Representación del niño
en la pintura española |
J. Fleta Zaragozano
Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Zaragoza
Pediatr Integral 2019; XXIII (5): 264.e1 – 264.e5
Lita Cabellut y sus retratos craquelados
Cabellut, artista multidisciplinar aragonesa de origen muy humilde, fue criada en Barcelona y vive en La Haya. Desde muy joven demostró grandes cualidades para el arte. En 2015, la revista especializada Artprice incluyó a la artista en el puesto 333 de su “top 500” de los artistas contemporáneos más cotizados del planeta. Así, Lita Cabellut se convirtió en la artista femenina española mejor cotizada.
Vida, obra y estilo
Lita Cabellut nació en Sariñena (Huesca) en 1961. Allí vivió con su familia hasta los seis años, momento en el que se trasladó con su madre, Francisca, de etnia gitana Sinti, a Barcelona. Se instalaron en casa de su abuela Rosa, pese a la escasez de medios en la que vivía. Fue a la escuela, donde se detectó que tenía problemas de dislexia. A los diez años, su abuela murió y fue internada en un orfanato, donde fue adoptada a los 13 años por una familia catalana pudiente. Progresó en sus estudios, pese a su analfabetismo y la dislexia, alcanzando rápidamente el nivel de sus compañeros de clase.
Su vocación por la pintura se inició en una de sus visitas al Museo del Prado, con las obras de Goya, Velázquez, Ribera y Rembrandt. En el garaje de la casa, pudo montar un pequeño estudio en el que empezó a desarrollar su vocación. En 1982, a los 19 años, Cabellut se mudó con sus padres a Holanda, donde estudió becada en la academia de arte Gerrit Rietveld en Ámsterdam (1982-1984). Durante estos años, su trabajo se vio influenciado por los grandes maestros holandeses y la artista desarrolló algunas de las técnicas que se han convertido en su seña de identidad, pero siempre reivindicando sus orígenes gitanos, ese pueblo lleno de magia, que canta sus penas con alegrías.
Lita Cabellut pinta retratos fotorrealistas, el género pictórico que se basa en realizar obras desde una fotografía y que está considerado como una variante del hiperrealismo. En sus cuadros monumentales emplea de una manera revisada la pintura al fresco, con influencias de autores tan diferentes como: Rembrandt, Francis Bacon, Jackson Pollock o Antoni Tàpies y que, deliberadamente, rompen la belleza de sus modelos imprimiendo la realidad del paso del tiempo.
Cabellut se ha hecho experta en una técnica innovadora que, por medio de un craquelado, estratégicamente incorporado, hace aumentar el impacto visual de cada una de sus obras. Craquelando o agrietando la superficie de la tela ha retratado a personajes tan diversos como: Kafka, Camarón, Charles Chaplin, la Madre Teresa de Calcuta, Truman Capote, Frida Kahlo o Coco Chanel, entre otros. Todos ellos representan personajes que han tenido una vida intensa, algunos son personajes conocidos, otros anónimos, pero cada uno de ellos muestra mucho más que el parecido de sus rasgos físicos; según algunos autores, Lita es capaz de captar el alma del representado y transmitir gran emoción.
Trabajando en lienzos de gran formato, Lita Cabellut ha desarrollado una variación contemporánea de la técnica del fresco y una paleta de colores reconocible, que surge de su obsesión por darles piel a sus personajes. Sin embargo, más allá de sus trabajos y técnicas más reconocidas, Cabellut es una artista multidisciplinar que trabaja con: óleo sobre lienzo, dibujos en papel, escultura, fotografía, poesía, poemas visuales y vídeos, técnicas en las que refleja con frecuencia la violencia hacia las mujeres, la sordidez y la crueldad.
Los trazos desgarrados de sus pinceladas recuerdan especialmente a Lucien Freud y Francis Bacon, dos de sus pintores favoritos y fuente de inspiración. La propia autora describe, en una entrevista realizada para RTVE, la relación del trabajo de estos artistas con su obra: “con esas pinceladas neuróticas, Freud es un maestro en describir la crueldad”, y afirma también, que representa “el lado más olvidado de la sociedad”, con el que empatiza especialmente.
El trabajo artístico de Lita Cabellut se agrupa conceptualmente en colecciones o series de pintura. La colección Frida, The Black Pearl (2010) rinde tributo a la artista mexicana Frida Kahlo. Esta serie inspiró a Cabellut para crear Coco, The Testimony of Black and White (2011), una serie compuesta por 35 retratos de gran formato de una de las figuras más influyentes en el mundo de la moda. Con la serie A Portrait of Human Knowledge (2012), la artista continúa el trabajo realizado en anteriores colecciones y retrata a algunos de los iconos de conocimiento más influyentes de los últimos 150 años, como son: Stravinsky, Nureyev, Marie Curie, Billy Holiday, Federico García Lorca, Rudolf Steiner y Sigmund Freud.
The Trilogy of the Doubt (2013) es una colección compuesta por pinturas trípticas de temática social, que hablan sobre: el poder, la injusticia y la ignorancia. La colección de retratos Dried Tear (2013) expresa la fascinación y admiración por la cultura asiática, mientras que la serie The Black Tulip (2014) está inspirada en uno de los símbolos nacionales más famosos de los Países Bajos. Para su última colección, Blind Mirror (2015), Cabellut explora temas, como la cultura y la religión, centrándose en algunas de las religiones más influyentes en la historia de la humanidad.
Su primera exposición tuvo lugar en el Ayuntamiento de Masnou en Barcelona, en 1978. En 1987, tuvo lugar su primera exposición individual en el Arte e Industriae de La Haya. Su obra ha sido expuesta en todo el mundo, pasando por ciudades como: Barcelona, Nueva York, Dubái, Miami, Singapur, Hong Kong, Londres, París, Tokio, Venecia, Mónaco, Seúl y Estocolmo. En 2019, en su exposición La victoria del silencio, en el Museo Goya de Zaragoza, se mostraron 40 obras de la artista expuestas por primera vez en España.
Lita Cabellut ha recibido diversos premios y distinciones. En abril de 2011, recibió el Premio de Cultura Gitana de Pintura y Artes Plásticas del Instituto de Cultura Gitana, en reconocimiento al trabajo realizado en beneficio de la cultura gitana en el mundo. En marzo de 2015, Lita fue invitada a formar parte del jurado de los premios Figurativas por la Fundació Privada de les Arts i els Artistes. Figurativas es un premio artístico anual dedicado a difundir y promover el arte figurativo. En el 2017, ganó el IX Premio Time Out Barcelona por su contribución a la proyección de la ciudad, con su exposición Retrospective en la Fundación Vila Casas en Barcelona. En 2018, recibió el premio Fuera de Serie de las Artes.
Los niños en su obra
La representación de niños en su obra no ocupó carácter preferente, no obstante los pintó en diferentes actitudes, siempre con las características personales que definen su estilo. Destacaremos los siguientes cuadros.
En el cuadro, Macarena la gitana, la autora ha representado dos figuras: una mujer adulta y un niño. La mujer aparenta una edad de unos cincuenta años, tiene una mirada triste y va vestida con un ropaje que le cubre parte de la cabeza, el cuello y los hombros. Lleva pendientes. La anatomía de la mujer, en el tercio de su cuerpo que muestra, hay una ausencia casi total de cejas, nariz algo alargada y surco naso labial muy corto. Boca cerrada, mirada huidiza y pabellón auricular sin lóbulo. Con todo ello, las facciones son correctas e incluso puede adivinarse cierta belleza natural y enigmática de su imagen. La pintora nos quiere trasmitir un estado de resignación, algo muy común en los cuadros de esta serie.
En su regazo, aparece la figura de un niño o niña de unos nueve o diez años de edad. El pequeño tiene la misma mirada que su madre, también expresa una profunda tristeza y mira al espectador. No tiene pelo, se le adivinan las cejas y las pestañas, la nariz es alargada y presenta: una microstomía llamativa, una ptosis palpebral inferior derecha y un pabellón auricular no despegado de la cabeza, aunque bien implantado. Cuello corto y un tórax en el que no se ve relieve óseo alguno.
