Skip to main content
PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº1 – ENE-FEB 2020

Anselmo Gascón de Gotor, comprometido con la historia

J. Fleta Zaragozano
Representación del niño

en la pintura española


J. Fleta Zaragozano

Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Zaragoza

Pediatr Integral 2020; XXIV (1): 65.e1 – 65.e3


Anselmo Gascón de Gotor, comprometido con la historia

Gascón de Gotor fue un hombre polifacético: pintor, ilustrador, profesor, historiador y escritor. Culto, sensible, valiente y comprometido con la conservación del patrimonio de Aragón. Lo que más le gustaba era realizar retratos del natural y escenas costumbristas, pintorescas o con personajes de la época, dejando los paisajes para los encargos. Aunque él era academicista, no dejó de pintar algunos cuadros que podemos denominar impresionistas, por el trazo suelto y los colores empleados.

Vida, obra y estilo

Anselmo Gascón de Gotor nació en Zaragoza en 1865 y falleció en Huesca en 1927. A los trece años, empezó sus estudios en la Escuela Provincial de Bellas Artes de Zaragoza y allí permaneció hasta el año 1884. En esa fecha realizó una copia, magistral, del cuadro de Carreño San Sebastián, que en la actualidad, se encuentra en la parroquia de San Ildefonso de Madrid, en el altar de la Virgen de la Salud.

Coincidiendo con la muerte de su padre, comienza su trayectoria artística, pintando el retrato de un niño que había fallecido y el de su abuelo. Ambas obras fueron expuestas en una tienda de la calle Alfonso I de Zaragoza y compradas por la familia. Este fue el primer dinero conseguido por el pintor, que lo dedicó al pago de una cruz de piedra para la tumba de su padre. A las exposiciones aragonesas, que se celebraron en Zaragoza en 1885 y 1886, presentó varios cuadros, entre ellos Un anciano de la Edad Media y Anciano orando, obteniendo la tercera medalla. Lleva sus cuadros a Madrid y allí es adquirido el primero de ellos por el Estado, con destino al Museo Nacional de Pintura, siendo elogiado su trabajo en la prensa; el cuadro se encuentra actualmente en el Museo de Palma de Mallorca, como depósito del Museo del Prado.

Ante el éxito logrado en Madrid, el Círculo Mercantil de Zaragoza, y a propuesta de su presidente, Basilio Paraíso, lo pensiona para que durante un año estudie en los Museos de la capital de España, la manera de hacer de los grandes maestros. De esta época es Un fumador, cuadro en el que la crítica madrileña del momento ya empieza a descubrir su capacidad artística.

En el curso 1886-1887, estudió en la Escuela Nacional de Pintura de Madrid y, como continuar los estudios, una vez fallecido su padre, era muy gravoso para la familia, en 1887 envió una petición al alcalde de Zaragoza, solicitando una pensión para estudios artísticos. Durante estos años de su vida en Madrid, solía trabajar en el estudio de Marcelino de Unceta y acudía con él al paseo de coches del Retiro, tomando modelo de los carruajes y caballos que por allí transitaban.

Al mismo tiempo que hace sus pinturas, de las cuales vive, inicia junto a su hermano Pedro, trabajos de investigación histórica, publicando en 1890 el primer tomo del estudio Zaragoza artística, monumental e histórica y, al año siguiente, el segundo tomo. La obra fue alabada en la Academia de San Fernando, adquirida por el Estado y obtuvo varias medallas de oro en exposiciones nacionales y extranjeras; en la actualidad, es pieza importante para conocer la historia de la ciudad y libro de consulta para investigadores.

Uno de los monumentos más emblemáticos de Zaragoza era la magnífica torre mudéjar, construida en el siglo XVI, vigía de la ciudad, donde figuraba un reloj y una campana que avisaba de la hora y acontecimientos que sucedían. La torre tenía, a partir del segundo cuerpo, inclinación, por lo que los vecinos del sector donde estaba construida (plaza de San Felipe) veían motivos para empezar una campaña a favor del derribo, por ser amenaza de ruina y perjuicio para sus casas. A pesar de una campaña de defensa de dicha torre por parte de Gotor, ésta fue derribada.

