J. García Pérez*, L. Parrondo**
*Pediatra. Consultor Senior de Pediatría Social. Presidente del Instituto Madrileño de Pediatría (IMPe).
Presidente del Grupo Pediátrico Madrileño (GRUPEMA).
**Psicóloga. Directora de Adoptantis Centro de Orientación, Preparación Apoyo a la Adopción.
Directora de “El Periódico de la Adopción”, publicación digital que aborda la temática adoptiva y de acogimiento
Pediatr Integral 2023; XXVII (4): 228.e1 – 228.e4
Menores no acompañados (MENAS)
La migración es un hecho constante en la historia. Se puede afirmar que la historia de la humanidad es la historia de las migraciones.
Desde que el Homo sapiens se dispersó desde su cuna africana hace unos 100.000 años en busca de nuevos territorios, movido por el crecimiento demográfico y la disminución de recursos alimentarios, la humanidad no ha dejado de desplazarse en busca de mejores horizontes.
En el nacimiento de las grandes civilizaciones de la Antigüedad, se narran migraciones antes de la formación del pueblo al cual se pertenece.
En nuestros días, más de la mitad de las personas refugiadas en el mundo tiene menos de 18 años. Hay unos 33 millones de niños y niñas que han cruzado fronteras internacionales buscando seguridad u oportunidades. Muchos lo hacen solos.
Sobre ellos reflexionaremos en estas líneas, tratando de comprender el origen de su migración, los riesgos que asumen, las secuelas que la migración en solitario puede dejarles y el recibimiento que tienen en el lugar de destino.
La migración a lo largo de la historia
A lo largo de la historia, casi todos los pueblos se han desplazado.
Desde el homo sapiens, emigraron los aztecas de Aztlán hacia Tenochtitlán. La Hélade griega se forma dispersándose por todo el Mediterráneo. La propia fundación de Roma, aglutinando a pastores venidos de otros lugares y, según la mitología, fundada por troyanos que se refugiaron en las 7 colinas huyendo de la guerra con los griegos, como nos cuenta Virgilio.
Las invasiones centroeuropeas para fundar los reinos francos, visigodos, ostrogodos, suevos… La expansión del islam desde la península arábiga…, y así hasta la última gran potencia, como hemos visto en los EE.UU.
Las cualidades de un pueblo y hasta su marco teológico proceden de la experiencia del evento migratorio. En todas las grandes civilizaciones, hay una historia de inmigración en sus orígenes.
La emigración en España
En el caso de España, los últimos 500 años han sido predominantemente de emigración, destacando diferentes etapas.
Una primera etapa, larga y muy regulada hacia el nuevo mundo, entre los siglos XVI y XVIII; una segunda gran oleada en la segunda mitad del siglo XIX y primeros veinte años del siglo XX; y dos grandes movimientos migratorios en el siglo XX:
• Uno de carácter político, el exilio de cientos de miles de derrotados de la guerra civil.
• Otro de carácter económico, en la década de los 60, predominantemente a Centroeuropa y al norte de África. Por tanto, en los últimos 500 años, España (al igual que Europa en general) ha sido un país de inmigrantes.
Desde hace unas décadas, esta tendencia histórica se ha invertido y ahora España es receptora de la inmigración.
No podemos saber qué consecuencias tendrá, pero de momento, destaca el maltrato al inmigrante, pareciendo que hemos perdido nuestra memoria histórica.
Menores migrantes no acompañados
Más de la mitad de las personas refugiadas en el mundo tiene menos de 18 años. Hay unos 33 millones de niños y niñas que han cruzado fronteras internacionales buscando seguridad u oportunidades. Muchos lo hacen solos(1,2).
La creciente presencia de niños y niñas es una nota distintiva de las crisis humanitarias migratorias en el sur de Europa y en la frontera sur de EE.UU.
Desde 2009, la Eurostat publica el número anual de inmigrantes que llega a cada Estado miembro por edades, junto con los casos de asilo pendientes, las decisiones adoptadas sobre el asilo y los casos que se han retirado(3).
Según la Eurostat, el número de menores no acompañados entre los solicitantes de asilo en Europa aumentó de 10.610 en 2010 a 95.205 en 2015, disminuyendo a 17.890 en 2019. El aumento entre 2010-2015 se atribuye al incremento global del número de solicitudes de asilo en el continente. El 8 % de todas las personas que llegaron a Italia a través del Mediterráneo en 2015 fueron menores no acompañados y subió al 14 % en 2016. Ese año, 9 de cada 10 niños que cruzaron el Mediterráneo fueron menores no acompañados, según UNICEF.
En la frontera entre EE.UU. y México, la Patrulla de Fronteras de EE.UU. detuvo a cerca de 69.000 niños no acompañados en 2014, 40.000 en 2015 y 60.000 en 2016. El 61 % de los menores no acompañados detenidos procedían de El Salvador y Guatemala. Datos recogidos en el Informe Niños y jóvenes migrantes, realizado por el Portal de datos sobre migración (https://www.migrationdataportal.org/).
