, y que puedan suponer un riesgo para la salud de niños y adolescentes en relación con la práctica deportiva.
En este capítulo, se revisan las recomendaciones deportivas en niños y adolescentes con distintas patologías cardiovasculares.

 
 

Abstract

Children and adolescents have the innate need to carry out physical activities, which are also necessary for adequate physical, emotional and psychosocial development both in healthy subjects and in those affected by congenital heart disease or other cardiovascular diseases.
The World Health Organization (WHO) recommends moderate or vigorous physical activity for at least 60 minutes a day, and thus, avoiding prolonged periods of sedentary lifestyle as it constitutes an independent cardiovascular risk factor.
While many benefits linked to practicing sports have been documented, it can also carry health risks if it is not performed safely. For this reason, it is important to accomplish periodic cardiac check-ups in cardiac patients so that physical activity can be prescribed according to their pathology. Likewise, it is advisable to perform pre-sport cardiological examination in the general population, including an electrocardiogram, in order to detect heart diseases that could have remained unnoticed, and that may pose a risk to the health of children and adolescents in relation to sport practice.
This chapter reviews sport recommendations for children and adolescents with different cardiovascular diseases.

 

Palabras clave: Actividad física; Reconocimiento predeportivo; Electrocardiograma; Cardiopatía.

Key words: Physical activity; Preparticipation medical evaluation; Electrocardiogram; Heart disease.

 

Pediatr Integral 2021; XXV (8): 413 – 425

 


Actividad física en niños y adolescentes con enfermedad cardiovascular

La OMS recomienda realizar actividad física moderada o vigorosa durante, al menos, 60 minutos diarios, evitando períodos prolongados de sedentarismo.

Los niños y adolescentes poseen la necesidad innata de moverse, jugar y llevar a cabo actividades físicas. La actividad física es necesaria para el adecuado desarrollo físico, emocional y psicosocial de los niños, tanto sanos como afectos de cardiopatías congénitas u otras enfermedades cardiovasculares(1).

La Organización Mundial de la Salud recomienda la realización de actividad física moderada o vigorosa durante, al menos, 60 minutos diarios(2), si bien, superar la hora diaria aporta beneficios adicionales para la salud. Es fundamental evitar el sedentarismo, pues este ha sido identificado como un grave problema de salud en los niños y adolescentes, y ha cobrado aún mayor relevancia en los últimos meses en relación con las inevitables restricciones en la actividad física derivadas de la pandemia.

Cualquier tipo de actividad cotidiana es mejor opción que permanecer sedentario. Por ello, en los desplazamientos es muy recomendable caminar, utilizar la bicicleta o el patinete y subir las escaleras, en vez de utilizar medios de transporte, ascensores y escaleras mecánicas. Debemos, además, tener presente que los niños nos toman como referentes, por lo que es crucial que los adultos adoptemos unos hábitos saludables, pues reportarán efectos positivos, tanto en nosotros mismos como en los menores de nuestro entorno.

En cuanto a los niños y adolescentes cardiópatas, es habitual la sobreprotección en forma de restricción de la actividad física por parte de padres, cuidadores y médicos. Ello conlleva sedentarismo, con mayor probabilidad de desarrollar factores de riesgo cardiovascular. Por ello, la promoción de actividad física, en detrimento de actividades sedentarias, y la prescripción deportiva adecuada, debería ser un objetivo prioritario en cada revisión de estos pacientes. Aun cuando en ciertos casos, esté contraindicado el deporte de competición, es muy importante aconsejar un modo de vida activo y programas de entrenamiento físico adecuados a su situación.

Tipos de actividad física y ejercicio

La división de los deportes en niveles recreativo y de competición en la edad pediátrica es más teórica que aplicable a la vida real.

Pueden definirse distintos tipos de actividad física y ejercicio:

Actividad física: cualquier actividad corporal que resulte de la contracción muscular y conlleve al aumento de las necesidades metabólicas por encima de la situación de reposo. En general, la actividad física moderada comporta un aumento de las necesidades metabólicas superior a 3-6 veces la del reposo.

Deporte recreativo: actividad física voluntaria en la que el participante tiene la libertad de parar en cualquier momento.

Deporte de competición: actividad física organizada en la que el participante no establece la duración de la actividad y suele requerir más intensidad que la deseada.

Entrenamiento físico: actividad desarrollada bajo un programa especializado con el objetivo de aumentar la capacidad física.

Hábito de vida sedentario: ausencia o muy escasa actividad física. Se caracteriza por el aumento de horas dedicadas a actividades sedentarias, como ver la televisión, jugar a videojuegos o utilizar el ordenador.

La división de los deportes en niveles recreativo y de competición en la edad pediátrica es más teórica que aplicable a la vida real, pues es bien sabido que en numerosas ocasiones, la intensidad realizada y el tiempo empleado en la práctica de ejercicio físico recreativo supera con creces al competitivo, hecho que se debe tener en consideración de cara a las recomendaciones de actividad física ante enfermedades cardiovasculares.

Componentes de la actividad física. Clasificación de los deportes

Los componentes de la actividad física son el dinámico (ejercicio de resistencia) y el estático (ejercicio de fuerza).