En 1901, Gascón de Gotor fija su residencia en Huesca, donde dirigirá en el futuro el Diario de Huesca. Terminó de consolidar su estancia en Huesca, al haber obtenido por oposición en 1908, la cátedra de Dibujo en el Instituto de Segunda Enseñanza. No solo se dedicaba a las clases de dibujo y pintura, sino que colaboraba e investigaba sobre temas arqueológicos e históricos. En sesión celebrada en la Academia de San Fernando, en 1905, como miembro correspondiente, se interesa por el expediente iniciado por la Comisión de Huesca a favor del castillo de Loarre; así, hizo campaña para que el castillo fuese declarado monumento nacional. También consiguió la vuelta del retablo de San Bartolomé y la estatua de San Pedro al Museo de Huesca y, con sus artículos, evitó la venta de la sillería de la Iglesia de Santo Domingo.

Fue nombrado miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia en 1917. Mientras tanto, no abandonó su interés por Zaragoza y, así, dio a conocer la casa de Goya en Fuendetodos, logró la declaración de monumento artístico nacional del templo del Pilar y evitó la venta de los tres relicarios que el Papa Luna había regalado a la catedral del Salvador. El Ayuntamiento de Zaragoza le concedió, en 1925, la Medalla de oro de la Ciudad. Fue director de las revistas de arte: España Ilustrada, La Información y El Semanario Ilustrado, y colaborador de: Art Chretien, Blanco y Negro, La Ilustración Española y Americana y El Diario Universal, entre otras publicaciones.

Los adolescentes y niños en su obra

Gascón fue destacado retratista, especialmente a raíz del retrato que le hizo a Alfonso XIII en 1908, que le daría el empuje definitivo en su carrera. Destacan obras de género al gusto decimonónico y son, en su mayoría, retratos de personajes populares como Joven aragonesa, que obtuvo la mención de honor en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1895 y sería comprada por el Estado para el Museo Nacional de Pintura.

El cuadro muestra el retrato en vista lateral de una joven adolescente de la tierra. Va ataviada con el traje regional de gala, con su mantilla negra bordada, el mantón en tonos dorados, la falda en tonos marrones y el delantal, de color y dibujos negros. También porta zapatos negros. La joven permanece hierática, mirando al frente, en actitud rígida y con las manos entrelazadas. El fondo está ocupado con colores marrones y grises. Brilla el detalle de los flecos que cuelgan del mantón. Por deseo del pintor, fue llevado al Museo de Zaragoza, donde actualmente se encuentra como depósito del Museo del Prado. Realizado en 1894. Es un óleo sobre lienzo de 203 por 103 cm (Fig. 1).

Figura 1. Joven aragonesa.

El cuadro Anselmo Gascón de Gotor y Giménez representa a un niño de unos diez años de edad, hijo del pintor. La figura, cabeza y pecho, es de textura pastosa y ocupa gran parte del retrato. Prácticamente, solo hay tres gamas de color en esta obra: blanco, negro y rosa. El primero luce en la camisa del pequeño; prenda que lleva un gran lazo al cuello, abotonadura y grandes pliegues. El color negro ocupa el sombrero del niño, con ala muy ancha. El fondo del retrato se cubre con una gama de negros y algún toque de grises. El niño posa con luz frontal, complaciente para su padre, con la cabeza inclinada, los ojos abiertos y la boca cerrada. Llama la atención la ligera inflamación de los párpados. Los colores de la cara son sonrosados.

El pintor tuvo tres hijos. Anselmo fue doctor en Ciencias Históricas, periodista y académico, profesor del Instituto Goya y de la Escuela Normal de Magisterio de Zaragoza. Jesús, fue farmacéutico, periodista y profesor del Instituto de Huesca. Pedro falleció siendo muy pequeño en Huesca. La obra data de 1903 y es un óleo sobre lienzo de 39,5 por 35 cm (Fig. 2).

