Representación del niño
en la pintura española |
J. Fleta Zaragozano
Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Zaragoza
Pediatr Integral 2017; XXI (2): 140.e1 – 140.e4
El niño en la obra surrealista de Salvador Dalí
Dalí fue el representante más popular del surrealismo y es reconocido mundialmente por su obra repleta de imágenes oníricas. El artista dejó huella en el mundo de la ilustración y del grabado, realizó una notable cantidad de esculturas y de joyas, dejó también su obra en el campo escénico a través de la creación de ballets, escenografías y vestuario para óperas; sin olvidar sus aportaciones, de importancia decisiva, en el mundo del diseño, de la publicidad y del cine. Para la película Recuerda de Alfred Hitchcock, el artista diseñó los decorados. El niño no fue su modelo preferente, pero lo pintó en varias ocasiones.
Su vida y su obra
Nació en 1904 en Figueres, Girona, hijo de Salvador Dalí i Cusí, notario, y Felipa Doménech. Nació nueve meses y diez días exactos después de enterrado un primer Salvador Dalí, su hermano, de quien escribió que se parecían “como dos gotas de agua”. Su hermano primogénito murió por una meningitis cuando solo contaba siete años. El nombre que le pusieron, Salvador, es el mismo que tenía su hermano muerto. Fue un niño caprichoso, mimado y consentido en quien sus padres volcaron afecto y atenciones de una forma un tanto compulsiva, debido a la temprana muerte de su hermano.
Durante una larga convalecencia pasada en El Molí de la Torre, una finca cerca de Figueres, propiedad de la notable familia Pichot, Dalí descubrió la pintura. Allí realizó, con un absoluto desconocimiento técnico, sus primeros cuadros (óleos y acuarelas) de los que no queda rastro alguno, pero que impresionaron a quienes tuvieron ocasión de verlos. Fueron los Pichot, quienes aconsejaron a Dalí que siguiera cursos de aprendizaje y poco después, comenzó su primer curso de dibujo con Juan Núñez, de quien aprendió el uso del claroscuro y le introdujo también en las técnicas del grabado. Las obras de Dalí son conocidas por un importante trato de los detalles, a los que da mucha luz y color.
Fue admitido en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) en 1921, de la cual fue expulsado, acusado de subversión anarquista; fue arrestado y pasó un corto período en la cárcel, en Girona (1923). Tras ser readmitido, fue definitivamente expulsado en 1926 por su excentricidad. Se cuenta que cuando en un examen le pidieron que hablase sobre Rafael, Dalí respondió al tribunal: “Me es imposible hablar de ese sujeto delante de los tres profesores, porque yo sé mucho más sobre Rafael que todos ustedes reunidos”.
Al año siguiente conoció a Picasso en París, y diez años más tarde, en Londres, Stefan Zweig le presentó a Sigmund Freud. Amigo de Luis Buñuel y Federico García Lorca a los que conoció en Madrid en 1923. Con Buñuel realizó la escenificación de Un perro andaluz y colaboró, en una segunda etapa, en L’age d’or. Con García Lorca tuvo una amistad muy íntima, como lo prueba la apretada correspondencia mantenida entre 1925 y 1936. Hasta ese momento, Dalí no había amado a nadie de esta forma.
Durante su servicio militar (1927), Dalí realiza Cenicitas, su primera obra “daliniana” en la que afloran sus recuerdos-fantasmas. Durante sus años en París, adquirió las características del surrealismo en 1930. Sus obras en este periodo se inspiran en las teorías de Freud. Dalí conoció en 1929 a Gala, hija de un abogado ruso y compañera del poeta surrealista Paul Eluard. La vio por primera vez en la terraza del hotel Miramar, en Cadaqués, junto a su marido. Quedaron en encontrarse a la mañana siguiente, en la playa. Dalí decidió prepararse para el encuentro de una manera totalmente simbólica. Se arremangó la ropa para hacer resaltar el bronceado. Se puso al cuello un collar de perlas y en la oreja un geranio rojo. Se hirió al afeitarse la axila y se embadurnó el cuerpo con su propia sangre, a la que agregó una mixtura de cola de pescado, estiércol y aceite.
Pocos meses después, profundamente enamorados, se van a vivir juntos. Desde aquel momento Gala será para Dalí amante, amiga, musa y modelo (aparece por primera vez de perfil, en El gran masturbador, de 1929). En 1932, Dalí presenta su obra La persistencia de la memoria, en la primera gran retrospectiva surrealista que se celebra en Nueva York: es el principio de su espectacular éxito. A partir de 1936, junto a Gala, abandona su residencia en Cataluña. Desde 1940 hasta 1948, Dalí vivió en Estados Unidos. Allí realizó sus últimas obras, la mayoría de ellas de aspecto religioso, como Crucifixión o La última cena (1955, National Gallery, Washington).