Existen fundamentalmente 2 componentes de la actividad física:

1. Componente dinámico: característico de actividades continuas que movilizan grandes grupos musculares (ejercicio de resistencia). En general, requieren poca fuerza y generan un gasto metabólico importante, sobre todo, aeróbico.

2. Componente estático: característico de pequeños desplazamientos de uno o varios segmentos corporales contra fuerzas externas (ejercicio de fuerza). Generan un gasto metabólico anaeróbico.

Los deportes más cardiosaludables, siempre practicados con regularidad y un adecuado entrenamiento, son aquellos con un componente dinámico alto y estático bajo. Por el contrario, es muy poco recomendable abusar de deportes con componente estático alto y dinámico bajo (p. ej., levantamiento de pesas o calistenia), pues conllevan esfuerzos bruscos de elevada intensidad, acompañados en muchos casos, de aumento en la presión intraabdominal y apnea inspiratoria (cese de la respiración durante varios segundos). Todo ello provoca importantes modificaciones en la frecuencia cardíaca y en la tensión arterial, comprometiendo además el retorno venoso, lo que puede resultar perjudicial. En la tabla I se expone la clásica clasificación de los deportes, según sus componentes(3).

En la tabla II se expone la clasificación de los deportes en 4 grupos de disciplinas (habilidad, potencia, mixtos y resistencia), según los cambios hemodinámicos asociados con el entrenamiento físico y en el impacto cardiovascular a largo plazo(4). Dicha estratificación es la adoptada en las vigentes guías europeas, que serán comentadas más adelante en el texto.

 

Beneficios de la actividad física

La actividad física tiene numerosos beneficios a nivel físico, psíquico y social.

Los numerosos beneficios de la actividad física, así como los riesgos de la inactividad en personas, tanto sanas como en portadores de cardiopatías, incluyendo escolares, han sido ampliamente documentados en la bibliografía(5,6). Los efectos beneficiosos incluyen: mejoría en la función musculoesquelética, vascular, en el sistema inmunológico y a nivel psicoafectivo, cognitivo y social. También repercute positivamente en la salud ósea y en el perfil lipídico. Además, disminuye el riesgo de adquisición de conductas de riesgo, como son el consumo de alcohol, tabaco u otras drogas, y favorece el desarrollo de liderazgo y autoestima.

Asimismo, los riesgos para la salud derivados de la inactividad, como son la obesidad, la hipertensión, la diabetes, la enfermedad ansio-depresiva y la aterosclerosis, entre otros, persisten aun cuando se cumplen las recomendaciones de actividad física de intensidad moderada o vigorosa de, al menos, 1 hora al día. Por ello es importante inculcar a nuestra población pediátrica un hábito de vida activo, huyendo del sedentarismo. De poco sirve hacer por ejemplo 60 minutos diarios de bicicleta si el resto de la jornada se dedica principalmente a entretenimiento con videojuegos y nuevas tecnologías.

En consonancia con ello, el Comité español de expertos de Educación Física del Consejo COLEF propone como educación física escolar de calidad, aquella que cumple lo siguiente(7):

• Se trata de una experiencia de aprendizaje planificada, progresiva e inclusiva que forma parte del currículo desde educación infantil hasta bachillerato.

• Constituye el punto de partida para la adquisición de hábitos saludables y el compromiso con la actividad física y deporte a lo largo de la vida.

• Supone la experiencia de aprendizaje que se ofrece a los niños y jóvenes para ayudarles a adquirir las habilidades psicomotrices, la comprensión cognitiva y las aptitudes sociales y emocionales que necesitan para llevar una vida físicamente activa y plenamente satisfactoria.

Riesgos de la actividad física

Si la práctica deportiva no se realiza de manera segura, puede tener riesgos para la salud con potencial repercusión en la morbi-mortalidad.

La práctica deportiva puede tener riesgos para la salud si no se practica de manera segura, con potencial repercusión en la morbi-mortalidad. Por ello es importante en cardiópatas realizar revisiones cardiológicas periódicas, de forma que se pueda prescribir la actividad física acorde a su patología, estableciendo, si fuera necesario, las restricciones oportunas.

Además del riesgo cardiovascular, pueden producirse lesiones del aparato locomotor. En aras de su prevención, la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) sugiere en el documento Sports Specialization and Intensive Training in Young Athletes(8), descansar, al menos, 1 o 2 días a la semana de práctica deportiva, y como mínimo hacer 3 períodos de reposo deportivo anuales de 1 mes de duración cada uno. En la mencionada publicación se señalan una serie de premisas con el objetivo de disminuir el riesgo de lesiones y favorecer la adquisición del saludable hábito deportivo, a las cuales nos adherimos plenamente:

• El objetivo primordial de la práctica deportiva en la infancia, debe ser adquirir unos hábitos saludables que se mantengan a lo largo de la vida.

• Es recomendable practicar diversos deportes, pues ello disminuye el riesgo de lesiones, estrés y burnout.

• Se debe diversificar la práctica deportiva en los primeros años de la infancia, y retrasar la especialización en algún deporte en concreto, pues de esta manera se aumenta la probabilidad de adherencia a largo plazo.

¿Es necesario hacer revisiones cardiológicas predeportivas?

Es recomendable realizar revisiones cardiológicas predeportivas que incluyan un electrocardiograma.