Figura 2. Anselmo Gascón de Gotor y Giménez.

En Huesca fundó una academia de dibujo y tuvo alumnos aventajados, como Ramón Acín, en 1909. Realizó una gran cantidad de dibujos al natural, en donde se aprecia una gran maestría. En el dibujo, Paisaje con niño, se muestra a un niño de unos cinco años, sentado en un ribazo y mirando al pintor. La figura ocupa la parte central de la imagen, es de pequeño tamaño y puede que sea el boceto de una obra proyectada. El niño se confunde con facilidad con el ambiente, las rocas y la maleza. Data de 1907 y se trata de un dibujo a lápiz sobre papel, de 24 por 30 cm (Fig. 3).

Figura 3. Paisaje con niño.

El cuadro Sagrada Familia permite observar al Niño Jesús, ya crecidito, bordeando el año de edad. La Virgen lo coge entre sus manos y mantiene al niño erguido, apoyando los pies sobre un soporte. Está desnudo y mirando hacia su derecha, con los ojos entreabiertos y la boca cerrada. Las proporciones anatómicas se conservan, aunque el pintor ha querido aumentar el volumen de las piernas del infante, incrementando el tejido graso de los muslos, signo este, muy común en las obras de estas características; posiblemente, el pintor quiere mostrar la buena salud, aumentando el tamaño de ciertas partes del cuerpo, como son las extremidades inferiores y los brazos. Los genitales del Niño parecen normales, al menos el pene, que se visualiza perfectamente. Las caras de San José y la Virgen María están muy logradas, especialmente la de San José, ambos con una corona en sus cabezas. Las manos de las tres figuras están correctamente pintadas, como corresponde a un dibujante de la categoría de un maestro, como Gascón de Gotor. Ropajes con abundantes pliegues, colores fríos y oscuros, con una luz que proviene de la izquierda del cuadro. Pintado en 1915, es un óleo sobre lienzo de 24,5 por 19 cm (Fig. 4).

Figura 4. Sagrada Familia.

En la obra, Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago, los niños se representan como ángeles y hay más de una docena. Se les representa solo con la cabeza, aunque los hay de medio cuerpo y todos ellos están alados. El estilo corresponde a la representación de temas religiosos, muestra inexcusable realizada por los pintores de academia de la época. Precisamente, este tema de la aparición de la Virgen del Pilar a Santiago, es muy reiterativo en los pintores aragoneses, desde antes de Goya; una de las obras más prodigadas es la de su maestro Luzán. Gascón aporta la pincelada suelta, los colores muy variados, con predominio de una gama fría y su dibujo característico. La luz procede del fondo del cuadro y envuelve a la imagen de la Virgen que aparece en su columna. Los personajes situados en el primer plano y junto a Santiago, aparecen envueltos en una bruma y miran al suelo, resignados y complacientes. Data de 1925 y es un óleo sobre lienzo de 47 por 34,5 cm (Fig. 5).

Figura 5. Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago.

Bibliografía

– Castán Palomar F. Aragoneses Contemporáneos (1900-1934). Herreín. Zaragoza, 1934,

– García Loranca A. y García-Rama J.R. Pintores del siglo XIX. Aragón-La Rioja-Guadalajara. Ibercaja. Zaragoza, 1992.

– Gascón de Gotor Giménez A. Tres pintores aragoneses (Pradilla, Unceta y Gascón de Gotor). Imprenta Cervantes. Zaragoza, 1948.

– Bespín MD. Anselmo Gascón de Gotor en Huesca: 1901-1927. Museo de Huesca, Ayuntamiento de Zaragoza y Gobierno de Aragón. 2012. Consultado el 20 de julio de 2019. Disponible en: http://bibliotecavirtual.aragon.es/bva/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=3714948

Copyright © 2024 Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria