Skip to main content
PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº10 – DICIEMBRE 2012

Utilización de cuestionarios/test psicométricos en Pediatría de Atención Primaria

Regreso a las bases

 

P.J. Rodríguez Hernández*, E. Pérez Hernández**

*Pediatra Acreditado en Psiquiatría Infantil (AEP) y Psicólogo. Hospital de Día Infantil y Juvenil “Diego Matías Guigou y Costa”. Servicio de Psiquiatría. Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria. Tenerife. Fundación Internacional O´Belén. Tenerife. Gabinete Pediátrico “Don Carlos”-Plaza del Príncipe. Tenerife. **Psicóloga. Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación. Universidad Autónoma de Madrid

 

Pediatr Integral 2012; XVI(10): 810.e1-810.e7


Utilización de cuestionarios/test psicométricos en Pediatría de Atención Primaria

 

Introducción

La importancia de la detección de los trastornos mentales infantiles

El pediatra de Atención Primaria tiene entre sus objetivos supervisar el desarrollo de los menores. De ahí que, el pediatra se convierta en una pieza clave a la hora de identificar a aquellos niños que necesitan una valoración más exhaustiva ante la sospecha de un posible trastorno mental o del desarrollo. En un estudio llevado a cabo por Álvarez, Soria y Galbe(1) se encontró que el 8,68% de la población general de 0-6 años atendida en la consulta de Pediatría de AP presentaba retraso o trastorno del desarrollo y que el 51,21% de estos evolucionaron hacia algún tipo de patología. Otro estudio ha encontrado que el nivel del lenguaje, tanto expresivo como receptivo de las niñas a los 10 meses, es un indicador del desarrollo cognitivo y del rendimiento académico que tendrá esa niña a los 10 años de edad; por lo tanto, el empleo por parte del pediatra de Atención Primaria de pruebas de cribado de forma sistemática se hace esencial para poder realizar las derivaciones en el momento oportuno y así evitar la aparición de problemas posteriores.

Incidencia de problemas de salud mental en la población infantil

Dentro de la amplia gama de enfermedades que afectan a la población de entre 0 y 15 años, los problemas de salud mental ocupan el tercer lugar, por detrás de la alergia crónica y el asma, según la última Encuesta Nacional de Salud(2). Además, existe una prevalencia diferencial en función del sexo, entre los 10 y los 15 años, el 2,9% de los niños de esta franja de edad han sido diagnosticados de algún trastorno mental, frente al 1,6% de las niñas. Se estima que el 22% de los menores españoles entre 4 y 15 años se encuentran en riesgo de presentar problemas de salud mental en un futuro próximo. Entre los trastornos de salud mental que más están aumentando en los países desarrollados se encuentra: la depresión, las alteraciones hipercinéticas (hiperactividad) y los trastornos mixtos de conducta y emocionales que han incrementado su incidencia en la morbilidad hospitalaria en los niños de 5 a 9 años. Por estos motivos, cada vez se hace más necesario establecer protocolos de evaluación encaminados a instaurar un adecuado diagnóstico precoz.

Diversas sociedades científicas, entre ellas la Academia Americana de Pediatría (AAP), recomiendan hacer pruebas de cribado estandarizadas de trastornos mentales y del desarrollo a los 9, 18 y 24 ó 30 meses y vigilar especialmente hasta los 5 años, ya que se trata de un periodo de especial vulnerabilidad y de vital importancia para poder realizar programas de intervención precoz. Recientemente, se ha llevado a cabo un estudio para comprobar la eficacia de la observación en las consultas de seguimiento del pediatra frente al uso sistemático de las pruebas de cribado en los tres momentos que indica la AAP. Los resultados del estudio apoyan las recomendaciones de la AAP de incluir en las visitas de seguimiento pruebas de cribado estandarizadas, ya que detectan más problemas que, de otra manera, pasarían inadvertidos.

Pruebas de cribado específicas para Pediatría

Los instrumentos de cribado o despistaje (screening en inglés) son herramientas breves, tanto en su aplicación como en su corrección, que permiten la detección de niños en riesgo de desarrollar un trastorno mental. Existen cuestionarios especialmente diseñados para identificar problemas en el ámbito general del desarrollo cognitivo y otras, enfocadas a detectar dificultades en un área específica como, por ejemplo, el lenguaje. Así mismo, se deben diferenciar los instrumentos de cribado de aquellas pruebas cuyo objetivo es realizar una evaluación más exhaustiva y extensa, permitiendo identificar los trastornos del desarrollo y que implica la participación de un profesional de la salud mental.