Existe consenso general en la necesidad de realizar un cribado predeportivo, aunque con enormes divergencias en cuanto a los protocolos y a las bases legales en los distintos países. La necesidad de su realización se basa en la importancia de detectar la presencia de cardiopatías que hubieran podido pasar inadvertidas, y que puedan suponer un riesgo para la salud de niños y adolescentes en relación con la práctica deportiva. En pacientes con enfermedad cardiovascular conocida, es fundamental evaluar su situación funcional para poder orientar el tipo e intensidad de actividad física que se debe llevar a cabo.

Las principales guías, que son las elaboradas por la American Heart Association (AHA)(9) y, en Europa, la recientemente publicada por la European Society of Cardiology (ESC) y la Association for European Paediatric and Congenital Cardiology (AEPC)(10), incluyen cuestionarios más o menos exhaustivos en cuanto a anamnesis, antecedentes personales y familiares, además de una completa exploración física. La principal controversia radica en la realización o no de un electrocardiograma (ECG) de forma sistemática. En Estados Unidos no se aconseja la realización rutinaria de un ECG en la población general(9), mientras que en Europa, sí se recomienda como parte fundamental en los reconocimientos predeportivos(10).

La AHA argumenta, para no incluirlo, su baja especificidad, alto coste económico y la dificultad de implicar a los médicos en la realización de reconocimientos médicos de despistaje cardiovascular. Sin embargo, cada vez son más las evidencias que demuestran la utilidad del mismo(11,12).

En España disponemos desde el año 2015, de la Guía Clínica de Evaluación Cardiovascular previa a la práctica deportiva en Pediatría(1), elaborada por la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas (SECPCC) y el Consejo Superior de Deportes (CSD), y avalada por numerosas Sociedades Científicas. En dicho documento, pendiente de actualización en próximas fechas, se recomienda la realización de una evaluación cardiovascular predeportiva para cualquier nivel de actividad en niños a partir de los 6 años de edad. Los reconocimientos incluyen: anamnesis con búsqueda de signos y síntomas de alarma, antecedentes personales y familiares, una completa exploración física y un ECG de 12 derivaciones. Consideramos que los profesionales más adecuados para la realizar estas evaluaciones deben tener aptitud en la valoración cardiovascular de niños y adolescentes, así como un profundo conocimiento de la interpretación del ECG. Siendo estos profesionales: cardiólogos pediátricos, pediatras, cardiólogos, médicos del deporte y médicos de familia. A tal efecto, se realizarán cursos de formación desde las Sociedades científicas con el objetivo de ampliar el personal médico cualificado para realizar estas revisiones(1). Además, en aquellos casos en que se detecten patologías cardiovasculares, se indican las pruebas complementarias a realizar, la periodicidad de las revisiones y las recomendaciones específicas sobre práctica deportiva.

Asimismo, en nuestro país, también contamos con la publicación “Recomendaciones para la práctica de ejercicio físico en pacientes cardiópatas en edad escolar”(13), editada recientemente por la Xunta de Galicia.

Recomendaciones para la práctica deportiva en niños y adolescentes con enfermedad cardiovascular

Las recomendaciones sobre la práctica deportiva en cardiópatas dependen de cada patología, tendiendo, en la actualidad, a evitar las restricciones en la medida que sea posible.

Las recomendaciones acerca de la práctica deportiva varían en función del tipo de cardiopatía, de su repercusión hemodinámica, de la capacidad funcional y del tratamiento recibido, así como de la intensidad de la actividad planificada(14). Si bien, son recomendaciones generales, cada caso debe ser manejado de forma individualizada, consensuando su realización con la familia y el paciente.

Los estudios indicados en cada patología y las revisiones a seguir pueden consultarse con detalle en el documento original(1). No obstante, a continuación, se exponen unas nociones básicas por grupos de patologías.

Cardiopatías congénitas

Se recomienda la realización de ejercicio físico moderado regular a todas las personas con cardiopatías congénitas(14). En el caso de que el paciente desee participar en deportes de competición, debe ser remitido a Cardiología Pediátrica para una valoración cardiológica específica. A continuación, se exponen las recomendaciones específicas.

Cardiopatías con cortocircuitos simples

Se incluyen aquí la comunicación interauricular (CIA) e interventricular (CIV) y el ductus arteriosus persistente (DAP).

No intervenidas: pacientes sin repercusión hemodinámica ni arritmias pueden participar, tanto a nivel recreativo como de competición, en todos los deportes(1,15). Una excepción son los deportes subacuáticos (p. ej., submarinismo), que se contraindican hasta la corrección del defecto. Pacientes con repercusión hemodinámica se valorarán de forma individualizada, pudiendo considerar la participación en deportes de baja intensidad (clase IA)(15).

Intervenidas (tras cierre quirúrgico o percutáneo): en pacientes sin cortocircuitos residuales, sin datos de hipertensión pulmonar, disfunción miocárdica ni arritmias significativas, están permitidos todos los deportes tras 3-6 meses de la intervención(15). En caso contrario, se limitará la participación deportiva, con la posible excepción de deportes de intensidad leve (clase IA). En el caso de implantación de dispositivos percutáneos, se deben evitar los deportes de contacto durante los primeros 6 meses(1).

