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PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº8 – DICIEMBRE 2021

Recomendaciones para el manejo clínico de la COVID-19 persistente en la infancia y adolescencia

De interés especial
 


A. Gatell Carbóa, N. López Segurab, E. Domènech Marsalc, M. Méndez Hernándezc, N. Rius Gordillod, A. Soriano-Arandese

aEquip Atenció Pediàtrica Territorial Alt Penedès. Vilafranca del Penedès. ICS. bServicio de Pediatría. Hospital Universitario del Mar. Barcelona. cServicio de Pediatría. Hospital Universitario Germans Trias i Pujol. Badalona. dServicio de Pediatría. Hospital Universitario Sant Joan de Reus. eUnidad de Enfermedades Infecciosas e Inmunodeficiencias. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario Vall d´Hebron. Barcelona

*Colaboradores al final de la bibliograía

Resumen

La COVID-19 persistente en Pediatría es una entidad poco frecuente, pero real. Afecta principalmente a adolescentes que, después de la infección por el virus SARS-CoV-2, presentan un grupo complejo de síntomas durante más de 8 semanas. El síntoma más común es la fatiga, tanto física como mental, que puede llegar a afectar de forma considerable la calidad de vida, limitando la actividad escolar y social. También se describen con frecuencia: disnea, dolor torácico o trastornos del sistema nervioso autónomo, con taquicardia o hipotensión ortostática. Es importante detectar estos casos de forma precoz por el pediatra de Atención Primaria y ofrecer apoyo (creer lo que explican, acompañar), detectar síntomas y signos de gravedad, descartar otras enfermedades, revisar criterios de derivación y valorar si precisan tratamiento sintomático y rehabilitador. El objetivo de esta guía es hacer una adaptación para población pediátrica de las guías de manejo de COVID-19 persistente publicadas en adultos.

 

Abstract

Long COVID in pediatrics is a rare but real entity. It mainly affects adolescents who after infection with the SARS-CoV-2 virus present a complex group of symptoms for more than 8 weeks. The most common symptom is both physical and mental fatigue, which can significantly affect the quality of life, limiting school and social activity. Dyspnea, chest pain, or autonomic nervous system disorders with tachycardia or orthostatic hypotension are also frequently described. It is important to diagnose these cases early by the Primary Care pediatrician and offer support (believe what they explain, accompany them), identify symptoms and signs of severity, rule out other diseases, review referral criteria and assess whether they require symptomatic treatment and rehabilitation. The purpose of this guide is to make an adaptation for the pediatric population of Long COVID management guidelines published in adults.

 

Pediatr Integral 2021; XXV (8): 445.e1 – 445.e11


Recomendaciones para el manejo clínico de la COVID-19 persistente en la infancia y adolescencia

La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) cursa, en la mayoría de niños y adolescentes, de forma leve. Según las series, hasta un 50% pueden permanecer incluso asintomáticos(1,2). Los síntomas más reportados en fase aguda son la fiebre y la tos, aunque con la variante delta y omicron parecen ser también frecuentes la cefalea, rinorrea y odinofagia. Otros síntomas descritos son gastrointestinales (dolor abdominal, diarrea, vómitos) o generales (fatiga, mialgias). La anosmia y ageusia son poco frecuentes, pero son los mejores predictores de COVID-19. Algunos casos presentan manifestaciones cutáneas (exantema maculopapular, urticariforme o vesicular, lesiones tipo perniosis).

El cuadro clínico generalmente se resuelve en 1-2 semanas(2,3). Muy pocos casos precisan hospitalización (<2%) o fallecen (<0,03%). Los factores de riesgo asociados no están aún bien definidos, se han descrito principalmente: obesidad, enfermedad neurológica con déficit cognitivo (incluido el síndrome de Down), cardiopatías congénitas, enfermedad respiratoria crónica (incluido el asma), inmunosupresión y diabetes. A nivel respiratorio, la principal complicación es la neumonía, que en algunos casos evoluciona a síndrome de distrés respiratorio del adulto con insuficiencia respiratoria. A nivel cardiovascular, lo más descrito ha sido el síndrome de respuesta inflamatoria multisistémica asociado a SARS-CoV-2 (conocido por las siglas SIM-PedS en español y PIMS-TS o MIS-C en inglés). Este cuadro clínico poco frecuente (<0,1%) afecta principalmente a varones adolescentes y aparece a las 2-6 semanas de la infección aguda. Se presenta con fiebre, dolor abdominal con o sin diarrea y/o manifestaciones mucocutáneas similares a las de la enfermedad de Kawasaki, y se complica con miocarditis y shock cardiogénico. Otras complicaciones que se han descrito han sido: apendicitis aguda, pancreatitis, encefalopatía o encefalitis, infarto cerebral, trastornos desmielinizantes o cetoacidosis diabética(3,4).