Es importante tener en cuenta que la técnica evaluadora principal e insustituible continúa siendo la historia clínica, incluyendo en la misma el periodo de observación del menor y la familia que se efectúa en el transcurso de la cumplimentación de la mencionada historia. Las restantes técnicas evaluadoras (test, cuestionarios, informes, etc.) se utilizan a modo de examen complementario, para cuantificar o precisar el problema ya detectado, o bien como instrumento de despistaje de patología psiquiátrica infantil en una población determinada; por ejemplo, para aplicar sobre todos los niños de una determinada edad que acuden a la consulta para la revisión del niño sano.

En este sentido, se han desarrollado una serie de instrumentos de cribado especialmente dirigidos a pediatría que en unos minutos permiten identificar precozmente posibles problemas de desarrollo, emocionales y del comportamiento, posibilitando su derivación lo más rápidamente posible. Los cuestionarios que se describen a continuación comparten una serie de características que son: fácil aplicación y corrección y se pueden encontrar gratuitamente en Internet (en la presente revisión se adjuntan algunas de ellas).

Evaluación del desarrollo por parte de los padres (Evaluation of Developmental Status, PEDS)(3)

Consta de una serie de diez preguntas que contestan los padres referidas al desarrollo motor y cognitivo hasta los 7 años y 11 meses. Aunque no se dispone de datos con población española, la prueba tiene una alta especificidad (74%) y sensibilidad (75%) en su versión anglosajona. Si los padres responden de forma afirmativa a dos o más preguntas del cuestionario, existe un 52% de probabilidades de que el menor vaya a necesitar adaptaciones curriculares y educación especial. Si los padres solo contestan una pregunta afirmativamente, existe un 29% de que el niño vaya a necesitar medidas de apoyo y refuerzo. Por lo tanto, una o más respuestas afirmativas reflejarían la necesidad de derivar al menor para que se realice una evaluación más pormenorizada. El PEDS es una prueba útil, breve y sencilla (véase tabla I).

 

 

Escala de desarrollo infantil de Kent(4)

Este instrumento está formado por 252 elementos que deben contestar los padres, que describen el comportamiento del niño normal hasta los quince meses de edad. Se evalúa el desarrollo cognitivo (52 elementos), social (51 elementos), motor (78 elementos), la autonomía (39 elementos) y el lenguaje (38 elementos); así mismo, se obtiene una puntuación general. Los padres deben indicar si la conducta que se describe, el niño: a) “lo hace”; b) “lo hacía pero al crecer ha dejado de hacerlo”; c) “todavía no lo hace o no se ha observado el comportamiento descrito”; y d) “lo hace pero por enfermedad lo ha dejado de hacer”. Los resultados obtenidos por cada área se pueden analizar como normales, en riesgo o con retraso. Los estudios realizados en nuestro país con esta escala demuestran que tiene buenas propiedades psicométricas.

Listado de síntomas pediátricos (Pediatric Symptom Checklist, PSC)(5)

El PSC es una prueba de cribado diseñada para identificar posibles problemas cognitivos, emocionales y conductuales. Está dirigida a niños entre 4 y 16 años y dispone de dos niveles: un cuestionario que cumplimentan los padres de los niños de 4 a 10 años y un autoinforme que contestan los niños de 11 años en adelante. Ambas versiones constan de 35 preguntas con tres opciones de respuesta (nunca = 0, algunas veces = 1, con frecuencia = 2). La puntuación total se consigue sumando todas las respuestas, las preguntas en blanco no puntúan. Un resultado mayor de 24 en niños de 4 y 5 años indica la necesidad de realizar una evaluación más profunda. En niños de 6 hasta los 16 años, la puntuación de corte es de 30 (véase tabla II). La prueba dispone de una versión construida con dibujos, muy útil para aquellas personas extranjeras que no dominan el castellano (disponible en: http://www.advancedpediatricassociates.com/images/website274/ppsc_spanish.pdf).

 

 

Inventario Eyberg de comportamiento (IECN)(6)

El IECN puede resultar muy útil como medida para identificar problemas de comportamiento en niños de 2 a 12 años. El inventario consta de 36 elementos, donde se describen comportamientos generales que constituyen las quejas más frecuentes formuladas en las consultas de Pediatría. Los padres deben contestar a cada afirmación en una escala de siete opciones, desde nunca (1) hasta siempre (7); así mismo, deben indicar si identifican esa conducta como problemática para ellos. En la prueba, se obtiene una escala de intensidad de las conductas y otra escala de problemas. En el trabajo García-Tornel y cols. (1998)(6) se puede encontrar el inventario en castellano de Eyberg y los datos baremados según las edades.

Cuestionario del bebé y niño pequeño CSBS DP(7)

El retraso en la adquisición del lenguaje es uno de los indicadores más claros de futuros problemas en el rendimiento académico y/o social. De ahí que, el CSBS DP sea un instrumento esencial para identificar aquellos casos que pueden evolucionar en un trastorno del lenguaje o del desarrollo social. El CSBS DP consta de 24 elementos divididos en tres áreas: comunicación (emociones y miradas, comunicación y gestos), lenguaje expresivo (sonidos y palabras) y simbolización (comprensión y uso de objetos), que recogen distintos aspectos del desarrollo del lenguaje en los bebés de 6 a 24 meses. Los padres deberán marcar entre tres opciones “todavía no; a veces; frecuentemente”, la que mejor describa el comportamiento de su hijo. Así mismo, para las preguntas de los apartados “sonidos; palabras; comprensión y uso de objetos”, deberán seleccionar series o rangos de números como: ninguno; de 1 a 2; de 3 a 4; de 5 a 8; y más de 8.

Las respuestas se puntúan en un rango entre 2 y 4 puntos (todavía no = 0; a veces = 1; y frecuentemente = 2); en los referidos a series o rangos de números: ninguno = 0; de 1 a 2 = 1; de 3 a 4 = 2; de 5 a 8 = 3; y más de 8 = 4. De esta manera, se obtienen puntuaciones por área (comunicación, lenguaje expresivo y simbolización) y una total. En la página web del Equipo Iridia Consultores en Discapacidad (www.equipoiridia.es) se puede encontrar en el apartado de recursos para profesionales de forma gratuita, tanto el baremo de la prueba como el cuestionario.

Cuestionario del desarrollo comunicativo y social en la infancia (M-CHAT)(8)

El M-Chat es un cuestionario que consta de 23 preguntas (sí/no) que se formulan a los padres de niños entre 16 y 48 meses con el objetivo de detectar trastornos generalizados del desarrollo (véase tabla III). La prueba tiene tanto una alta sensibilidad (87%) como especificidad (99%) y en estudios longitudinales de dos años se ha mostrado una prueba muy sensible y estable. La corrección es rápida y fácil. Si se marcan tres de los 23 elementos o al menos 2 de los 6 elementos críticos como “fallos”, se considera que el menor tiene un retraso comunicativo y social y requiere una evaluación más pormenorizada.

 

 

Escala de Conners revisada (EDAH)(9)

Las escalas de Conners son las más utilizadas para el cribado del trastorno por déficit de atención e hiperactividad y de problemas de conducta en la infancia. La escala de Conners revisada es la más útil para su utilización en Pediatría debido a su brevedad y sus excelentes propiedades psicométricas (véase la tabla IV). Consta de 20 ítems, que se responden con cuatro opciones: nada, poco, bastante o mucho. Para su corrección, se asigna el valor de 0 a la respuesta nada, 1 a la respuesta poco, 2 a bastante y 3 a mucho. Se obtienen tres puntuaciones. Puntuación del déficit de atención: se obtiene de sumar los puntos de las preguntas 1, 3, 5, 13 y 17. Para obtener la puntuación de la escala de hiperactividad: hay que sumar los puntos de las preguntas 2, 4, 7, 8 y 19; y para conocer el valor de la escala de trastorno de conducta, hay que sumar el resultado de las preguntas 6, 9, 10, 11, 12, 14, 15, 16, 18 y 20.

 

 

Por lo tanto, las puntuaciones por encima de 10 en la escala de déficit de atención y de hiperactividad y las mayores de 11 en la escala de problemas de conducta requerirían una evaluación más pormenorizada del menor.

