Editorial |
F. García-Sala Viguer
Presidente SEPEAP
«Desde las sociedades científicas de Atención Primaria debemos de estar muy atentos a los acontecimientos y avatares que los responsables políticos planean y vigilar que cumplan sus promesas electorales" |
SITUACIÓN ACTUAL DE LA PEDIATRÍA DE ATENCIÓN PRIMARIA
La Pediatría de Atención Primaria está atravesando tiempos difíciles y la perspectiva futura no es nada halagüeña. Todos sabemos y nuestros dirigentes también que la Pediatría es la especialidad médica que se encarga del cuidado y atención, tanto del niño sano como del enfermo, en el periodo que abarca desde el nacimiento hasta la adolescencia.
La Pediatría que tenemos es envidiada por los usuarios de gran cantidad de países, es un lujo que nuestros niños sean atendidos por especialistas formados en Pediatría y con subespecialidades como: la cardiología, la gastroenterología, la nefrología, la neurología, etc., y por supuesto, la PEDIATRÍA DE ATENCIÓN PRIMARIA que queremos también que sea una subespecialidad con su área de capacitación específica (ACE), pues la patología infantil difiere de la del adulto, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento, UN NIÑO NO ES UN ADULTO PEQUEÑO, pero tenemos que estar muy atentos para no caer en la trampa de que estas ACEs sean una puerta falsa para que los médicos de familia se puedan acreditar como pediatras, ya que esto abocaría a la desaparición de la Pediatría de Atención Primaria. Es fundamental poder seguir contando, como hasta hora, con pediatras muy bien formados y que consiguen llevar a cotas muy altas el prestigio de nuestra profesión, lo que a la postre redundará en la calidad de vida de nuestros niños y adolescentes.
En la actualidad, estamos viviendo unos momentos difíciles donde, por falta de previsión, más de un 25% de nuestros niños no es visto por un pediatra, son controlados por médicos de familia que hacen una excelente labor, pero desde nuestro punto de vista reclamamos el derecho del niño y de las familias de ser atendido por un especialista en Pediatría.
Somos conscientes de las dificultades y aplaudimos que este año, la administración haya revisado los criterios de acreditación de las unidades docentes y promovido plazas de nueva creación para formación de especialistas, de forma preferente para Medicina de Familia y Pediatría, consiguiendo finalmente 48 plazas de residentes de Pediatría de nueva creación, un 11% más de plazas para formarse en la especialidad. En el año 2019, había 433 plazas y, en la convocatoria del 2020, se dispone de un total de 481 plazas en todo el país.
Esto puede ser el inicio, pero el problema de la Pediatría de Atención Primaria surge por la sobrecarga asistencial que se produce cuando acontece una baja, ya sea de corta o de larga duración, en periodos de vacaciones y en permisos de formación, en los que no se sustituye al pediatra y el compañero tiene que hacerse cargo de los cupos de la persona a sustituir, con el esfuerzo profesional, intelectual y físico que ello le supone, con distorsión de su vida familiar y sin reconocimiento de la labor que realiza, sufriendo en muchos casos de las reclamaciones de los padres por esperas prolongadas que son siempre ajenas a la voluntad del especialista. Hace poco, vivimos el calvario de una médico de familia retenida por familiares para conseguir llamar la atención y que atendieran sus reivindicaciones, y hace un par de días, la agresión a un compañero en un centro de salud, esto es lamentable. Además, todos queremos tener al mejor pediatra para que cuide de nuestros hijos y eso conlleva que el profesional tenga que estar formándose y actualizándose continuamente y para ello necesita de más días de libre disposición remunerados para su formación y disponer de financiación por parte del organismo competente para poder inscribirse y acudir a jornadas, cursos o congresos que lo mantengan al día en su quehacer diario. Por desgracia, ninguna de estas reivindicaciones se cumple.