Menores migrantes no acompañados en España
La población española percibe como una “invasión” la llegada de menores migrantes; sin embargo, según los datos recogidos por UNICEF, la población de menores de edad llegada a España en los últimos años no parece indicar lo mismo, según se señala en la figura 1.
Figura 1. Evolución de llegadas marítimas de menores de edad. Fuente: UNICEF.
La tendencia de llegadas de niños y niñas migrantes no acompañados a España es creciente, sobre todo a partir de 2017, y alcanzó un pico máximo en 2018. En ese momento, el mayor volumen de llegadas se registraba, sobre todo en Andalucía, Ceuta y Melilla.
Desde septiembre de 2019, el foco se ha trasladado a las Islas Canarias y, en 2021, también a Ceuta. A 30 de junio de 2021, hay registrados 8.642, de los cuales 7.265 son de los cinco principales países de origen.
La figura 2 señala el origen y número de los menores migrantes y la Comunidad autónoma a la que han ido a residir.
Figura 2. Origen y número de menores inmigrantes por Comunidad Autónoma. Fuente: UNICEF. Registro de Menores Extranjeros No Acompañados. Ministerio del Interior.
Los datos ponen de relieve la dimensión que ha adquirido el fenómeno en España, pero tienen limitaciones y han de ser tomados en cuenta con cautela:
• No existen datos oficiales de los niños y niñas que entran en nuestro país por vía terrestre de forma irregular, ya que muchos no son detectados.
• El recuento de menores de edad que entran por vía marítima se realiza antes de determinar definitivamente la edad.
• Se usan métodos para determinar la edad con amplios márgenes de error, que dejan a niños y niñas fuera del sistema de protección y de las cifras oficiales.
• Al Registro de Menores Extranjeros No Acompañados del Ministerio del Interior no tienen acceso las entidades públicas de tutela y no sirve para dar seguimiento al proceso de protección, desarrollo e integración social.
Motivos de la migración
Aunque algunos puede que hayan perdido a sus padres o familiares por culpa de la violencia, en muchos de los casos, la familia continúa en el país de origen. Habitualmente, provienen de familias numerosas con pocos recursos. Abandonan a su familia y su país en busca de una oportunidad, de un futuro mejor. En algunos casos, son los “elegidos” por la familia para iniciar la aventura y con sus ingresos mejorar la situación de la familia que allí queda.
Estos niños y niñas migrantes han salido de realidades extremadamente complejas: conflictos en sus países, violencia intrafamiliar, matrimonios forzados o condiciones de exclusión, falta de acceso a servicios básicos y/o discriminación por diferentes motivos(4).
Durante las rutas, a veces de semanas, meses o años, se enfrentan a múltiples riesgos, abusos o violencia.
Protección de los menores migrantes en España
Una vez llegados a España, corresponde a las Comunidades Autónomas garantizar su protección. Aunque se han comprobado avances en este tema, siguen existiendo actuaciones de las entidades públicas, que les colocan en situación de vulnerabilidad y desprotección.
Una de ellas, son las pruebas para identificar su condición de niños. Por norma general, los niños no acompañados no pueden ser expulsados del país ni ser internados en los llamados: “Centros de Internamiento para Extranjeros” (CIES). Si el niño tiene documentación o una apariencia clara de menor de edad, su tutela la ostenta la Comunidad Autónoma, que es quien debe garantizar su protección.
Si el niño no tiene documentación o esta no se considera válida, y hay dudas sobre su edad, el sistema prevé que se le hagan pruebas para determinar la edad, sometiendo a los niños a un uso excesivo de pruebas médicas sin garantías jurídicas suficientes. Además, se trata de pruebas casi siempre radiológicas (radiación), que no dan resultados fiables ni evalúan su madurez psicológica(5).
Si a un niño se le identifica incorrectamente como mayor de edad, ya sea por su apariencia o por un error en las pruebas, queda expuesto a vivir en la calle, ser detenido, expulsado del país o ingresado en un Centro de Internamiento de extranjeros (CIE), lo que implica una privación de libertad en contra de la ley.
Una vez identificado como menor de edad, solo puede (y debe) ser retornado/repatriado a su país, si tras una investigación y valoración, teniendo en cuenta su mejor interés, se concluye que el niño tiene una familia con capacidad e interés para cuidarlo o el país tiene servicios sociales que garanticen el disfrute de sus derechos.
Si el retorno no es posible (algo que ocurre en la mayoría de los casos), el niño pasa a ser tutelado por la Comunidad Autónoma correspondiente, que lo envía a un Centro de primera acogida, de manera temporal, hasta que se decida una solución más duradera. Esta solución más duradera debe ser su hogar hasta que cumpla la mayoría de edad. Puede ser un acogimiento familiar o una residencia/piso, donde son atendidos por personal cualificado.
La dotación de estos pisos o residencias depende en cada caso de los recursos y el enfoque que cada Comunidad Autónoma otorgue a estos servicios de protección. En la práctica, no todas las residencias o alojamientos donde viven estos menores son lugares adecuados para vivir y desarrollarse. El Defensor del Pueblo visita cada año residencias y alojamientos que no reúnen las condiciones necesarias para el cumplimiento de sus derechos.