En abril de 1970, anuncia la creación de un museo en Figueres, que abrió sus puertas cuatro años más tarde. En diciembre de 1979, una primera gran exposición antológica se inauguraba en el centro Georges Pompidou de París. A los pocos días, se hacían públicas las desavenencias con Gala y empezaba el conflicto de los derechos de autor y de las falsificaciones. Escribió algún libro autobiográfico como La vida secreta de Salvador Dalí. El 23 de enero de 1989, muere en el hospital de Figueres a los 84 años de edad a consecuencia de un paro cardiaco, después de haber sufrido una larga agonía. Su cadáver es embalsamado y enterrado en una tumba bajo la cúpula geodésica que domina su museo en la misma localidad.
Sus cuadros de niños
Dalí pinta a niños en varias de sus obras, casi siempre con carácter simbólico y en muy pocos retratos. Conviene destacar la perfección anatómica de sus cuerpos, tanto del niño pequeño como el del mayor. Esta perfección se muestra con verdadera maestría en sus obras de los cuerpos desnudos femeninos de los cuadros dedicados a Gala, o de los desnudos masculinos, como su Cristo de San Juan de la Cruz (1951) y Crucifixión (“Corpus hypercubus”) (1954), entre otros.
En Venus y Cupidillos, se muestra una escena de indeterminado carácter mitológico. Se encuadra en el mismo clasicismo mediterráneo que, por esas mismas fechas, practicaba Picasso. Dalí está todavía tanteando y alterna este tipo de cuadros con experimentos cubistas e incluso paisajes en los que todavía se dejan oír los últimos ecos del impresionismo. En la obra aparecen cuatro cupidillos jugando, de rostros inacabados, en una escena entre las rocas agrestes de la playa. La obra data de 1925, se trata de un óleo sobre tabla de 26 por 23 cm y pertenece a una colección particular (Fig. 1).
En 1934 pinta otra obra con niño: El espectro del sex-appeal. Aquí aparece Dalí de niño, de tamaño insignificante, con aro y vestido de marinero, que observa el cuerpo gigante de una anciana mutilada que apenas puede sujetarse. Su parte superior está constituida por una gigantesca butifarra, manifestando así el carácter mortal que se atribuye a todo lo comestible. Las muletas son, a veces, en el universo daliniano, sublimación de la idea de impotencia. Es un óleo sobre tabla de 18 por 14 cm y pertenece al Teatro-Museo Dalí de Figueras (Fig. 2).
En 1939 pinta Bebé mapa del mundo. La obra es surrealista; el artista incluyó la fotografía en color de la cabeza de un niño en un desierto. La cara del bebé tiene el mapa del mundo y el bebé está feliz porque parece que está riendo. Dalí pintó con los colores azul, blanco, marrón, negro, amarillo, rojo, rosa, entre otros. Parece que la cabeza del bebé es el globo terráqueo. Posiblemente, Dalí quería comunicar que los bebés son el futuro. También, incluyó una persona en el desierto que se escapa del bebé; esta persona tiene miedo del niño. Posiblemente, el artista quiso criticar a las personas que no tienen imaginaciones. Es un óleo sobre lienzo de 81 por 64 cm (Fig. 3).
En 1950 pinta Madonna de Portlligat. Los temas religiosos irrumpen en la obra de Dalí en los años cuarenta y cincuenta. Sobre ellos proyecta el pintor su arsenal ya conocido, sin renunciar por ello a la referencia a los grandes pintores del pasado, en este caso a la Madona de la Pinacoteca Brera, de Piero della Francesca.
En el cuadro aparece una virgen o Madonna con el rostro de Gala, la mujer del pintor, con el niño Jesús en su regazo. El niño ocupa el centro de la composición, no mira al espectador, lleva en sus manos la bola del mundo y un libro, presenta ligera macrocefalia, pelo rubio y abundante y extremidades en escorzo. La Madonna tiene una abertura rectangular en su tronco y delante de este está el niño Jesús, el cual también tiene una abertura en su tórax, donde a su vez hay un trozo de pan. Dalí describe esto como “un tabernáculo en el cuerpo de Jesús que contiene el pan sagrado”. Los dos personajes están encima de un pedestal y bajo un arco. Los diversos elementos del cuadro aparecen sin tocarse unos con otros, al igual que en la Leda atómica, sostenidos en equilibrio como los elementos que constituyen el átomo.