A nivel estatal, parece que la administración quiera amortizar el sistema de salud actual que tan buen cartel tiene, intentando copiar el modelo de algunos países europeos, con los anglosajones a la cabeza, en los que la Pediatría de Atención Primaria es atendida por médicos de familia, enfermeras y asistentes comunitarios de salud y donde el pediatra solo actúa en el ámbito hospitalario. Con este modelo, sin menospreciar a estos profesionales citados, las urgencias hospitalarias aumentarán, los diagnósticos de muchas enfermedades serán más tardíos, las tasas de vacunación disminuirán, pues de todos es sabido la labor que realiza el pediatra en la educación para la salud y, en concreto, en el tema de las vacunas, pues gracias a ellos y a la enfermería pediátrica, las tasas de vacunación de España están por encima del 92%, un lujo sin ninguna duda. En la población adulta, por desgracia, estas tasas bajan de forma exponencial.
Para paliar esta situación, además de recoger firmas, las sociedades científicas de Pediatría de Atención Primaria hemos elaborado una serie de medidas que proponen diferentes soluciones para mejorar la Atención Primaria infantil. Debemos de mejorar las condiciones laborales de los pediatras e intentar planificar de forma coherente el recambio generacional, ya que el 67% de los pediatras de Atención Primaria tienen más de 45 años. Desde las sociedades científicas, seguimos recomendando y exigiendo a la administración que la rotación de los residentes de Pediatría por Atención Primaria sea como mínimo entre 6 meses y un año, y no de tres meses como sucede ahora, así como incentivar y promover las rotaciones de los estudiantes de Medicina por las consultas de Pediatría de Atención Primaria, pues deben de conocer la Pediatría y nuestra subespecialidad.
En los centros de salud, “no se cierran plantas en verano”, como en los Hospitales; por el contrario, existen áreas en las que se incrementa notablemente la carga asistencial. Este verano, la situación que se ha planteado en los centros de salud y consultorios ha sido muy complicada, y con más dificultades que el año pasado. Hay muy pocos sustitutos disponibles; de media, se sustituye poco más del 10% de los médicos ausentes. El resultado es que se incrementan exageradamente las cargas de trabajo de los médicos.
Por otro lado, llama la atención que, según datos de la OMC, en el primer semestre de este año, se han otorgado más de 1.600 certificados de idoneidad para trabajar en el extranjero. Ha habido un aumento del 20% con respecto al mismo periodo del año pasado, siendo la mayor parte de solicitudes de médicos que acaban de terminar su residencia, especialistas muy bien formados y con un alto costo para nuestra economía que son aprovechados por países vecinos que no han invertido ni un euro en su formación.
En definitiva, pedimos que:
• Las oposiciones y traslados se realicen, como mínimo, cada dos años, aunque sería ideal que fueran anuales y se resolvieran en poco tiempo, ahora hay CC.AA. en las que tardan muchos años. Las OPEs en marcha deberían solucionarse cuanto antes y para el año próximo deberían convocarse OPEs en mayo-junio con todas las plazas vacantes; de esta forma, los nuevos especialistas que terminan a mediados de mayo tendrían un incentivo para quedarse en España.
• El poder compatibilizar los horarios de consultas con la vida familiar, denunciamos los contratos por días, meses o semanas que abocan a la precariedad laboral e inestabilidad económica del profesional. Las comunidades autónomas deben de garantizar la existencia de bolsas de empleo con funcionamiento independiente entre categorías sanitarias.
• Recuperar la política anterior de sustituciones ante bajas o vacaciones.
• Incentivar las plazas de difícil acceso existentes que obligan al pediatra a desplazarse de un consultorio a otro.
• Diferenciar lo que es Pediatría hospitalaria y la de Atención Primaria y que las plazas de Atención Primaria no sean un trampolín para acceder en comisión de servicio a los hospitales, dejando vacante la plaza del Centro de Salud.
• Queremos potenciar la figura de la enfermería pediátrica, pues el trabajo en equipo mejora la atención infantil.
• Finalmente, aumentar la presencia del pediatra en la gerencia de los centros y en las universidades, ocupando plazas especificas docentes de su especialidad, y establecer mecanismos normalizados para acreditar tutores entre los pediatras de Atención Primaria dependientes de las unidades multiprofesionales de Pediatría.
En definitiva, recuperar el modelo actual de la Pediatría de Atención Primaria que se está perdiendo y hacerla más atractiva a los profesionales que la realizan. Si la mayoría de los residentes recién terminados trabajaran en los centros de salud, en pocos años se terminaría el déficit de pediatras en Atención Primaria.