El Cuestionario de Cualidades y Dificultades (SDQ)(10)

El Cuestionario de Cualidades y Dificultades (SDQ, de su nombre en inglés, The Strengths and Difficulties Questionnaire) detecta probables casos de trastornos mentales y del comportamiento en niños de 4 a 16 años. Es el instrumento de cribado más utilizado en el mundo. El cuestionario se puede conseguir, de manera gratuita, en la página web: www.sdqinfo.com. Está traducida a más de 40 idiomas, entre ellos el español, el gallego, el catalán y el euskera. En España, se ha empleado en la última Encuesta Nacional de Salud. Consta de 25 ítems que se dividen en 5 escalas de 5 ítems cada una (véase tabla V). Cuatro escalas miden conductas problemáticas. Dichas escalas hacen referencia a: síntomas emocionales, problemas de conducta, hiperactividad y problemas con compañeros. La quinta escala hace referencia a los comportamientos positivos: escala de conducta prosocial. Las cuatro escalas que miden conductas problemáticas conforman, a su vez, una sexta escala denominada escala total de dificultades. Cada ítem presenta tres posibilidades de puntuación: no es cierto, a medias es cierto y es absolutamente cierto, que se puntúan: 0, 1 ó 2. Para prevenir sesgos en la contestación, existen 5 ítems “inversos”, que se puntúan 2 (no es cierto), 1 (a medias es cierto) y 0 (absolutamente cierto). Estos ítems que se puntúan al contrario son los número 7, 11, 14, 21 y 25. En cada una de las cinco escalas se obtiene, por tanto, una puntuación situada entre 0 y 10, después de las sumas de los resultados de los ítems que contempla cada una de ellas. La escala total de dificultades se puntúa entre 0 y 40, sumándose los resultados parciales de cuatro de las cinco escalas, ya que la escala de conducta prosocial no interviene en la misma. En las tablas VI y VII, se presentan los puntos de corte en población española, además del número de los ítems que corresponde a cada escala. Los puntos de corte indican una situación anormal, límite o normal en cada una de las escalas. La escala total de dificultades representa una aproximación global a la existencia o no de un trastorno mental en el menor evaluado.

 

 
 

 
 

 

Conclusiones

El número de niños que presentan un retraso del desarrollo o un trastorno mental es cada vez mayor, por lo que se debe detectar lo antes posibles para tomar las medidas oportunas.

Diversos estudios han demostrado que el uso de forma sistemática de pruebas de cribado en las consultas de Pediatría de AP son instrumentos eficaces para la detección de problemas del desarrollo, conductuales y emocionales. El empleo de pruebas de cribado debe instaurarse como protocolo, al menos en las consultas de seguimiento, ya que ha demostrado ser una herramienta eficaz para detectar problemas en la salud mental de los menores.

Bibliografía

1. Álvarez-Gómez M, Soria J, Galbe J. Importancia de la vigilancia del desarrollo psicomotor por el pediatra de Atención Primaria: revisión del tema y experiencia de seguimiento en una consulta de Navarra. Rev Pediatr Aten Primaria. 2009; 11: 65-87.

2. Encuesta Nacional de Salud: Ministerio de Sanidad y Consumo; Instituto Nacional de Estadística; 2006.

3. Glascoe F. Parents’ Concerns About Children’s Development: Prescreening Technique or Screening Test? Pediatrics. 1997; 99: 522-8.

4. Reuter J. Addendum to the Second Edition of the KID Scale Manual. Reestandarization of the Kent Infant Development (KID) Scale. Ohio: Kent development metrics; 1990.

5. Thomas SA, Cotton W, Pan X, Ratliff-Schaub K. Comparison of Systematic Developmental Surveillance With Standardized Developmental Screening in Primary Care. Clinical Pediatrics. 2012; 51: 154-9.

6. Garcia-Tornel S, Calzada E, Eyberg S, Mas J, Vilamala C, Baraza C, et al. Inventario Eyberg del comportamiento en niños. Normalización de la versión española y su utilizadad para el pediatra extrahospitalario. An Esp Pediatr.1998; 48: 475-82.

7. Wetherby A, Prizant B. CSBS DP manual: communication and symbolic behavior scales developmental profile. Baltimore, Md: Paul H. Brookes Pub; 2002.

8. Robins D, Fein D, Barton M, Green J. The Modified-Checklist for Autism in Toddlers (M-CHAT): An initial investigation in the early detection of autism and Pervasive Developmental Disorders. J Autism Dev Disord. 2001; 31: 131-44.

9. Farré-Riba A, Narbona J. Escalas de Conners en la evaluación del trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Nuevo estudio factorial en niños españoles. Rev Neurol. 1997; 25: 200-4.

10. Goodman R. The Strengths and Difficulties Questionnaire: a research note. J Child Psychol Psychiatry. 1997; 38: 581-6.

 

Copyright © 2024 Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria