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PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº1 – ENE-FEB 2023

Bartolomé Bermejo y su obra hispanoflamenca

J. Fleta Zaragozano
Representación del niño

en la pintura española


J. Fleta Zaragozano

Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Zaragoza

 

Pediatr Integral 2023; XXVII (1): 60.e1 – 60.e4


Bartolomé Bermejo y su obra hispanoflamenca

Bartolomé Bermejo fue un extraordinario pintor, influido por la escuela flamenca. Sus cuadros, de temática religiosa, son asombrosos, creativos, vistosos y perfectamente dibujados, en los que se aprecia un gran dominio de la técnica al óleo, de la que fue pionero en España. Su magistral uso de esta técnica le permitió dominar el realismo descriptivo, la monumentalidad compositiva, la riqueza cromática y un sentido decorativo casi desconocido hasta entonces. Aunque no era aragonés, gran parte de su obra la desarrolló en Aragón.

Vida, obra y estilo

Bartolomé de Cárdenas, más conocido por su apodo Bartolomé Bermejo, nació en Córdoba, hacia 1440 y murió en Barcelona, hacia 1500. Fue un pintor gótico español activo en el último cuarto del siglo XV en tierras de la Corona de Aragón. De la vida de Bartolomé Bermejo, uno de los más destacados pintores del estilo hispanoflamenco, apenas se tienen datos. Se sabe que nació en Córdoba, porque en 1490 firmó la Piedad de la catedral de Barcelona con la fórmula Bartolomeus Vermeio Cordubensis. Su apellido real era Cárdenas y el apelativo Bermejo (o Rubeus en latín) podría deberse a su aspecto físico; pudo ser pelirrojo, o tenía la tez rojiza, o gustó de vestir prendas de ese color. Por su estilo, se ha supuesto por mucho tiempo que estudió en Flandes, pero no hay documentación que respalde una estancia en esa región; en la actualidad se cree que Bermejo se inspiró en pinturas flamencas que llegaban a la península.

Sus trabajos documentados se localizan principalmente en los territorios de la Corona de Aragón, donde colaboró con Martín Bernat, su más directo seguidor, y Miguel Ximénez, entre otros, en obras como la restauración de la policromía del retablo mayor de La Seo de Zaragoza. Antes de su llegada a Aragón pudo estar en Valencia, donde dejó el San Miguel de la iglesia de Tous (1468) firmado Bartolomeus Rubeus, actualmente en la National Gallery de Londres, con un donante perfectamente caracterizado a la manera de Dierick Bouts. De la etapa de Valencia (1468-1474) son también La muerte de la Virgen, Virgen de la Leche y Cristo en el sepulcro sostenido por dos ángeles.

Debido muy posiblemente a su condición de judeoconverso, Bermejo fue un artista nómada, que tuvo que trabajar en diversas poblaciones y, debido al sistema gremial, que impedía el trabajo a artistas foráneos, tuvo que asociarse con artífices locales, que resultaron ser siempre inferiores a él.

Se documenta su actividad como pintor en Daroca (Zaragoza) entre 1474 y 1477, ocupado en el retablo mayor de la iglesia parroquial de Santo Domingo de Silos, aunque su presencia en esta ciudad es posible que sea algo anterior. Santo Domingo de Silos entronizado como abad, posiblemente sea la obra más divulgada del autor. Santo Domingo aparece sentado en posición frontal, con rígida majestuosidad; viste una rica capa pluvial y cubre su cabeza con la mitra episcopal, minuciosamente tratadas en los detalles de los bordados figurativos. En el trono, entre tracerías góticas, se representan en animadas figuras las siete virtudes, a la manera de fingidas esculturas policromadas.

Originalmente, sirvió como tabla central del retablo mayor de la iglesia parroquial de Santo Domingo de Silos de Daroca. Este retablo, desmantelado por un incendio sufrido en su iglesia en el siglo XVIII, se conserva en el Museo del Prado, al igual que el que representa al rey Fernando I de Castilla acogiendo a santo Domingo de Silos.

En 1477 se trasladó a Zaragoza donde consta su presencia hasta finales de 1484, con obras en la Seo del Salvador y la primitiva basílica del Pilar, para la que, en colaboración con Martín Bernat, ejecutó el retablo del mercader Juan Lobera. Desde 1486 se le encuentra documentado en Barcelona, donde compitió con Jaume Huguet por la adjudicación de la pintura de las puertas del órgano de Santa María del Mar y firmó en 1490 el retablo de la Piedad con San Jerónimo y el donante, del cardenal Lluís Desplà, para la catedral de Barcelona. Debía de residir aún en Barcelona en 1498, cuando se data la Santa Faz de la catedral de Vich, su última obra documentada.

La obra de Bartolomé Bermejo se inscribe en la tendencia hispanoflamenca, siendo el maestro más representativo de la escuela aragonesa, sin vínculos con la pintura andaluza pese a su nacimiento en Córdoba. Su estilo está influido por la escuela flamenca, en particular por Van der Weyden, Van Eyck y Dirk Bouts, pero a quien más se acerca quizá sea al portugués Nuno Gonçalves por comunidad de intereses y formación análoga. Rasgos flamencos en su arte son: el manejo empírico de la perspectiva, la representación minuciosa de los detalles y la óptima técnica al óleo, que utiliza junto con el temple, así como el naturalismo en los rostros y el paisaje.

La mayor parte de su obra fue realizada en territorios de la antigua Corona de Aragón y sus asuntos son siempre los religiosos, aunque pudo incluir retratos del natural en las figuras de los donantes incorporados en algunas de sus tablas más célebres. Entre sus clientes estuvo la reina Isabel la Católica, de la que realizó un retrato. Con la excepción quizás de Pedro Berruguete y Alejo Fernández, Bartolomé Bermejo es la personalidad artística hispana más poderosa de su época en los reinos.

Los niños en su obra

Bermejo representó solo al niño en forma de niño Dios y lo hizo en muchas de sus obras, acompañando a la Virgen, de recién nacido, como lactante o adorado por los Reyes Magos. En una ocasión representó a un joven adolescente. Se exponen algunas de sus obras en las que contienen estas figuras.

La obra más destacada de la etapa de Valencia es Virgen de la Leche. Formó parte del retablo de la iglesia de Santo Domingo de Valencia. María se presenta dando el pecho al Niño; así se pretende subrayar el papel de la Virgen como intercesora ante el Señor. La influencia flamenca se aprecia en el dorado del fondo, las líneas marcadas del dibujo y la calidad de las texturas de las telas y las joyas. En la iconografía pictórica no es excepcional la representación de la Virgen eyectando la leche de su mama, como en la obra El nacimiento de la Vía Láctea de Rubens (1577-1640), en donde se ve a la diosa Hera dando de mamar a Hércules.

Llama la atención la espontaneidad y viveza del rostro del Niño, que mira al espectador. No obstante el pintor ha remarcado las facciones del pequeño que sobresalen por su fealdad: ojos grandes con la mirada fija, nariz grande y bulbosa, surco nasolabial prominente y pabellones auriculares de implantación retrasada. Así mismo, lleva un pelo abundante de una distribución frontal inadecuada para su edad. También aparece la parte superior del cuerpo desnuda, pero con grandes pliegues en la piel de brazos y cuello; sobresale también el relieve de las mamas del pequeño. Manos y pies deformes.

El niño intenta mamar del pezón materno, pero no lo consigue y la leche de la madre es arrojada de sí. El Niño juega con un rosario de coral. Su cabeza está rodeada por una corona dorada que se confunde con los fondos del cuadro. La figura de la Virgen está más conseguida que la del Niño. No obstante, se aprecia que la mama lactante está implantada en la región subclavicular de la Virgen y no de la región pectoral. Se trata de un óleo sobre tabla de 52,8 por 43,3 cm, data de 1468-1474 y pertenece al Museo de Bellas Artes de Valencia (Fig. 1).

Figura 1. La Virgen de la Leche.

Fernando I de Castilla acogiendo a Santo Domingo de Silos, perteneció, como el Santo Domingo de Silos, al retablo de la iglesia de Santo Domingo de Silos de Daroca. Es una de las dos historias del santo que se representan en la calle lateral izquierda, realizada en colaboración con Bernat. El rey de Castilla, acompañado de su Corte, recibió a las puertas de Burgos al santo, huido del monasterio riojano de San Millán de Suso tras enfrentarse con el rey don García de Nájera, y le nombró abad del Monasterio de Silos.

En la parte derecha del cuadro aparece la figura de un adolescente que pertenece a la comitiva del rey; posiblemente, sea un escudero o hijo de algún cortesano vinculado a la Corona. Puede tener 14 o 15 años y va ricamente ataviado. Solo se le ven las manos y la cara. Llama la atención la oreja izquierda del joven, que es de pequeño tamaño y sobresale de la cabellera, de color castaño. La anatomía del cuerpo y de la cara es perfecta.

El resto de los personajes está bien retratado, con una isocefalia, característica en este tipo de composiciones. El rey, viejo y achacoso, manifiesta una gran tristeza y pesadumbre, como todos los demás presentes, clérigos y nobles. El fondo está ocupado con un paisaje campestre y un castillo renacentista, al modo de la época. Óleo sobre tabla de 145 por 94 cm, 1478-1479 (Fig. 2).

Figura 2. Fernando I de Castilla acogiendo a Santo Domingo de Silos.

El Retablo de la Virgen de Monserrat podría haber sido pintado en Valencia, antes del traslado del pintor a Aragón, pues se trata nuevamente de una obra en colaboración, en la que a Bermejo corresponde únicamente la tabla central, siendo las laterales y las grisallas de los reversos probablemente obras del taller de Rodrigo de Osona. La obra fue realizada por encargo de Francesco della Chiesa, mercader italiano que lo quería para presidir la capilla que fundó en la catedral de su ciudad de origen.