La COVID-19 persistente, reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde septiembre de 2020, ha sido documentada en estudios de seguimiento, tanto en adultos como en niños y adolescentes. Se define como la presencia de signos y síntomas que se desarrollan durante o hasta 3 meses después de la infección aguda por virus SARS-CoV-2 y que se mantienen de forma continua o fluctuante durante más de 8 semanas, sin poder explicarse por diagnósticos alternativos(5). Puede presentarse también en pacientes en los que la infección cursó inicialmente de forma asintomática. Se ha acordado codificar esta enfermedad en el CIE-10 como B94.8, que corresponde a secuelas de otras enfermedades infecciosas y parasitarias especificadas, hasta que pueda ser registrada como una entidad propia.

Existen varias teorías en cuanto a la fisiopatología, destacando una posible persistencia viral, autoinmunidad, estado hiperinflamatorio o daño orgánico, principalmente a nivel vascular con coagulopatía. Todavía se desconoce cuál es la prevalencia, factores de riesgo, marcadores diagnósticos, pronóstico y tratamiento(6).

La mayoría de estudios de prevalencia de COVID-19 persistente en población pediátrica publicados han sido criticados por sus limitaciones y heterogeneidad en la definición y metodología utilizada (falta de grupo control, baja tasa de respuesta a las encuestas, edad de los pacientes). Esto ha motivado que mientras unos autores parecen haber obtenido una cifra sobreestimada, otros incluso han puesto en duda su existencia. Una revisión reciente estimaría la prevalencia en un 1%(4). La aparición de nuevas variantes más transmisibles no parece asociarse a enfermedad más grave, ni supone un mayor número de consultas de pacientes con clínica prolongada(7).

La COVID-19 persistente pediátrica es, por lo tanto, una entidad poco frecuente, pero real. Se ha reportado evidencia de posible daño orgánico con hipoperfusión pulmonar en SPECT pulmonar o hipometabolismo cerebral en PET de algunos pacientes, aunque la validez e interpretación de estos hallazgos está aún por determinar(8,9). Afecta especialmente a adolescentes de sexo femenino. Uno de los principales factores de riesgo asociados es el asma(10,11). Los síntomas son similares a los descritos en adultos. El síntoma más frecuente es la fatiga, tanto física como mental, que puede llegar a afectar de forma considerable la calidad de vida, limitando la actividad escolar y social. También se describen: disnea, dolor torácico o trastornos del sistema nervioso autónomo, con taquicardia o hipotensión ortostática, entre otros síntomas (Tabla I)(12-14).

 

Es importante el diagnóstico precoz de estos casos para ofrecer apoyo (creer lo que explican, acompañar), detectar síntomas y signos de gravedad, descartar otras enfermedades, revisar criterios de derivación y valorar si precisan tratamiento sintomático y rehabilitador.

Muchos pacientes pueden ser llevados por el pediatra de Atención Primaria. El conocimiento y la visión integral del niño, adolescente y su familia, permitirá al pediatra coordinar estrategias terapéuticas con diferentes profesionales para mejorar su calidad de vida. En edad pediátrica, esta atención es especialmente necesaria, ya que los niños y jóvenes se encuentran en una etapa de desarrollo físico, cognitivo y emocional.

Las recomendaciones de vacunación de los pacientes con COVID-19 persistente no difieren de los que no presentan complicaciones post-infecciosas. Existen indicios de que la vacunación podría ayudar en la mejoría o remisión de la clínica(15).

El objetivo de esta guía es hacer una adaptación para población pediátrica de las guías de manejo de COVID-19 persistente publicadas en adultos(16-18). Ha sido elaborada desde la Sociedad Catalana de Pediatría en colaboración con la Sociedad Catalana de Medicina Física y Rehabilitación, Psiquiatría Infanto-juvenil, el Grupo de niños, adolescentes y familias del Colectivo de Afectados Persistentes por la COVID-19 y el Grupo de investigación COPEDI-CAT. Las recomendaciones descritas a continuación, estarán sujetas a actualizaciones de acuerdo con los datos proporcionados por la evidencia científica(19).

Anamnesis

Como en todo proceso diagnóstico, la anamnesis es un elemento esencial y debería incluir lo siguiente:

Fase aguda de la infección por el virus SARS-CoV-2

Fecha de inicio de síntomas.

Fecha y método de confirmación microbiológica.

Sintomatología y duración.

Necesidad de hospitalización:

- Fecha de ingreso y alta.

- Tratamientos recibidos.

- Necesidad de oxigenoterapia.

- Complicaciones durante el ingreso.

Días de confinamiento en casa, si pudo mantener contacto con su círculo social y escuela de forma telemática y si pudo mantener actividad física dentro del domicilio.

Sintomatología actual (clínica persistente)

Describir todos los síntomas que el paciente presenta o ha presentado en el tiempo posterior a la fase aguda de la infección. Preguntar, también, si cursan de manera continua, fluctuante o en brotes. Recoger, en cada uno de los síntomas, la frecuencia, duración, intensidad, factores desencadenantes o agravantes y el impacto en la calidad de vida. De esta manera, se puede evaluar la necesidad de exámenes complementarios y tratamiento.

Medición de la intensidad o gravedad de los síntomas

Para medir la intensidad o gravedad de algunos síntomas, se recomienda utilizar las siguientes escalas (v. material suplementario):

Dolor: escala FLACC (Face, Legs, Activity, Cry, Consolability scale), Wong-Baker o numérica (0-10)

Anosmia: escala numérica (0-10, leve 1-3, moderada 4-7, grave 8-10).

Fatiga: escala FACIT-F (Functional Assessment of Chronic Illness Therapy-Fatigue, disponible en: https://calc.artritis-il6.es/facit-f).

Disnea: escala modificada del Medical Research Council (mMRC, 0-4: 0 = disnea ausente, 1 = leve, 2 = moderada, 3 = grave, 4 = muy grave) (Fig. 1).

Figura 1. Escala de disnea modificada del Medical Research Council (mMRC).

 

Vida cotidiana

Registrar y tener en cuenta el estado de ánimo y la capacidad para las actividades de la vida diaria que presenta el paciente:

Imposibilidad de llevar a cabo actividades diarias básicas con normalidad (p. ej. ducharse, peinarse, comer, caminar, subir / bajar escaleras).

Estado de ánimo: preocupación, tristeza o angustia por no poder realizar las actividades habituales.

Escolarización: preguntar si el paciente ha podido continuar con la escolarización habitual o ha observado algún impedimento, cómo trata de resolverlo (el paciente, la familia y la escuela) y si en general ha bajado su rendimiento escolar.

Vida social: evaluar si se intenta continuar la relación con amigos / familiares, en persona o a través de las redes sociales.

Situación familiar: con quién vive, situaciones de estrés o ansiedad intrafamiliar en los últimos meses / año, pérdida de un familiar o conocido.

Medición del impacto de los síntomas en la calidad de vida

Para medir el impacto global de la enfermedad en la calidad de vida, se recomienda utilizar el cuestionario Pediatric Quality of Life Inventory (PedsQL). Disponible en: http://pedsql.org/index.html.

Despistaje de psicopatología

Para despistaje específico de psicopatología, se puede usar el cuestionario Strengths and Difficulties Questionnaire (SDQ). Disponible en: https://www.sdqinfo.org/a0.html.

Antecedentes

Antecedentes personales

Aspectos del desarrollo psicomotor basal.

Aspectos relacionados con el aprendizaje y escolarización.

Hábito de sueño.

Hábito alimentario.

Hábito deposicional.

Actividad física habitual.

Dinámica / Entorno familiar.

Calendario de vacunación.

Antecedentes patológicos

Enfermedades previas.

Alergias conocidas (eczema, asma, rinitis alérgica, alergia a alimentos o fármacos).

Ingresos hospitalarios previos.

Intervenciones quirúrgicas.

Seguimiento por especialistas.

Tratamiento habitual.

Historia familiar

Familiares con antecedente de infección por SARS-CoV-2 (grado de afectación).

Familiares con cuadro de COVID-19 persistente.

Antecedentes de enfermedades autoinmunes, fibromialgia y fatiga crónica.

Antecedentes de otras enfermedades (cardiológicas, neumológicas, salud mental).

Examen físico

Se debería realizar toma de constantes y examen completo por aparatos, tanto en la primera visita como en controles posteriores, para evaluar la aparición de nuevas afecciones.

Constantes: Tª axilar, saturación O2, tensión arterial, frecuencia cardíaca y respiratoria,

Peso y talla.

Examen físico por aparatos: piel y mucosas, auscultación cardiopulmonar, examen abdominal, evaluación osteoarticular, examen ORL (si existe sintomatología) y examen neurológico.

Se puede valorar la capacidad funcional o de ejercicio con el 1 minute sit-to-stand test. Consiste en sentarse y levantarse de una silla sin poner las manos (decir que cruce las manos en el pecho), tantas veces como sea posible durante 1 minuto con el paciente conectado al saturador. Se considera desaturación al esfuerzo si disminuye la saturación >4% del basal.

La fuerza de las extremidades se determina con la prueba de valoración muscular manual basada en la escala del Medical Research Council (MRC; 0 = ausencia de contracción, 1 = contracción sin movimientos, 2 = movimiento que no vence la gravedad, 3= movimiento completo que vence la gravedad, 4 = movimiento con resistencia parcial, 5 = movimiento con resistencia máxima o fuerza normal).

La presencia de hipotensión ortostática o taquicardia postural ortostática (POTS) por disfunción del sistema nervioso autónomo se evalúa con la prueba de bipedestación activa.

1. El paciente se coloca en decúbito supino o sentado durante al menos 5 minutos.

2. Se miden la presión arterial y la frecuencia cardíaca.

3. Se coloca en bipedestación.

4. Al cabo de 1 minuto y 3 minutos de estar de pie, se miden la presión arterial y la frecuencia cardíaca.

El diagnóstico de hipotensión ortostática se considera cuando hay una caída sintomática o asintomática en la presión arterial sistólica ≥ 20 mmHg.