A día de hoy, hay niños no acompañados viviendo temporal o permanentemente en la calle. Algunos alegan que las condiciones en los centros no son adecuadas.
Cada niño tutelado por la administración pública debe tener un plan individual, donde se detalle la educación que va a recibir en España, y deberían contemplarse medidas específicas de integración para este colectivo.
Sin embargo, aunque en algunas comunidades existen estos planes, el sistema de protección debe avanzar para que esta integración se produzca. Incluso en el ámbito de la educación, hay mucho abandono escolar entre los niños tutelados de origen extranjero, porque tienen problemas con la lengua y con el nivel educativo de base.
Durante la minoría de edad, muchos no consiguen integrarse bien en los colegios y barrios donde viven. Aunque entusiasmo no les falta y algunos cuentan historias de éxito; demasiados factores parecen estar en contra, porque están doblemente marcados por las etiquetas “tutelados” y “MENAS (menores extranjeros no acompañados”.
La legalidad de los menores migrantes no acompañados
La ley orgánica 4/200, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España, establece en el artículo 35, apartado 7, que: “se considerará regular, a todos los efectos, la residencia de los menores que sean tutelados en España por una Administración Pública o en virtud de resolución judicial, por cualquier otra entidad. A instancia del organismo que ejerza la tutela y una vez que haya quedado acreditada la imposibilidad de retorno con su familia o al país de origen, se otorgará al menor una autorización de residencia, cuyos efectos se retrotraerán al momento en que el menor hubiere sido puesto a disposición de los servicios de protección de menores. La ausencia de autorización de residencia no impedirá el reconocimiento y disfrute de todos los derechos que le correspondan por su condición de menor”.
Sin embargo, los procesos y trámites legales, en torno a la acogida y tutela, dificultan una plena integración de los menores; existen grandes trabas en el acceso a la documentación, y también a la formación y al mercado laboral. La emancipación se convierte en un objetivo muy difícil de alcanzar, y la mayoría de edad puede llegar a suponer para ellos y ellas, un determinante para el resto de sus vidas.
A los factores de vulnerabilidad y exclusión social anteriores, hay que sumarles: la falta de conocimiento del idioma, un nivel académico limitado, el desarraigo familiar y el aislamiento social una vez que llegan a España. Si los itinerarios de integración no se hacen correctamente, al llegar a la mayoría de edad, el riesgo de caer en situaciones muy graves de exclusión social es muy alto(6).
Y a todo ello, hay que sumarle una opinión pública muy negativa y poco informada sobre el tema.
Discriminación y racismo hacia los menores migrantes
La criminalización hacia los menores migrantes es una constante por parte de los medios de comunicación (haciéndoles responsables de un aumento no real de criminalidad en los barrios donde residen), pero también por parte de ciertos partidos políticos (que se manifiestan en la puerta de los centros donde residen o haciéndolos falsos receptores de las ayudas públicas en detrimento de la población autóctona).
También, por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad, que, a pesar de algunos progresos, siguen realizando paradas por perfil étnico.
Estos menores, que provienen de situaciones de peligro, son vivenciados por nuestra sociedad como menores peligrosos.
Para la reflexión
El grupo más numeroso de menores que migran solos a Europa lo hacen desde el continente africano.
Un continente rico en materias primas (Fig. 3) que, desde la época de la colonia, ha sido expoliado, para satisfacer las necesidades de los países más ricos del mundo y que ha imposibilitado que África pueda alcanzar niveles de desarrollo razonables, que permitan a su población satisfacer sus necesidades más básicas.
Figura 3. Riquezas de África.
Si nos preocupa la llegada de menores migrantes no acompañados, tal vez sea hora de pensar en un reparto más justo de los recursos, que permita a estos jóvenes continuar su vida en su país de origen, junto a sus familias, con un proyecto de futuro viable.
Bibliografía
1. Revilla M, Aguelo P, Alonso A, Ayuso A, Duque-Páramo MC, Garay LJ, et al. Infancia, juventud migraciones. Una mirada para la cooperación internacional. Fundación Carolina. Siglo XXI. 2011. Disponible en: https://www.fundacioncarolina.es/wp-content/uploads/2021/07/SXXI-FC-4.pdf.
2. Fanjul G, Gálvez I, Zuppiroli J. Informe: Crecer sin papeles en España. PorCausa y Save the Children. 2021. Disponible en: https://www.savethechildren.es/sites/default/files/2021-02/Crecer_sin_papeles_en_Espana_SC_PC.pdf.
3. Child and young migrants. Migration Data Portal. Disponible en: https://www.migrationdataportal.org/themes/child-and-young-migrants.
4. Rinaldi P. Menores migrantes no acompañados en España e Italia: la aplicación del principio del interés superior del niño. Universidad de Granada. 2021. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=303190.
5. Somos niños, ¡escúchanos! Los niños se pronuncian sobre la evaluación de la edad. Consejo de Europa / Programa Construir una Europa con y para los niños. 2019. Disponible en: https://www.coe.int/en/web/children.
6. Castellano N. Documental “M”, producido por la Diputación de Cádiz. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=vOTxIVJiv2w.