La artista nos ha querido transmitir el drama desgarrador que supone haber nacido gitano y pobre. Estructura triangular, líneas imprecisas y aparición de rasgos de craquelado. Colores marrones, negros y grises en diferentes tonalidades y fondo monocolor. La luz procede del frente y de la derecha (Fig. 1).
En Gitano con niño, se representa un hombre adulto y un niño. Tiene similares características que el cuadro Macarena la gitana. Los cuerpos están limitados a las cabezas de ambas figuras y a la parte superior del tórax.
El personaje adulto tiene una mirada tétrica y mortecina y, aparentemente, mira hacia el espectador. Su cabeza tiene detalles que simulan una calavera, como son las grandes cuencas de las órbitas y la calota. Naturalmente no lleva pelo, sus pabellones auriculares están muy despegados y tiene una gran nariz. Solo va cubierto por un leve tul rayado con el cubre también parte del cuerpo del niño o niña.
El pequeño, de unos cinco o seis años de edad, está en el regazo del hombre mayor, presumiblemente sentado sobre sus rodillas. Está desnudo, con los ojos cerrados y la mirada hacia abajo. No lleva pelo ni cejas, algo común en los niños representados en esta serie, al igual que la obra anterior. En este caso, se dibujan perfectamente los hombros del pequeño. Colores marrones, grises y negros, incluso en el fondo de la obra. Luz frontal. Características evidentes del craquelado en ambas figuras. Lita ha dibujado perfectamente el drama de tristeza, dolor y tormento vivido por estos dos personajes (Fig. 2).
La obra Odette de Groede-1 tiene aspectos comunes con las obras anteriores, pero difiere de ellas en aspectos fundamentales respecto de los elementos formales y expresión. En este caso, se representa a una niña de unos seis o siete años de edad. Es un retrato fiel al modelo pero con atavíos y detalles de siglo XVII.
Bajo las líneas características del craquelado, que se extienden por la figura y por el fondo, aparece la facies de una niña bien parecida, de facciones armónicas y anatomía correcta. La frente es prominente y está demasiado despejada y los pabellones auriculares son de implantación algo baja. A pesar de ello, supone una buena fotografía de la pequeña. Su mirada la dirige hacia el suelo, con cierta timidez y esbozando una muy leve sonrisa que emana serenidad. Es evidente que este retrato no se corresponde con una niña gitana.
Lleva un tocado sobre el pelo del cual sobresale un moño lateral. Alrededor de su cuello lleva una gorguera y bajo la misma aparece un vestido que le cubre el pecho y no deja ver los detalles que puede llevar esta niña. La gorguera trae consigo un nuevo tipo de peinado, el llamado peinado bobo; un recogido hueco a veces con rellenos que podía llevar algún adorno como una pluma. Estos cuellos tan altos imposibilitaban cualquier tipo de peinado que no fuera un recogido, tampoco los pendientes podían colgar, ya que no había espacio material para ello. En España, se llamó a la gorguera cuello alechugado, por la similitud de su forma con las hojas de la lechuga. Para su confección, se utilizaba lienzo, lino o encaje en varias capas y se rizaban o planchaban, formando distintos tipos de pliegues. La moda de los cuellos alechugados se originó en nuestro país en la segunda mitad del siglo XVI, alcanzando a principios de la centuria siguiente, un tamaño desmesurado y, por lo tanto, un precio astronómico.
Pincelada suelta, sobre todo en la gorguera. Luz frontal y colores cálidos preferentemente, sobre todo, en la cara de la pequeña y en los fondos del cuadro. Lleva los labios pintados en rojo intenso. El tocado y el vestido de la niña son de color negro (Fig. 3).
En el cuadro Odette de Groede -2, se representa, posiblemente, a la niña del cuadro anterior, aunque de más edad. En este caso, la niña puede tener diez u once años. Aparece en una composición en tres cuartos, de pie, mirando a la pintora y con leve sonrisa. Lleva las manos recogidas a la altura dela cintura.
Anatómicamente perfecta, con detalles precisos y proporcionados de la cara. Asimismo, las manos se han representado a la perfección, aunque se resaltan los hoyuelos metacarpofalángicos de su mano derecha. La pequeña transmite felicidad, aunque posa algo forzada: da la sensación de que le costaba aceptar las órdenes para un posado adecuado.
Sobre su pelo aparecen dos moños, uno a cada lado de la cabeza, y en el cuello una gorguera que le impide mostrar sus adornos. Tiene un chal que le cubre todo el pecho y parte del abdomen. Bajo el chal aparece un rico vestido con adornos y, posiblemente, con verdugado, con el fin de ahuecar la falda, típica de la indumentaria flamenca. Estructura triangular, luz frontal y colores blancos, negros, grises y amarillos. Data de 2014. Se trata de una técnica mixta sobre tela de 260 por 200 cm (Fig. 4).
El cuadro Abel Frenouw representa a una niña de no más de diez años. Solo aparece la cabeza y parte del tórax. La niña va cubierta con un gorro que le oculta el pelo por completo. También, lleva gorguera en colores blanco y negro y, bajo la misma, lleva un vestido negro, sin apreciarse más detalles.
Las características anatómicas de la figura son correctas. Mantiene una mirada hacia arriba y dirigida hacia la derecha del espectador. También, esboza una leve sonrisa, con una cara agraciada. Colores fríos, preferentemente: negros, blancos y azules; rosas para la cara. También, se aprecia claramente la aplicación del craquelado. Data de 2014. Técnica mixta sobre tela de 150 por 150 cm (Fig. 5).
En la composición Indumentaria japonesa, aparece una niña de unos diez o doce años de edad. Su figura está en tres cuartos y aparentemente sentada. Su imagen contrasta con el fondo del cuadro y ocupa la mitad del espacio de la composición. Va vestida a la usanza de la mujer japonesa del siglo XIX de clase alta: kimono de amplios pliegues que le cubre todo el cuerpo y tocado en el pelo, sobre el cual puede verse un broche en forma de mariposa con las alas desplegadas. Además, se le aprecia la pintura que porta en su cara, boca y ojos, no así en sus manos. La niña mira al espectador fijamente, triste, cabizbaja y tiene las manos entrelazadas. Tanto los detalles de la cara, como los de las manos, son correctos.
Se observan pinceladas en blanco sobre la cara y las manos de la modelo, así como los trazos típicos que definen la pintura de Lita. La luz es frontal, los colores son cálidos para el fondo de la obra y fríos para el ropaje de la pequeña: blancos, rojos, verdes y marrones. La pintora ha representado fielmente la imagen exótica que ha querido mostrarnos en este retrato, así como en otros en los que ha representado a la misma niña (Fig. 6).
Leonardus Vleeshouwers es el retrato de un niño de unos diez años de edad. Solo aparece la cabeza y el hombro derecho. El niño está con la cabeza inclinada hacia abajo y lateralizada y su mirada la fija en el suelo. Transmite tristeza y resignación. La cabeza del pequeño ocupa gran parte de la superficie de la obra.
Lleva un gorro que le cubre la cabeza y tapa casi todo el pelo. Sobre su hombro se aprecia una chaquetilla de época en colores. Las características de la cara son correctas y los detalles anatómicos están realizados a la perfección: retrato casi fotográfico, al igual que muchas de las composiciones de Lita Cabellut. Luz frontal y colores variados, especialmente gamas de rojos, rosas y grises. Las líneas que cruzan la cara del niño y el resto de la obra son características que definen la originalidad de esta pintora (Fig. 7).
Bibliografía
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– Wikipedia. Lita Cabellut. [Consultado el 2 de marzo de 2019]. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Lita_Cabellut.
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– Press Europa. Lita Cabellut acerca al Museo Goya su obra más reciente, “La victoria del silencio”. [Consultado el 8 de marzo de 2019]. Disponible en: https://www.europapress.es/aragon/noticia-lita-cabellut-acerca-museo-goya-obra-mas-reciente-victoria-silencio-20190213154221.html.
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