El diagnóstico de taquicardia postural ortostática se considera cuando hay un aumento sostenido de la frecuencia cardíaca de más de 40 latidos por minuto (generalmente, en estos casos no hay disminución de la presión arterial).

Exploraciones complementarias

El diagnóstico de COVID-19 persistente es un diagnóstico de exclusión, por lo que es esencial realizar un diagnóstico diferencial adecuado para descartar otras patologías (Tabla II).

 

En la primera visita, después de considerar que estamos ante un paciente con probable COVID-19 persistente y según la sintomatología, se recomienda solicitar las siguientes pruebas diagnósticas:

Análisis de sangre: hemograma, VSG, PCR, ferritina, vitamina B12, ácido fólico, TSH, proteínas, albúmina, glucosa, perfil renal (creatinina, ionograma), perfil lipídico, perfil hepático (AST, ALT), vitamina D25OH, LDH y CK. En condiciones especiales también se puede pedir: cortisol (si fatiga o disfunción cognitiva), anticuerpos antinucleares (ANA) y factor reumatoide (si artralgias, fiebre persistente o manifestaciones mucocutáneas), dímero D (si dolor torácico o disnea), troponina T y NT-proBNP (si fatiga, dolor torácico o disnea).

ECG.

Rx tórax, si clínica respiratoria (tos, dolor torácico, disnea), fatiga o fiebre persistente.

Ecografía pulmonar, abdominal y articular, si precisa.

Espirometría, si clínica respiratoria (tos, dolor torácico, disnea) o fatiga.

Los exámenes derivados de cada síntoma (Tabla III) no son obligatorios, dependen de la valoración médica individualizada.

 

Tratamiento

Los profesionales sanitarios deben de entender que esta nueva situación puede cambiar radicalmente la vida de los pacientes y las familias, y que en la actualidad no existe un tratamiento curativo ni un pronóstico claro. Por lo tanto, es esencial dar validez a lo que los pacientes explican, empatizar con la incertidumbre y ofrecer todas las herramientas disponibles para tratar de recuperar el estado de salud previo.

Dado que aún no se ha establecido la causa del COVID-19 persistente, el tratamiento se basará en los síntomas. Se tomarán medidas farmacológicas y no farmacológicas, abordando tanto la salud física como emocional.

Las recomendaciones dadas a los pacientes deben estar orientadas a entender la situación (explicar que el proceso de recuperación puede ser largo y las mejoras pueden ser lentas con recaídas), minimizar posibles factores desencadenantes (estrés, falta de descanso u horas de sueño, actividad física o mental mayor de lo tolerado) y continuar la actividad física o cognitiva, adaptándose progresivamente a la situación actual.

Al paciente se le ofrecerán herramientas para el control, manejo, autoconocimiento y seguimiento de sus síntomas (v. material suplementario).

Diario de síntomas (buscar desencadenantes) y registro del patrón de sueño.

Control de fatiga.

Recomendaciones de sueño.

Ejercicio físico y respiratorio.

Ejercicio cognitivo.

Recomendaciones alimentarias.

Entrenamiento olfativo (si anosmia).

El objetivo principal es que recupere lo antes posible la actividad escolar que tenía previamente con el menor absentismo escolar.

Criterios de derivación

Es imprescindible una visión global y acompañamiento del paciente desde la Atención Primaria y la coordinación con los servicios de cada territorio. Es importante que el paciente pueda ser atendido lo más cerca posible de su domicilio.

Derivación a especialidades o unidades de COVID-19 persistente

Si es necesario, el paciente será derivado a especialistas o unidades de COVID-19 persistente, de acuerdo con las posibilidades del territorio y el centro de referencia.

Salvo si se trata de una urgencia, la derivación se considerará si el paciente presenta clínica de COVID-19 persistente después de 8 semanas (individualizar según el caso) del inicio de los síntomas, habiendo hecho una evaluación inicial con exámenes complementarios de primera línea, recomendaciones y diario de síntomas en las semanas previas (Tabla IV).

 

Seguimiento

Las visitas de seguimiento se pueden alternar de forma virtual o por teléfono con visitas presenciales a los 1, 2, 3 meses de la infección y, posteriormente, cada 3 meses (más frecuentes según la evolución). Se recomienda realizar un seguimiento hasta pasados 6 meses sin síntomas.

 

Bibliografía

1. Serrano Marchuet P, Gatell Carbó A, Valldepérez Baiges C, Capdevila Bert R, Vila de Muga M, Canadell Villaret D, et al. Conocimientos y retos sobre COVID-19 y población pediátrica. Rev Pediatr Aten Primaria. 2021; 23: 321-6. Disponible en: https://pap.es/articulo/13418/.

2. Viner RM, Ward JL, Hudson LD, Ashe M, Patel SV, Hargreaves D, et al. Systematic review of reviews of symptoms and signs of COVID-19 in children and adolescents. Arch Dis Child. 2021; 106: 802-7. Disponible en: https://adc.bmj.com/content/archdischild/106/8/802.full.pdf.