La pintura es un tríptico en el que se representa a la Virgen con el Niño y un donante en su tabla central, y en los paneles laterales, divididos cada uno en dos registros, El nacimiento de la Virgen con la Presentación del Niño Jesús en los superiores y San Francisco de Asís recibiendo los estigmas con San Sebastián en los inferiores. En la obra cabe destacar la amplitud de sus paisajes crepusculares con fondos urbanos y arquitecturas góticas.

En la obra aparecen tres figuras infantiles. El niño Jesús del retablo central muestra unas características anatómicas deformes, un tronco alargado, una cara con una mirada tosca, nariz achatada y mentón prominente. Las orejas están implantadas muy abajo y retrasadas, da la sensación de que brotan del cuello del niño. Los músculos de los brazos están demasiado resaltados. El abdomen también sobresale ostensiblemente y las extremidades inferiores contienen un abundante panículo adiposo. También se muestran la bolsa escrotal y el pene. La imagen de la Virgen, sin embargo está más conseguida, con las características propias de las imágenes y pinturas flamencas.

En el panel izquierdo, y en la parte superior, aparece la imagen de la Virgen recién nacida. Todavía se puede ver a la parturienta en la cama asistida por las matronas. La niña aparece vestida con el típico vendaje que solo dejaba ver la cara de la niña. El pequeño tamaño de la recién nacida no permite apreciar las características morfológicas de los detalles faciales, no obstante se aprecia una microcefalia muy llamativa.

En el panel de la derecha y en la parte superior aparece la presentación del niño Jesús, que aparece desnudo y también de pequeño tamaño, que puede corresponder a un niño de un año de edad aproximadamente. Tampoco se puede apreciar el detalle de su anatomía. Es un óleo sobre tabla de roble. La tabla central mide 156,5 por 100,5 cm. Se encuentra en la sacristía de la catedral gótica de Acqui Terme, ciudad y sede episcopal del Piamonte, en la provincia de Alessandria (Italia). Pintado hacia 1484 (Figs. 3 y 4).

Figura 3. Retablo de la Virgen de Montserrat (tríptico).

 

Figura 4. Retablo de la Virgen de Montserrat (detalle).

En la obra Epifanía aparecen abundantes personajes y en varios planos diferentes. En el primero de ellos se observa al rey Melchor, arrodillado, con su corona en el suelo y besando el pie al niño Jesús. En un segundo plano se encuentran San José y los otros dos reyes, Gaspar y Baltasar, con sus atributos reales y ofrendas. En otro plano posterior aparecen otras personas no identificadas, que pueden ser lugareños y pastores que han acudido a adorar al niño Jesús.

El Niño aparece sentado en el regazo de su madre y desnudo. Por su apariencia, el niño debería tener de 6 a 8 meses, ya que sostiene la cabeza con seguridad y mantiene el brazo derecho en alto en posición de bendición. Se aprecian muy bien los genitales y las proporciones anatómicas están bien conseguidas. El ambiente está inmerso en una construcción medio abandonada, con restos arquitectónicos ambientales compatibles con la época que ha querido imprimir el artista. Al fondo se atisba un paisaje campestre. Colores cálidos, con preferencia por los rojos, amarillos. Data de 1490 y pertenece a la Capilla Real de Granada (Fig. 5).

Figura 5. Epifanía (Adoración de los Reyes).

En Virgen con niño, se aprecian la figura de la Virgen y la del niño Jesús. La obra mantiene alguna diferencia respecto de las comentadas anteriormente. La imagen de la Virgen aparece ocupando gran parte de la composición: lleva mantón, corona y larga cabellera. Su mano derecha sostiene un libro abierto, detalle nada frecuente en la representación de maternidades.

Con su mano izquierda y apoyada en un cojín, mantiene a su hijo, desnudo, de unos diez meses de edad, dadas sus características morfológicas: mantiene la cabeza y cierto tono en las cuatro extremidades. La frente es prominente, pero las facciones de la cara son normales, así como las proporciones del cuerpo. El niño está triste y mira hacia su izquierda, como si quisiera ver el resto de la composición. El fondo está ocupado por adornos y espejo al uso de la época, así como por una ventana por donde se observa el paisaje. Data de 1490. Óleo sobre tabla (Fig. 6).

Figura 6. Virgen con niño.

 

Bibliografía

- Bartolomé Bermejo. Acceso en enero de 2022. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Bartolom%C3%A9_Bermejo.

- Mañas F. Pintura gótica aragonesa. Guara editorial. Zaragoza. 1979.

- León Villaverde A. Bartolomé Bermejo y el reino de Valencia. Institución Alfonso el Magnánimo. Valencia. 2006.

- Berg-Sobré J. Bartolomé de Cárdenas “El Bermejo”. Pintor errante en la corona de Aragón. San Francisco-Londres. Bethesda. Maryland. 1998.

 

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