Cardiopatías complejas

Engloban un grupo heterogéneo y poco frecuente de pacientes con un difícil manejo clínico. Suelen presentar varias anomalías asociadas (entre las que se encuentran: el canal auriculoventricular, la D-transposición de grandes arterias, la transposición de grandes arterias congénitamente corregida, la tetralogía de Fallot y la anomalía de Ebstein), con gran heterogeneidad en su presentación, por lo que debemos tener en cuenta diferentes aspectos: número y tipo de intervenciones quirúrgicas/percutáneas, cortocircuitos y lesiones residuales, disfunción ventricular, capacidad funcional y aparición de arritmias. Por tanto, este grupo de pacientes debe ser evaluado por su centro de referencia antes de iniciar la práctica deportiva. De forma general, los pacientes que, tras la corrección quirúrgica, están asintomáticos con buen resultado hemodinámico y sin aparición de arritmias significativas en el Holter ECG o en la prueba de esfuerzo, podrán realizar actividad física recreativa sin limitaciones(15,16). La actividad deportiva de competición, siempre se evaluará de forma individualizada. A continuación, se comentará la coartación de aorta:

Coartación de aorta: Puede darse de forma aislada (estrechamiento a nivel del istmo aórtico) o formando parte de cardiopatías más complejas. La hipertensión arterial (HTA) persistente es el problema común más asociado, incluso en pacientes intervenidos. A menudo, se considera parte de una aortopatía, particularmente cuando se asocia con una válvula aórtica bicúspide. Esto hace que la aorta sea más vulnerable a la dilatación, la formación de aneurismas, disección y ruptura. A largo plazo, tanto los pacientes intervenidos como los no intervenidos tienen una morbi-mortalidad cardiovascular aumentada. Una de las alteraciones más llamativas es la respuesta hipertensiva al ejercicio físico, que se asocia a HTA persistente en el seguimiento de estos pacientes. En la tabla III, se exponen las recomendaciones específicas(15,16).

 

Hipertensión pulmonar
Enfermedad vascular pulmonar asociada a cardiopatías congénitas y cardiopatías cianógenas (no operadas o tras shunt paliativos)

En este grupo se engloban pacientes con cardiopatías cianógenas no reparadas o tras shunt paliativos, aquellos con cardiopatías con cortocircuito izquierda-derecha no intervenidas que han desarrollado enfermedad vascular pulmonar e hipertensión pulmonar (HTP) establecida (síndrome de Eisenmenger) y pacientes con HTP residual tras tratamiento corrector.

Son un grupo con alto riesgo de muerte súbita durante la práctica deportiva y, por regla general, tienen una baja tolerancia al ejercicio y autolimitan su actividad(15). Los programas de ejercicio regular han mostrado mejoras en los parámetros hemodinámicos, en la capacidad funcional y en la calidad de vida de estos pacientes. Por su complejidad, la prescripción deportiva debe realizarse de forma individualizada y por profesionales especializados. Se debe fomentar la actividad física recreativa que no requiera un esfuerzo máximo, siempre que no aparezcan síntomas y la cianosis siga siendo aceptable(16). Se debe evitar el ejercicio a altitudes superiores a los 1.500 metros(1).

En cuanto a los deportes de competición, actualmente se recomienda(15):

• Pacientes con presión arterial pulmonar media (PAPm) <25 mmHg: permitidos todos los deportes.

• Pacientes con HTP moderada o grave, PAPm>25 mmHg: permitidos los deportes de baja intensidad (clase IA).

• Pacientes con cardiopatías cianógenas no reparadas estables y sin síntomas clínicos de insuficiencia cardiaca: pueden realizar deportes de baja intensidad (clase IA).

Valvulopatías

No existen estudios prospectivos que examinen el impacto del ejercicio en la progresión de la enfermedad valvular(14). De forma general, pacientes asintomáticos con disfunción valvular leve o moderada, con función ventricular conservada y buena respuesta al ejercicio en la ergometría, se consideran de bajo riesgo y pueden participar en todos los deportes, tanto a nivel recreativo como de competición(14). En caso contrario, deben ser evaluados de forma individualizada.

En la tabla IV, se recogen las valvulopatías más frecuentes en Pediatría y las recomendaciones en cuanto a la práctica deportiva en función del tipo de lesión y grado de afectación(1,14,17).

Para valvulopatías mixtas, se debe seguir la recomendación para la lesión predominante.

A continuación, se exponen las recomendaciones para dos de las principales valvulopatías: la válvula aórtica bicúspide y el prolapso mitral.

Válvula aórtica bicúspide(14,16)

Pacientes con válvula normofuncionante:

• Sin dilatación de la aorta ascendente: permitidos todos los deportes.

• Dilatación leve de aorta ascendente: no se recomiendan los deportes de alta carga estática (clase III).

• Dilatación moderada de aorta ascendente: solo permitida la actividad física clase IA y IB, evitando deportes de contacto.

• Dilatación severa de aorta ascendente, se recomienda solo la actividad física recreativa de intensidad leve.

En casos de disfunción valvular (estenosis y/o insuficiencia) o coexistencia de coartación de aorta, se aplicarán las recomendaciones correspondientes.

Prolapso mitral

Se restringe la actividad física ante pacientes que hayan sufrido algún proceso tromboembólico o síncope de causa no explicable, presencia de QTc largo, arritmias ventriculares significativas en el Holter ECG, antecedentes familiares de muerte súbita de familiares con prolapso mitral o que tengan una insuficiencia mitral severa o disfunción de ventrículo izquierdo (VI)(1).

Miocardiopatías, miocarditis y pericarditis

Las enfermedades del miocardio se asocian a un mayor riesgo de arritmias cardíacas potencialmente graves y muerte súbita o parada cardíaca durante el ejercicio(14,18). Las recomendaciones sobre la práctica deportiva se establecerán de forma individualizada, considerando: el estado sintomático, el perfil de riesgo de muerte súbita cardiaca (MSC), la historia natural de la enfermedad, la edad y las características de la disciplina deportiva(18).

Miocardiopatía hipertrófica (MCH)

En la actualidad, contamos con dos abordajes principales para estratificar el riesgo de MSC en la MCH, uno sugerido por la AHA(19) y otro por la Sección de Cardiología de Deportes de la AEPC de la ESC(18). La AHA sugiere que pacientes con fenotipo clínico y diagnóstico inequívoco no deben participar en deportes de competición (excepto deportes de clase IA), con independencia de la estratificación del riesgo. Sin embargo, la ESC es más flexible y valora considerar la participación en deportes de competición y actividad física recreativa de mayor intensidad (excepto deportes donde el síncope puede asociar riesgo vital), para pacientes sin ningún factor de riesgo y tras una exhaustiva evaluación en una Unidad especializada. Individuos genéticamente positivos para MCH, pero con fenotipo negativo, pueden participar en todos los deportes(14,18).

Miocardiopatía dilatada (MCD)

Los factores de riesgo relacionados con eventos adversos durante la práctica deportiva son: la disfunción del VI, la presencia de arritmias ventriculares frecuentes o complejas en el Holter ECG o en la ergometría, síncope inexplicado, antecedente de parada cardiaca y genotipo de alto riesgo. En los últimos años, se ha descrito que la presencia de realce tardío con distribución típica en pared media en la Resonancia Magnética (RM), se ha asociado con un mayor riesgo de arritmias ventriculares y MSC(14). Las vigentes recomendaciones de la ESC para la práctica deportiva son las siguientes(14,18):

• Valorar la actividad física recreativa de intensidad baja a moderada (clase IA, IB) en todos los individuos con MCD, con independencia de la función del VI, asintomáticos y sin arritmias ventriculares inducidas por el ejercicio.

• La participación en deportes de alta o muy alta intensidad, incluidos los deportes de competición (excepto deportes en los que el síncope puede asociar riesgo vital), puede valorarse tras una evaluación exhaustiva en individuos asintomáticos y sin ningún factor de riesgo.

• Se contraindican los deportes de competición en caso de síntomas o algún factor de riesgo, con posible excepción de deportes de clase IA.

• Individuos con genética positiva (excepto mutaciones de alto riesgo) y fenotipo negativo: permitidos todos los deportes.

Miocardiopatía no compactada(14,18,19)

Se puede considerar la participación en actividades recreativas de alta intensidad y deportes competitivos para pacientes asintomáticos sin ningún factor de riesgo. La presencia de algún factor de riesgo contraindica el deporte de competición, con la posible excepción de los deportes de clase IA.

Individuos con genética positiva y fenotipo negativo, pueden participar en todos los deportes, incluidos los de competición, con la excepción de pacientes portadores de mutaciones de alto riesgo.

Miocardiopatía arritmogénica(14,18,19)

No se recomienda la participación en deportes recreativos de alta intensidad o en cualquier deporte de competición, incluidos aquellos pacientes con genotipo positivo y fenotipo negativo.

Miocarditis(14,18,19)

Es una de las causas más frecuentes de MSC durante el ejercicio. Se asocia generalmente a eventos arrítmicos que no siempre se correlacionan con la severidad de la inflamación del miocardio o los niveles séricos de troponina, pero sí con la disfunción ventricular. Está contraindicada cualquier actividad deportiva en pacientes con sospecha o diagnóstico de miocarditis activa. A los 3-6 meses del inicio de la enfermedad, se podrá valorar la reanudación deportiva, incluidos los deportes de competición, tras una evaluación cardiológica completa, siempre y cuando se cumplan los siguientes criterios: normalización de la función ventricular, normalización de marcadores séricos inflamatorios, de daño miocárdico y de fallo cardíaco, y ausencia de arritmias relevantes en el Holter ECG y en la ergometría, y normalización del ECG basal (la persistencia de pequeñas alteraciones en el segmento ST y en la onda T no son per se, motivo de restricción deportiva)(1). Se desconoce la importancia clínica de la persistencia de realce tardío de gadolinio en la RM, sin embargo, la cicatriz del miocardio es una fuente potencial de arritmias ventriculares. En estos casos, parece prudente realizar valoración individualizada de cada caso.

Pericarditis(14,19)

La pericarditis es, en general, una enfermedad de muy buen pronóstico. Durante la fase aguda no está permitida la práctica de ningún deporte. La reanudación a la actividad deportiva, incluido el deporte de competición, se valorará a partir del tercer mes del inicio de la enfermedad (en casos leves de rápida recuperación, puede ser al mes), tras recuperación completa de la enfermedad (asintomáticos, biomarcadores séricos normales, función ventricular normal y ausencia de arritmias ventriculares frecuentes/complejas en reposo, en el Holter ECG o en la ergometría). En los casos de afectación miocárdica concomitante, las recomendaciones se regirán por las comentadas en la miocarditis. No se recomienda la participación en ejercicios de intensidad moderada-alta, incluidos los deportes de competición, a pacientes con pericarditis constrictiva.

Arritmias y trastornos arritmogénicos

Las arritmias cardiacas pueden ser o no debidas a cardiopatías estructurales subyacentes y pueden ser adquiridas o heredadas. En deportistas, es fundamental descartar si existe una enfermedad cardiaca asociada. Las preguntas que debemos responder a la hora de prescribir actividad física a pacientes con arritmias y/o trastornos arritmogénicos son las siguientes(20): ¿la práctica deportiva supone un mayor riesgo de arritmias potencialmente mortales?, ¿el control de los síntomas puede obstaculizar el rendimiento y/o reducir la calidad de vida?, ¿cuál es el impacto del deporte en la progresión natural de la condición arritmogénica subyacente?

La distinción entre variantes de la normalidad, a menudo exageradas por la fisiología específica del deportista, y las arritmias que pueden ser sintomáticas o potencialmente mortales, pueden ser un desafío importante para el cardiólogo(21). Todo esto hace que las recomendaciones para la participación deportiva en individuos con condiciones arritmogénicas sean complejas y deben ser evaluadas de forma individualizada. En la tabla V, se sintetizan las recomendaciones deportivas para pacientes con arritmias o trastornos arritmogénicos sin cardiopatía estructural(1,20-22).

La presencia de síntomas o el no cumplimiento de los criterios de elegibilidad son criterio de valoración individualizada por una Unidad especializada en Arritmias Pediátricas, antes de iniciar la práctica deportiva.

Canalopatías

Todos los pacientes con sospecha o diagnóstico de canalopatía deben ser evaluados en una Unidad especializada de Arritmias Pediátricas, antes de realizar cualquier actividad deportiva.

Síndrome de QT largo (SQTL)(14,22,23): El riesgo de eventos cardíacos durante las actividades deportivas es, en gran parte, específico de la genética. Pacientes con SQTL1 tienen un mayor riesgo de MSC durante el ejercicio. Las precauciones generales de todas las personas con SQTL que hacen ejercicio incluyen: evitar los fármacos que prolongan el intervalo QT (www.crediblemeds.org), la deshidratación y el desequilibrio electrolítico. Se recomienda, además, que estén en tratamiento con betabloqueantes y se debe promover un entorno seguro (supervisión de la actividad, planes de actuación establecidos, disponibilidad de desfibrilador externo…). De forma general, se evitarán aquellos deportes de riesgo vital en caso de síncope. Pacientes con SQTL1 evitarán los deportes acuáticos y sumergirse en agua fría bruscamente. Las actividades con ruidos bruscos se evitarán en pacientes con SQTL2. Los portadores de una mutación con fenotipo negativo (QTc en límites normales) deben ser evaluados de forma individualizada, teniendo en cuenta el tipo y el entorno de los deportes (individual frente a en equipo), el tipo de mutación y el alcance de las medidas de precaución que se pueden establecer a la hora de realizar la práctica deportiva. No se recomiendan los deportes recreativos de alta intensidad ni competitivos, en pacientes con un QTc> 500 ms o con SQTL confirmado. El deporte de competición queda contraindicado en pacientes con antecedentes de parada cardíaca o síncope arrítmico.

Síndrome de QT corto(22): No se permiten los deportes de competición. Se puede valorar la realización de actividad física recreativa de baja a moderada intensidad en pacientes asintomáticos y sin antecedentes familiares de MSC.

Síndrome de Brugada(14,22,23): Tanto para pacientes con diagnóstico confirmado como para portadores de mutaciones fenotípicamente negativos, las precauciones generales son: evitar fármacos desencadenantes (www.brugadadrugs.org), la deshidratación y aumentos de la temperatura central (evitar hacer deporte en condiciones cálidas/húmedas, deportes de resistencia prolongados como triatlón y maratones, evitar saunas y baños de vapor…). En caso de fiebre, esta debe tratarse de forma enérgica. Se evitarán aquellos deportes de riesgo vital en caso de síncope. Pacientes asintomáticos (con diagnóstico confirmado, portadores de mutación o con un patrón ECG inducible) pueden participar en todos los deportes siempre y cuando cumplan las medidas generales comentadas anteriormente y tras valoración individualizada por una Unidad especializada.

Taquicardia ventricular polimórfica catecolaminérgica (TVPC)(22): No se recomiendan los deportes competitivos (excepto los deportes de clase IA) y deportes recreativos de alta intensidad a los pacientes sintomáticos o asintomáticos con extrasístoles ventriculares en bigeminismo, parejas o taquicardia ventricular no sostenida inducidas por el ejercicio. Los deportes recreativos de baja y moderada intensidad pueden ser valorados en pacientes asintomáticos (al menos, 3 meses) con prueba de esfuerzo sin ningún tipo de arritmia ventricular y bajo tratamiento adecuado. Los portadores de una mutación patogénica sin un fenotipo manifiesto, deben tratarse como pacientes con TVPC manifiesta.

Pacientes portadores de marcapasos o desfibrilador automático implantable (DAI)(14,22)

Deben seguir las recomendaciones relacionadas con la enfermedad subyacente cuando estas exigen restricciones deportivas, evitando la práctica de deportes con alto riesgo de impacto. En el caso de deportes con riesgo ocasional de impacto (fútbol, baloncesto…), se debe llevar una protección adecuada para evitar traumatismos sobre la zona del implante. Se permite la realización de deportes con componente dinámico bajo-moderado y estático bajo (IA, IB) en el caso de pacientes portadores de marcapasos con adecuada respuesta cronotropa al ejercicio, función ventricular normal y sin arritmias ventriculares malignas, y en pacientes con DAI con función ventricular normal sin arritmias malignas y tras 6 meses de la implantación. La participación en deportes de mayor intensidad debe ser evaluada de forma individualizada.

Síndrome de Marfan(14,24)

Los pacientes con síndrome de Marfan pueden presentar a nivel cardiovascular: prolapso de la válvula mitral, insuficiencia mitral, dilatación de la raíz aórtica, disección aórtica. La disección aórtica aguda en el síndrome de Marfan u otras aortopatías, es una causa importante de muerte súbita en deportistas. Se aconseja actividad física de baja intensidad y un estilo de vida saludable a todos los pacientes, también cuando existe dilatación aórtica.

Establecemos las siguientes recomendaciones de acuerdo a las últimas directrices de la AHA y tras una valoración cardiológica completa:

• Se podrá valorar la participación en deportes competitivos con componente estático bajo-moderado y dinámico bajo (clases IA y IIA), siempre y cuando no tengan ninguno de los siguientes factores:

- Dilatación de la raíz aórtica (z-score >2 o diámetro aórtico >40 mm, o >2 desviaciones estándar de la media en relación con la superficie corporal en niños o adolescentes <15 años).

- Insuficiencia mitral moderada o grave.

- Disfunción sistólica del VI (FE <40%).

- Antecedentes familiares de disección aórtica con un diámetro aórtico <50 mm.

• Los deportes de alta intensidad y aquellos con riesgo de impacto quedan contraindicados. El aumento de la tensión arterial y el estrés aórtico, durante este tipo de deportes, sitúa a estos pacientes en riesgo de disección aórtica y/o formación de aneurismas.

Hipertensión arterial

Las recomendaciones sobre la práctica deportiva vienen definidas por el grado de hipertensión y su repercusión (es importante evaluar: el daño orgánico –cerebro, riñón, vascular y retina–, la hipertrofia ventricular izquierda, la enfermedad cardiovascular y la presencia de síntomas), basándonos en las últimas guías de la AAP y la Guía Europea(25,26). Las principales diferencias se centran en los criterios para el diagnóstico y clasificación de la hipertensión arterial. En esta revisión, hemos tomado la clasificación de la AAP de 2017. De forma general, todos los niños con tensión arterial elevada o hipertensión deben realizar cambios en el estilo de vida, esto incluye: realizar actividad física diaria, evitar >2 h diarias de actividades sedentarias, adecuado control de peso, llevar una dieta saludable, adecuar la ingesta de sal, evitar el consumo de tabaco, de alcohol/tóxicos y reducir el estrés. Los niños y adolescentes con HTA pueden participar en deportes de competición una vez que se haya evaluado la situación clínica, los efectos sobre los órganos diana y el riesgo cardiovascular (Tabla VI).

 

Riesgo de cardiopatía isquémica

En deportistas de más de 30 años de edad, la principal causa de MSC es la enfermedad ateroesclerótica coronaria(27), mientras que en la edad pediátrica es rara. A continuación, se detallan las principales causas de cardiopatía isquémica en niños.

Anomalías congénitas de las arterias coronarias(14,15,27)

Se considera una causa común de MSC en deportistas adolescentes. La prevalencia en población general es del 0,44%. Síntomas como el dolor torácico y el síncope con el ejercicio y la MSC, pueden ser la primera manifestación clínica. Sin embargo, la mayoría de los pacientes son asintomáticos. En deportistas de alta competición o ante sospecha clínica en cualquier deportista, se debe descartar la presencia de anomalías congénitas coronarias mediante ecocardiografía o angiografía coronaria por TAC o RM o por coronariografía por cateterismo.

Mientras que la Guía Clínica española de Evaluación Cardiovascular previa a la práctica deportiva en Pediatría contraindica cualquier actividad deportiva hasta la reparación quirúrgica(1), en las últimas guías de la AHA y ESC valoran la posibilidad de realizar deportes de intensidad leve (clase IA), incluido deporte de competición a la espera de reparación quirúrgica y siempre que se trate de anomalías que no discurran entre los grandes vasos, no tengan la luz estrecha o angulada en su origen ni tengan recorrido intramural, y tras valoración completa del riesgo por un cardiólogo especializado, y en consenso con la familia y el paciente. Se puede valorar la participación en todos los deportes tras 3 meses de la reparación quirúrgica en pacientes asintomáticos y con ausencia de datos de isquemia inducible o arritmias cardiacas complejas en la ergometría.