3. Nikolopoulou GB, Maltezou HC. COVID-19 in children: where do we stand? Arch Med Res. 2021. doi: 10.1016/j.arcmed.2021.07.002.
Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S018844092100148X

4. Zimmermann P, Pittet LF, Curtis N. How common is Long COVID in children and adolescents? Pediatr Infect Dis J 2021; XX: 00-00.
Disponible en:
https://journals.lww.com/pidj/abstract/9000/how_common_is_long_covid_in_children_and.95677.aspx.

5. WHO. A clinical case definition of post COVID-19 condition by a Delphi consensus. 2021 (WHO/2019-nCoV/Post_COVID-19_condition/Clinical_case_definition/2021.1. Disponible en: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/345824/WHO-2019-nCoV-Post-COVID-19-condition-Clinical-case-definition-2021.1-eng.pdf.

6. Crook H, Raza S, Nowell J, Young M, Edison P. Long covid – mechanisms, risk factors, and management. BMJ. 2021; 374: n1648. Disponible en: https://www.bmj.com/content/374/bmj.n1648.

7. Molteni E, Sudre CH, Canas LS, Bhopal SS, Hughes RS, Chen L, et al. Illness characteristics of COVID-19 in children infected with the SARS-CoV-2 Delta variant. Disponible en: https://doi.org/10.1101/2021.10.06.21264467.

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10. Molteni E, Sudre CJ, Canas LS, Bhopal SS, Hughes RC, Antonelli M, et al. Illness duration and symptom profile in a large cohort of symptomatic UK school-aged children tested for SARS-CoV2. Lancet Child Adolesc Health. 2021; 5: 708-18. Disponible en: https://www.thelancet.com/journals/lanchi/article/PIIS2352-4642(21)00198-X/fulltext.

11. Osmanov IM, Spiridinova E, Bobkova P, Gamirova A, Shikhaleva A, Andreeva M, et al. Risk factors for long covid in previously hospitalised children using the ISARIC Global follow-up protocol: A prospective cohort study. Eur Respir J. 2021; 2101341. doi: 10.1183/13993003.01341-2021. Disponible en: https://erj.ersjournals.com/content/early/2021/06/10/13993003.01341-2021.

12. Brackel CLH, Lap CR, Buddingh EP, van Houten MA, van der Sande LJTM, Langereis EJ, et al. Pediatric long‐COVID: An overlooked phenomenon? Pediatr Pulmonol. 2021; 56: 2495-502. Disponible en: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/ppul.25521.

13. Ashkenazi-Hoffnung L, Shmueli E, Ehrlich S, Ziv A, Bar-On O, Birk E, et al. Long COVID in Children: Observations From A Designated Pediatric Clinic. Pediatr Infect Dis J. 2021. doi: 10.1097/INF.0000000000003285. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34371507/.

14. Buonsenso D, Munblit D, De Rose C, Sinatti D, Ricchiuto A, Carfi A, et al. Preliminary Evidence on Long COVID in children. Acta Paediatr 2021; 110: 2208-11. Disponible en: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/apa.15870.

15. Tran VT, Perrodeau E, Saldanha J, Pane I, Ravaud P. Efficacy of COVID-19 vaccination on the symptoms of patients with long COVID: a target trial emulation using data from the ComPaRe e-cohort in France. Disponible en SSRN: Disponible en: https://ssrn.com/abstract=3932953.

16. Guía clínica para la atención al paciente LONG COVID/COVID persistente. Sociedad de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Long Covid ACTS y otros colaboradores. 2021. Disponible en: https://www.semg.es/images/2021/Documentos/GUIA_CLINICA_COVID_Persistent_20210501_version_final.pdf.

17. Evaluating and Caring for Patients with Post-COVID Conditions: Interim Guidance. CDC. 2021. Disponible en: https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/hcp/clinical-care/post-covid-index.html.

18. National Institute for Health and Care Excellence. COVID-19 rapid guideline: managing the long-term effects of COVID-19. 2020. Disponible en: https://www.nice.org.uk/guidance/ng188.

19. Societat Catalana de Pediatria. Recomendaciones para el manejo clínico de niños y adolescentes con COVID-19 persistente en Cataluña. 2021. Disponible en: https://www.academia.cat/files/204-9182-FITXER/COVIDPersistentPediatriaSCPEsp.pdf.

 

Colaboradores:

D. Canadell Villaret. CAP Barberà del Vallès. ICS.

P. Serrano Marchuet. Equipo Territorial de Pediatria Garraf. Sant Pere de Ribes. ICS.

R. Capdevila Bert. ABS Borges Blanques. Lleida. ICS.

P. Mundo Cid. Servicio de Psiquiatría. Hospital Universitario Germans Trias i Pujol. Badalona.

M. Giralt López. Servicio de Psiquiatría. Hospital Universitario Germans Trias i Pujol. Badalona.

A. Enseñat Cantallops. Neuropsicóloga infantil. Institut de Neurorehabilitació Guttmann. Badalona.

A. Caballero Rabasco. Unidad de Neumología infantil. Hospital Universitario del Mar. Barcelona.

P. Soler Palacín. Unidad de Enfermedades Infecciosas e Inmunodeficiencias. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario Vall d´Hebron. Barcelona.

