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PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº3 – ABRIL-MAYO 2021

Juan van der Hamen: bodegones y guirnaldas

J. Fleta Zaragozano
Representación del niño

en la pintura española


J. Fleta Zaragozano

Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Zaragoza

Pediatr Integral 2021; XXV (3): 159.e1 – 159.e4


Juan van der Hamen: bodegones y guirnaldas

Van der Hamen, pintor barroco español del Siglo de Oro, creó excelentes bodegones, paisajes, notables cuadros religiosos de técnica tenebrista y abundantes retratos naturalistas a reyes, nobles y poetas de la época, entre ellos: Quevedo, Lope de Vega y Góngora. Se cree que su fama fue injustamente oscurecida por el esplendor del pintor sevillano Velázquez, del cual fue contemporáneo.

Vida, obra y estilo

Juan van der Hamen y León nació en Madrid en 1596, en el seno de una familia culta perteneciente a la aristocracia holandesa, originaria de Utrecht. Su padre, Jehan van der Hamen, nacido en Bruselas y fiel católico, se había establecido en España antes de 1586 y pertenecía a la Guardia de los Archeros Reales, guardia personal del rey de origen borgoñón para la que era requisito la hidalguía. Su madre, Dorotea Whitman Gómez de León, descendía, a su vez, de un archero flamenco y una toledana de origen hidalgo. Sus hermanos mayores, Pedro y Lorenzo, este último canónigo en Granada, fueron escritores de obras históricas y teológicas, y quizá él mismo practicase la poesía.

Bien relacionado en los ambientes cultos de Madrid, mantuvo amistad con escritores como: Lope de Vega, Luis de Góngora y el dramaturgo y editor Juan Pérez de Montalbán, que le dedicaron sendos elogios poéticos. Al igual que su padre y su abuelo, en enero de 1623, ingresó en la guardia de archeros flamencos, encargada, de forma más o menos honorífica, de proteger al rey desde tiempos de Carlos V.

Su familia estaba al servicio de los Austrias. Trabajó para las fundaciones reales, como el monasterio de las Descalzas, en Madrid, para el cual pintó unos altares fingidos. Además, podemos encontrar un par de sus obras en las salas del Museo del Prado: uno de sus frecuentes bodegones y el Retrato de un enano, que se anticipa, a los que años más tarde, realizará Velázquez bajo el reinado de Felipe IV.

Pintor versátil, influido tanto por Sánchez Cotán y Zurbarán, como por el flamenco Frans Snyders en la concepción de sus primeros bodegones, adoptó tempranamente el naturalismo que llegaba de Italia. El pintor madrileño supo crear sutiles y elaboradas composiciones espaciales, en las que introdujo sencillos y refinados elementos: vidrios, cerámicas, bronces, frutas, dulces y confituras.

La primera obra de que se tiene noticia es de 1619 y fue pintada para el Palacio del Pardo: un bodegón «lienço de frutas y caça», encargado por Juan Gómez de Mora, para completar los cinco que se habían adquirido en la almoneda del arzobispo de Toledo. La relación con Gómez de Mora, de quien hizo un retrato de cuerpo entero, fue duradera. También hubo de ser estrecha la relación con Jean de Croÿ, conde de Solre, personaje influyente en la corte, como caballero de la Orden del Toisón de Oro y capitán de la guardia de archeros. Aficionado a la botánica y coleccionista de pintura, Juan van der Hamen pintó para él, al menos, un par de bodegones, además de hacerle un retrato fechado en 1626.

Pese a sus excelentes relaciones en la corte y con la nobleza, no logró obtener la plaza de pintor del rey que solicitó junto con otros once pintores en 1627, a la muerte de Bartolomé González. Dos años más tarde, no obstante, todavía le encargaron tres cuadros de frutas y flores sostenidas por muchachos desnudos, para decorar el cuarto bajo de verano del rey, en el viejo Alcázar de Madrid.

En una orden de pago fechada en diciembre de 1630, consta que trabajó al servicio del cardenal-infante don Fernando como «pintor de su Real Casa», aunque ni el número de pinturas que realizó para él, ni su naturaleza, han podido ser determinadas con claridad. Murió en Madrid en 1631 a los 35 años, dejando un elevado número de obras, muchas de ellas, sin duda, salidas del taller que tenía establecido en la calle Fuentes de esa ciudad, lo que podría explicar las diferencias de calidad que se advierten en sus obras, incluso entre las firmadas por él mismo.

El elevado número de sus composiciones y las abundantes copias ejercieron, especialmente en el género del bodegón, una influencia profunda en artistas posteriores, especialmente en la obra de Antonio de Pereda y Juan de Arellano, y también entre los que pueden considerarse discípulos directos, como Antonio Ponce, el único de sus aprendices documentados, que ingresó en su taller con diecisiete años, en 1624, y casó al completar sus estudios, con una sobrina del maestro.

Los niños en su obra

Van der Hamen no fue retratista de imágenes infantiles, pero representó a la infancia en forma de ángeles alados y niño Jesús, además pintó en alguna ocasión, como personajes secundarios, a figuras infantiles y adolescentes en algunos cuadros. Destacamos los siguientes.

Ofrenda a Flora, también conocida como Alegoría de la Primavera, representa a la diosa romana de la primavera y las flores, feliz esposa del viento Céfiro. Una dama sentada en un jardín, recibe un cesto de rosas, símbolo de amor y de devoción, de mano de un paje que está arrodillado. El pequeño no debe tener más de diez años de edad y mira directamente a Flora. La profusión de flores alrededor de la dama y la corona que toca su cabeza, junto a su ubicación en un jardín cortesano, con una estatua al fondo, la identifican como una alegoría de esta diosa. Como respuesta al emisario, Flora devuelve la mirada al espectador, y con la mano derecha, se señala el corazón, mientras que con la izquierda, parece ofrecer, a cambio, flores de su cornucopia.

Predominan los colores cálidos, en amarillo, y diferentes tonalidades del rosa y anaranjado con fondos oscuros y verdes; la luz se recibe desde la izquierda. Los ropajes, de corte, son ricos y amplios, y en las características anatómicas de las figuras se aprecia el dominio de los detalles de la figura humana que tenía el artista. Data de 1627, es un óleo sobre lienzo de 216 por 140 cm y pertenece al Museo del Prado (Fig. 1).

Figura 1. Ofrenda a Flora.

En Guirnalda de la Inmaculada Concepción, se representa a la Virgen en una figura que ocupa la parte central del cuadro. Lleva ropajes amplios, con vestido blanco y mantón azul. A sus pies, se encuentran cinco ángeles alados semidesnudos, dos de ellos están sobre el suelo y otros tres sentados, y arrodillados. Todos ellos portan plantas y flores. Alrededor de las imágenes aparece una guirnalda de flores de colores y formas muy variadas, como gustaba a Juan van der Hamen. Ocupando las esquinas del cuadro, el pintor ha representado a seis pájaros. El fondo es marrón y negro, y la luz se recibe desde la izquierda y desde el frente. Se trata de un óleo sobre lienzo de 112 por 88 cm y pertenece a una colección privada (Fig. 2).

Figura 2. Guirnalda de la Inmaculada Concepción.

El cuadro Guirnalda con la Virgen y el Niño en la Gloria, de similares características que el anterior, representa también a la Virgen, que lleva en su regazo al niño Jesús. Está sentada y, a ambos lados de su figura, aparecen dos ángeles alados semidesnudos que están en actitud orante. Al pie de la Virgen aparecen tres cabezas de otros tres ángeles. Todo el conjunto flota sobre una nube que asciende hacia el cielo; el fondo lo ocupa el celaje en azul. Rodeando a la imagen, el pintor representa una guirnalda de flores variadas y de diversos colores, que brotan de un fondo de color marrón. A semejanza del cuadro anterior, en las cuatro esquinas de la obra aparecen sobrevolando mariposas. Se trata de un óleo sobre cobre de 45,7 por 61.9 cm y pertenece al Museo Meadows, Southern Methodist University de Dallas, Texas (Fig. 3).

Figura 3. Guirnalda con la Virgen y el Niño en la Gloria.

En Guirnalda con el niño Jesús dormido aparece en el centro de la imagen, el niño Dios sumido en un sueño profundo. Está semidesnudo, con un brazo sobre su cintura y la pierna derecha en flexión. La cabeza del pequeño reposa sobre una calavera. Alrededor de la imagen aparecen otros símbolos, como los clavos de la crucifixión, la corona de espinas que coge el niño con su mano, la cruz, las cuerdas, un martillo y un capazo. Tampoco faltan dos pájaros, uno en la parte superior, que está apoyado en la cruz, y otro al pie de la imagen. La anatomía del niño Jesús es muy acertada, aunque con un segmento superior corporal demasiado alargado para la edad del niño representado. Las características de la cara del pequeño son normales y el cabello rubio. La luz se recibe desde el frente y el fondo de la imagen lo ocupa un monte horadado en un paraje inhóspito.

Alrededor de la imagen sobresale la típica guirnalda del artista, con multitud de flores de las más variadas formas y colores; todo ello con un fondo negro. Se trata de un óleo sobre lienzo de 111 por 156 cm, fechado en 1628-1630 y pertenece a una colección privada (Fig. 4).

Figura 4. Guirnalda con el niño Jesús dormido.

La obra La vendedora de pescado es un bodegón que incluye tres personajes: la vendedora de pescado, un cliente y un niño que observa la escena. La figura central la ocupa un varón adulto joven que parece estar escogiendo pescado que hay en un terrizo, mientras mira al niño que aparece en la escena. Este hombre está bien ataviado, con sombrero de ala muy ancha, camisa y chaqueta de cuello alto. Coge con ambas manos lo que pueden ser anguilas.

La vendedora es de mayor edad, ocupa un segundo plano, observa al hombre y le pone la mano sobre su hombro; la mujer está cubierta con un manto negro. El niño puede tener entre 10 y 12 años, está de perfil y el pintor no ha querido que le veamos la cara. Lleva una camisa y un jubón, y su pelo es corto y moreno. Colgando de su brazo derecho, lleva una capaceta que está preparada para llevar el pescado.

En la escena están perfectamente representados varios pescados diferentes. En la parte superior aparecen colgados una pieza entera de congrio, sardinas y dos piezas enteras de bacalao, todas ellas saladas. Hemos de pensar que en esa época era muy difícil conservar este tipo de alimentos, especialmente en zonas en donde no había pesca. En la parte inferior aparecen seis trozos de salmón fresco y una sardina fresca. La morfología y características anatómicas de los personajes es correcta, los colores predominantes son los marrones y anaranjados, incluso el color del fondo, y la luz se recibe desde la derecha. La obra data de 1631, es un óleo sobre lienzo, mide 117,5 por 102 cm y pertenece a una colección privada (Fig. 5).

Figura 5. La vendedora de pescado.

Niño llevando jarrón de las Naciones Unidas, es una obra típica en la producción de Juan van der Hamen. En ella aparece un niño, un jarrón y abundantes flores. El niño, desnudo, solo tapa su región genital con un leve paño y está de pie; parece representar tres o cuatro años de edad. Adopta una postura algo bizarra y tiene unas características anatómicas correctas, aunque con cierta tendencia hacia la obesidad. Los detalles de los dedos de manos y pies, así como los de la cara son normales y mira fijamente hacia la derecha. Lleva pelo rubio y ondulado.

Entre sus brazos sostiene un jarrón de grandes dimensiones, con el que el pintor ha querido representar, posiblemente, a las Provincias Unidas, Estado formado por las siete provincias del norte de los Países Bajos, agrupadas desde 1579. Del jarrón sobresale un gran ramo de flores variadas de distinto tamaño y color, que ocupan un tercio del espacio de la obra. Sobre el suelo hay varias flores. El fondo del cuadro es de color negro y la luz se recibe desde el frente. Es un óleo sobre lienzo (Fig. 6).

Figura 6. Niño llevando jarrón de las Naciones Unidas.

Bibliografía

– Juan van der Hamen y León. Foro Xerbar. Consultado en diciembre de 2020. Disponible en: http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?f=52&t=10393.

– Juan van der Hamen. Wikipedia. Consultado en diciembre de 2020. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_van_der_Hamen.

– Jordan WB. Juan van der Hamen y León y la Corte de Madrid. Patrimonio Nacional. Catálogo de la exposición. Madrid. 2005.

– Palomino A. El museo pictórico y escala óptica III. El parnaso español pintoresco laureado. Aguilar S.A. de Ediciones. Madrid. 1988.

– Cherry P. Flores españolas del Siglo de Oro. La pintura de flores en la España del siglo XVII. Museo Nacional del Prado. Madrid. 2002.

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