Enfermedad de Kawasaki(27,28)

Las recomendaciones para la práctica deportiva en los pacientes que han padecido la enfermedad de Kawasaki se establecen según el riesgo relativo de desarrollar isquemia miocárdica, teniendo en cuenta las dimensiones de la luz de las coronarias, según la clasificación americana basada en las puntuaciones z-score ajustadas a la superficie corporal. En la tabla VII, se definen los diferentes grupos y sus recomendaciones específicas.

De forma general, no se permite la práctica deportiva hasta pasadas 6-8 semanas desde el inicio de la fase aguda y tras valoración cardiológica y se debe promover un estilo de vida activo con ejercicio aeróbico regular. El tratamiento con anticoagulantes o antiagregantes contraindica los deportes de contacto.

Función del pediatra de Atención Primaria

La función del pediatra de atención primaria en pacientes con enfermedad cardiovascular debe estar enfocada en promover un estilo de vida saludable, evitar el sedentarismo y recomendar actividad física de forma regular y de acuerdo a las recomendaciones de la OMS siempre y cuando no exista contraindicación por su patología de base. Si en algún momento los pacientes quisieran participar en deportes de mayor intensidad o a nivel de competición debe consultarse con el especialista en Cardiología Pediátrica para establecer unas recomendaciones específicas.

Bibliografía

Los asteriscos muestran el interés del artículo a juicio de los autores.

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Bibliografía recomendada

– Crespo Marcos D, Pérez-Lescure Picarzo FJ, Boraita Pérez A, Aparicio García P, Granados Ruiz MA, Sarquella-Brugada G, et al; Grupo de Trabajo «Cardiología Clínica» de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas (SECPCC); Subdirección General de Deporte y Salud del Consejo Superior de Deportes (CSD). Consejo Superior de Deportes. 2015. NIPO: 033-14-013-0. Disponible en: https://sede.educacion.gob.es/publiventa/descarga.action?f_codigo_agc=16846_19.

Documento oficial vigente en nuestro país, donde se detallan: las bases legales, las recomendaciones sobre la evaluación cardiovascular predeportiva a realizar en niños y adolescentes, las pruebas complementarias y las revisiones a llevar a cabo en cardiópatas, así como las indicaciones específicas sobre la actividad física ante enfermedad cardiovascular.

– Brenner JS, Councul on Sports Medicine and Fitness. Sports Specialization and Intensive Training in Young Athletes. Pediatrics. 2016; 138: e20162148.

Interesantísima publicación de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) en la que se proponen los objetivos primordiales de la práctica deportiva en jóvenes, y se señalan una serie de premisas con el objetivo de disminuir el riesgo de lesiones y favorecer la adquisición del saludable hábito deportivo.

– Harmon KG, Zigman M, Drezner JA. The effectiveness of screening history, physical exam, and ECG to detect potentially lethal cardiac disorders in athletes: a systematic review/meta-analysis. J Electrocardiol. 2015; 48: 329-38.

Amplísimo meta-análisis realizado en Estados Unidos por autores de máximo prestigio en arritmias y en cardiología deportiva, que incluyó un total de 47.137 deportistas. Se concluye que la estrategia más efectiva, como cribado de enfermedad cardiovascular en el deportista, es la realización de un electrocardiograma, que es 5 veces más sensible que la anamnesis y 10 veces más sensible que la exploración física, con menor tasa de falsos positivos.

– Pelliccia A, Sharma S, Gati S, Bäck M, Börjesson M, Caselli S, et al.; ESC Scientific Document Group. 2020 ESC Guidelines on sports cardiology and exercise in patients with cardiovascular disease. Eur Heart J. 2021; 42: 17-96.

Vigentes guías europeas sobre cardiología deportiva y ejercicio físico en pacientes con enfermedad cardiovascular.

Caso clínico

 

Niña de 14 años que acude a su pediatra para la revisión rutinaria. No refiere sintomatología desde el punto de vista cardiovascular. Esta temporada se ha apuntado al equipo de fútbol del colegio, y le han comentado que, en la ficha deportiva, debe constar como “apta” para poder participar en la competición.

Antecedentes personales: vacunas según calendario. Sin alergias conocidas. Sin ingresos ni cirugías.

Antecedentes familiares: sin antecedentes de cardiopatías ni muertes súbitas en familiares de primer grado.

Exploración física: peso: 41 kg (p39). Talla: 145 cm (p25). Tensión arterial en miembro superior derecho: 106/68 mmHg (p59/p72). Buen estado general. Bien nutrida, hidratada y perfundida. Eupneica. No signos de dificultad respiratoria. AC: no se auscultan soplos, con 2º tono normal. Llama la atención que el intervalo entre los distintos latidos no es regular, unos están más cercanos entre sí y hay otros que se espacian más. AP: buena ventilación bilateral sin ruidos patológicos. AB: blando e indoloro, sin masas ni visceromegalias.

Evolución: el pediatra solicita un electrocardiograma. En base a su sospecha diagnóstica de extrasistolia ventricular, deriva a la niña a la consulta de Cardiología Pediátrica del Hospital de referencia para completar el estudio y para valorar si se deben recomendar restricciones deportivas.

Pruebas complementarias: electrocardiograma de 12 derivaciones. Se observa en la parte final del registro, un latido adelantado sin onda P precedente y con complejo QRS ancho (extrasístole ventricular) (Fig. 1).

Figura 1.

 

 

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