J.M. Valle T-Figueras. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona.

Q. Soler Campins. Servicio de Pediatría. Hospital de Terrassa. Consorci Sanitari de Terrassa.

J. Sánchez Manubens. Servicio de Reumatología infantil. Hospital Universitario Parc Taulí de Sabadell y Hospital Universitario Sant Joan de Déu, Esplugues de Llobregat.

F. Rosés Noguer. Servicio de Cardiología infantil. Hospital Universitario Vall de Hebron. Barcelona.

Grupos de Trabajo de la Sociedad Catalana de Pediatría:

- Grupo de Trabajo de Enfermedades infecciosas

- Grupo de Trabajo de Vacunas

- Grupo de Trabajo de Inmunodeficiencias

- Grupo de Trabajo de Alergia

- Grupo de Trabajo de Trastornos del Aprendizaje

- Grupo de Trabajo de Salud Medioambiental

- Grupo de Trabajo de Actividad Física y Deporte

Sociedad Catalana de Medicina Física y Rehabilitación:

- R. Coll Fernández. Servicio de MFyR. Hospital Universitario Germans Trias i Pujol. Badalona.

- A. Riera Castelló. Servicio de MFyR. Hospital Universitario Sant Joan de Déu. Esplugues de Llobregat.

- C. López Castillo. Servicio de Rehabilitación. Corporación Fisiogestión, Barcelona

Sociedad Catalana de Psiquiatría Infanto-Juvenil.

Grupo de niños, adolescentes y familias del Colectivo de Afectados y Afectadas Persistentes por la COVID-19.

Y la colaboración del grupo de investigación COPEDI-CAT.

Con el apoyo de la Sociedad Catalana de Pediatría, especialmente de la Sección de Atención Primaria.

Primera edición: Junio de 2021. Revisión: octubre 2021

Esta guía se ha presentado en el II Congreso Digital AEP 2021, 05 junio 2021, Madrid.

 

Creative Commons® / Autores: Texto: Dra. Roser Coll Fernández y Dra. Ariadna Riera Castelló; Dibujos: Dr. Carlos López Castillo.

 

Material suplementario

 

Anexo 1.

Recomendaciones para pacientes con COVID-19 persistente


 

Control de la fatiga

Tal vez haya días en los que notes fatiga que no te permite levantarte de la cama, notas que pesan tus músculos y no puedes moverte. Puede que notes que caminando un poco tienes que parar o que cualquier cosa que era simple ahora no puedes hacerla, tienes que dejarla a medias.

A veces, estas actividades son físicas (caminar, hacer tareas en casa, hablar…) y, a veces, mentales (leer un libro, concentrarse en clase, ver una serie o escuchar música…).

Hay otros momentos que te encuentras mejor, te animas a hacer cosas y luego o al día siguiente vuelves a empeorar y así cíclicamente.

PLANIFICA Y PRIORIZA. ¿Qué debes de hacer hoy? ¿Qué es prioritario de todo esto? ¿Hay cosas que puedas hacer otro día? Organiza tu actividad física (caminar, recoger la habitación, hacer ejercicio…), la actividad mental (leer, estar en tu ordenador, escuchar música…) y, sobre todo, piensa cuándo descansarás.

DESCANSA. Seguramente, habrá momentos del día en los que tendrás que descansar. Lo mejor es llegar a descansar cuando aún conservas un poco de energía y por eso es importante planificarlo y escucharte.

Anticípate a ese estado de máxima fatiga para así cargar las pilas más fácilmente.

ESCÚCHATE. Cuando estés haciendo cualquier actividad debes tratar de no hacer el máximo esfuerzo que luego te deje incapaz de hacer nada más. Es por eso que esta escala es útil:

 

Ponla en un lugar visible y te ayudará a regularte. Lo ideal es estar entre 3-4 y cuando la actividad empieza a ser pesada (porque te ahogas, te duele la cabeza, tus piernas se cansan, se pone pesado prestar atención…) deberías de parar.

El EJERCICIO físico gradual y adaptado a ti es esencial para la recuperación. Seguramente, no podrás hacer lo que hacías, pero activarte, dejar de estar en reposo todo el día, poco a poco te permitirá aguantar cada vez más.

Recomendaciones de sueño

Lugar:

La cama debe ser un lugar utilizado solo para dormir.

Ambiente adecuado: ventilado, silencioso, con poca luz y temperatura agradable.

Horario y tiempo:

Levantarse e irse a dormir todos los días, a la misma hora, manteniendo un horario de sueño fijo y regular, adaptado a la edad y necesidades de cada persona.

Evitar más de una hora de variación entre los días escolares y los días festivos.

Actividades anteriores:

Limitar el uso de televisión, ordenador y teléfono móvil en la habitación por la noche.

Evitar prestar atención a preocupaciones, películas de acción o miedo o discutir.