En la parte superior del cuadro, se encuentra una concha de la cual cuelga un hilo que sostiene un huevo. Estos objetos son para Dalí símbolos de la vida y lo más parecido a la perfección euclidiana. El arco blanco que se sitúa sobre Gala permanece dividido en cuatro partes y parece estar descuidado y despintado en varias zonas. Junto a la cabeza de la Madonna están dos bajorrelieves ornamentales que tienen, a su vez, dos esferas pequeñas flotando. Sobre uno de los arcos está clavado un hilo que sostiene un pedazo de carne cruda.
Junto a Gala hay dos mesas de madera. Destacan junto a uno de los muebles, un caracol de mar y una cesta con un pan. El pedestal tiene diversos símbolos importantes para Dalí. Sobre este, están situados, de izquierda a derecha, una tela, una abolladura, una flor blanca deshojada y otra floreciente. El pescado, dos judías o frijoles y un cesto. El pedestal tiene una abertura frontal dividida en tres partes. En la parte izquierda hay un rinoceronte dividido en varias partes, en el centro un huevo escoltado por cuatro piezas y a la derecha una especie de busto que sufre una explosión en su cara y flota como si no hubiese gravedad. Hay un fondo muy claro con el paisaje flotante, donde Gala está representada en diversas posiciones, vestida de novia. Al final, como si fuese una escena teatral, Dalí pinta en los extremos superiores dos telones. Se trata de un óleo sobre lienzo de 144 por 96 cm. Desde el año 2008, se encuentra en exhibición en el Museo de Arte de la ciudad de Fukuoka en Japón (Fig. 4).
Dalí vuelve a pintarse en el cuadro Dalí a la edad de seis años cuando creía que era una niña, que data de 1950. De nuevo, un sueño infantil en las playas de Cadaqués, recreadas con inquietante exactitud. Otra vez, el paisaje marinero con un niño desnudo que parece que levita sobre la superficie de la playa y una concha en su mano. Se trata de un óleo sobre tela de 99 por 80 cm. Pertenece a la Colección Conde Françoise de Vallombreuse, en París (Fig. 5).
En 1951 compone Explosive madonna, cuadro de temática religiosa, pero imbuido en el más absoluto surrealismo que caracteriza a su autor. La Virgen y en Niño lactante aparecen seccionados y, a su vez, envueltos en un vendaje que se desprende de sus cuerpos, que no llega a dibujar al completo. La Virgen sostiene un libro en su mano izquierda. De la composición emanan efluvios que hacen que las figuras prolonguen su área en el marco del cuadro. Destaca un único color marrón claro en cada una de las partes que se desprenden de los respectivos cuerpos. Es un óleo sobre lienzo de 86 por 64 cm (Fig. 6).
En este mismo año pinta Retrato de un niño. Se trata de una obra sin terminar, de la cual se desconoce el encargo y la figura que representa. Parece que se trata de un niño de siete u ocho años con mirada distante hacia lo alto, en un paisaje de celaje azul, y tonos verdes y marrones inacabados en el suelo. Su figura se acompaña de un pequeño árbol a su lado. Su factura es eminentemente figurativa. Se trata de un óleo sobre lienzo de 79 por 64 cm (Fig. 7).
Madonnna con rosa mística es un cuadro que muestra un riguroso academicismo flotando hacia la rosa mística de la letanía. Fue compuesto en 1963. En él se muestra una imagen de la virgen con el niño al estilo de las madonas del renacimiento en un fondo blanco y un paisaje indeterminado. El Niño sostiene una cruz y la Virgen una rosa en la parte central de la composición que da nombre al cuadro. Se trata de un óleo sobre lienzo de 48 por 42 cm y pertenece a una colección particular (Fig. 8).
Bibliografía
– Ades D. Dalí. La esfera de los libros. Madrid, 2004.
– Dalí S. Vida secreta de Salvador Dalí. Editorial Antártida. Barcelona, 1993.
– Descharnes R. Dalí. La obra pictórica. Taschen. Colonia, 2005.
– Gibson I. Salvador Dalí. Stuttgart. 2002.
– Sabler L. Dalí. Haus Publishing. Londres, 2009.
– Thiollet J. Carré d’Art: Salvador Dalí. Anagramme. Paris, 2008.
– Bozal V. Pintura y escultura españolas del siglo XX. Summa Artis. Vol. XXXVI. Espasa Calpe. Madrid, 1992.