Evitar esfuerzo físico importante antes de irse a dormir.

Cenar al menos una hora antes de acostarse, evitando el exceso de líquidos, intentar no ir a dormir con el estómago vacío o demasiado lleno.

Evitar el consumo de estimulantes y otras sustancias que afectan al sueño: chocolate, azúcar, refrescos de cola, tabaco, alcohol o cafeína.

Hábitos diurnos:

Promover la práctica de ejercicio de forma regular.

Pasar un tiempo al aire libre todos los días.

Limitar el sueño durante el día fuera del horario recomendado.

Establecer siestas regulares durante el día y adecuadas en duración y horario, de acuerdo con las necesidades individuales y la edad. Evitar siestas largas, especialmente cerca de la hora de acostarse.

Estado psicológico:

Fortalecer la seguridad y la confianza de la persona frente a los desafíos y dificultades diarios aumenta la capacidad de dormirse de forma autónoma.

Promover un clima familiar tranquilo y comunicativo.

Establecer asociaciones positivas con el sueño para que el niño se duerma de forma autónoma y sin la ayuda de los padres.

Hablar durante el día de posibles preocupaciones en torno al sueño, pactando pequeñas ayudas que puedan facilitar la conciliación autónoma (luz tenue, pensamientos tranquilizadores, sueño guiado con un enfoque de “atención plena”, técnicas de respiración e imaginación).

Esforzarse por dormir y mirar la hora con frecuencia puede ser contraproducente en algunas ocasiones. Es preferible centrarse en el descanso corporal como objetivo y ocupar la mente con pensamientos tranquilos

Ejercicio físico y respiratorio

Caminar cada día, en contacto con la naturaleza, incluyendo cualquier espacio verde (parques, jardines, montaña).

Propuesta de ejercicios y recomendaciones generales para niños y adolescentes con síntomas de afectación funcional leve secundaria a COVID-19 persistente

Actividades deportivas

Se recomienda el retorno a la actividad deportiva habitual de forma progresiva, inicialmente 1 día a la semana de entrenamiento y cuando se tolere pasar a realizar 2 días a la semana. Posteriormente, reiniciar competiciones/partidos.

Entrenamiento aeróbico

Realizar ejercicios aeróbicos globales 3-5 veces a la semana; empezando por 15 minutos e ir aumentando progresivamente hasta realizar 45 minutos efectivos. Por ejemplo: caminar o ir en bicicleta.

Iniciar con una escala de Borg de 3, hasta llegar a un máximo de 5-6.

 

Ejercicios respiratorios

Respiración abdómino-diafragmática

En posición sentada, con las rodillas flexionadas, colocar ambas manos sobre el abdomen. Coger aire profundamente por la nariz con la boca cerrada (al inspirar, el abdomen se distenderá haciendo que se eleven las manos). Colocar los labios como si silbaras y saca el aire pasivamente, de forma lenta y suave (al ir expulsando el aire, la musculatura abdominal se deprimirá y volverá a la posición inicial).

Repetir el ejercicio 5 veces, con una frecuencia de 2 veces al día. Progresar hasta hacer 10-15 repeticiones.

Ejercicios de fuerza muscular

Se recomiendan ejercicios que sigan movimientos funcionales, se realizará entrenamiento de grandes grupos musculares con ejercicios coordinados con la respiración. Se pueden usar pesas libres, bandas elásticas o el mismo peso del cuerpo.

Los ejercicios de fuerza se recomiendan 2-3 días a la semana. Se pueden realizar 2-3 series según tolerancia de 8-10 repeticiones. Con descanso mínimo de 1 minuto entre series. El uso de pesas libres se recomienda a partir de 14 años.

Ejemplo para extremidades inferiores: squat o sentarse y levantarse de una silla, marcha con obstáculos, subir y bajar escaleras.

Piernas extendidas y pies apoyados en el suelo. Colocar las manos apoyadas en el suelo a la altura de los hombros, con los codos en extensión. Llevar el pecho cerca del suelo flexionando los codos y volver a la posición inicial.

Manos apoyadas en la pared a la altura de los hombros. Llevar el peso del cuerpo hacia las manos sin mover los pies del suelo. Mantener 3 segundos y volver a la posición inicial.

Estiramientos

Al finalizar la pauta de ejercicios se recomienda realizar estiramientos globales.

Estiramiento de músculos isquiotibiales y tríceps sural. Con la espalda recta, una pierna flexionada y la otra extendida, intentar doblar la cadera hacia la pierna extendida. Aguantar 10-30 segundos. Realizar de 3 a 5 repeticiones. Después volver a la posición inicial. A continuación, cambiar de lado.

 

Estiramiento del músculo pectoral. De pie, en la esquina de una pared, poner el brazo con una flexión alrededor de 90º, girar lentamente el tronco hacia el lado contralateral hasta sentir el estiramiento del músculo pectoral sin dolor. Aguantar 10-30 segundos. Realizar de 3 a 5 repeticiones. Después volver a la posición inicial. A continuación, cambiar de lado.

 

Ejercicio cognitivo

Seguir las instrucciones recomendadas por el psicólogo educativo o los profesores para promover la recuperación.

Recomendaciones alimentarias

Dieta saludable/equilibrada e ingesta adecuada de líquidos.

Evitar la ingesta excesiva de productos lácteos, almidones, bebidas carbonatadas, bollería industrial y sorbitol, especialmente si dolor abdominal o diarrea.

Entrenamiento olfativo (si anosmia)

Oler 4 olores todos los días 2 veces al día durante 3 meses: rosa, eucalipto, limón y clavo.

Elige un olor, olerlo durante 15 segundos, tratando de recordar cómo olía antes.

Descansar durante 10 segundos.

Huele el siguiente durante 15 segundos.

Descansar durante 10 segundos.

Repetir hasta completar los 4 olores.

 

Anexo 2.

Informe del paciente con COVID-19 persistente para la escuela


Fecha:

A la atención del personal docente del centro educativo,

El/La alumno/a ……………………………………………………………….. presenta síntomas compatibles con «COVID-19 persistente pediátrico». Esto significa que después de ser evaluado/a en la consulta pediátrica, de acuerdo con las Recomendaciones para el manejo clínico de niños y adolescentes con COVID-19 persistente de la Sociedad Catalana de Pediatría, consideramos que la infección por el virus SARS-CoV-2 ha causado síntomas más allá de las 12 semanas de esta.

Esta entidad puede causar una variabilidad de síntomas como: fatiga, ahogo, dolor de cabeza, baja tolerancia al esfuerzo físico y mental, disminución del rendimiento académico (concentración…), entre otros. No se puede determinar cuál será el tiempo de recuperación total. El seguimiento está siendo llevado a cabo de acuerdo con el documento antes mencionado. El objetivo principal es que el alumno recupere lo antes posible la actividad escolar que tenía antes con el menor absentismo escolar.

Por este motivo, se solicita que las evaluaciones oportunas sean realizadas por el centro escolar (Equipo de Atención Pedagógica) y los profesionales correspondientes, con el fin de llevar a cabo las adaptaciones e intervenciones psicopedagógicas más adecuadas en este caso.

Estamos a su disposición para cualquier información que necesite.

Atentamente

Dr./a.

 

Anexo 3.

Recomendaciones para mejorar el aprendizaje escolar


Los niños y adolescentes con COVID-19 persistente pueden presentar problemas de concentración (atención sostenida) que repercuten en su capacidad de memoria verbal y de memoria de trabajo (habilidad para mantener información mientras se hacen tareas complejas), reducción de la velocidad de procesamiento y dificultades ejecutivas. Así mismo, pueden presentar trastornos de ansiedad o del estado anímico.

Todos estos síntomas tienen una gran repercusión en su aprendizaje escolar y es necesario adaptar el ritmo escolar a los déficits neuropsicológicos que presenta el niño o adolescente.

A continuación, se hacen unas recomendaciones a valorar, no obstante, se deberán seguir las instrucciones del psicopedagogo o profesorado específicas según el grado de afectación cognitiva y la evolución de cada caso.

Propuesta de pautas para mejorar el aprendizaje escolar

Dar el tiempo necesario para finalizar las tareas.

Evitar añadir presión en referencia al tiempo o la exigencia.

Hacer descansos frecuentes.

Gestionar el tiempo a través de horarios flexibles y realistas.

Asegurarse de que la información previamente aprendida puede ser recordada antes de presentar una nueva.

Utilizar ayudas externas para potenciar el aprendizaje (notas, dibujos, listas, grabaciones).

Simplificar la información.

Proporcionar instrucciones escritas.

Evitar realizar actividades simultáneamente.

Escoger la versión menos compleja de una actividad (pautas concretas).

Reducir el volumen de deberes y tareas para casa.

Propuesta de pautas durante los exámenes

Dejarle más tiempo en los exámenes.

Permitir utilizar los libros durante los exámenes.

Evitar los exámenes largos, fragmentar las actividades en tareas más cortas.

Valorar la opción de realizar algunos exámenes de manera oral.

 

Anexo 4.

Diario de síntomas


1Si fiebre, indicar en la casilla la temperatura máxima del día.

2Marcar fatiga según gravedad (1 = nada, 2 = un poco, 3 = bastante, 4 = mucho, 5 = muchísimo).

3Marcar dificultad respiratoria según gravedad (0 = ausencia de ahogo, 1 = ahogo al subir escaleras o caminar rápido, 2 = ahogo al caminar en llano, 3 = ahogo al caminar <100 m y tengo que parar, 4 = ahogo al realizar actividades del día, como vestirme o ducharme).

4Marcar dolor según gravedad (en escala de 0 hasta 10, 0 = nada, 10 = insoportable).

5Marcar asistencia a la escuela según tiempo que he ido (0 = no he ido en todo el día, 1 = he ido medio día o menos, 2 = he ido todo el día).

Se pueden añadir otros síntomas en las casillas de la izquierda en blanco.

 

 

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