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PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº1 – ENE-FEB 2019

Baltasar González Ferrández, pintor y poeta

J. Fleta Zaragozano
Representación del niño

en la pintura española


J. Fleta Zaragozano

Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Zaragoza

Pediatr Integral 2019; XXIII (1): 56.e1 – 56.e3


Baltasar González Ferrández, pintor y poeta

Baltasar González pasó gran parte de su vida en su pueblo natal, donde realizó una variada producción pictórica de retratos, paisajes y escenas campesinas y costumbristas, de un temprano regionalismo, a veces con un acentuado carácter sentimental y teatral. Sin embargo, en los pequeños cuadros de paisajes abunda en el estudio de la luz ambiental, tratada con una factura de amplios y sueltos empastes de renovación impresionista. Vivió la política del momento intensamente y se dedicó a la poesía, casi siempre con referencia a la guerra.

Vida y obra

Baltasar González Ferrández nació en Borja en 1861 y murió en Tierga en 1936, ambas localidades de la provincia de Zaragoza. Durante los años de 1877 a 1880, cursó estudios artísticos en la Escuela de Bellas Artes de Zaragoza, ampliándolos durante cuatro cursos en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid. Con 28 años, Baltasar González, se establece en su pueblo natal, tras haber completado sus estudios de formación como pintor, tanto en Zaragoza como en Madrid. Fracasó en las pruebas para optar a una beca de la Diputación Provincial de Zaragoza para ampliar estudios en la Academia Española de Roma, concedida por méritos propios a Mariano Barbasán. Esa decisión de quedarse en su pueblo, empequeñeció su trayectoria artística, siendo, por tanto, un pintor con posibilidades no plenamente desarrolladas, debido a su alejamiento físico de las nuevas corrientes artísticas innovadoras.

Fue un artista cercano y próximo a la gente de su pueblo, a quien recurría para realizar los encargos oficiales, o para perpetuar la memoria de los seres queridos, imágenes devocionales, paisajes, o reuniéndolos en escenas de trabajo, en días de fiesta. Fue, también, un incansable animador cultural y artístico de su pueblo, y un auténtico maestro para algunos jóvenes aficionados, papel que sería asumido tiempo más tarde por otro pintor destacado que vivió en Borja durante los años que ocupó el puesto de Juez de primera instancia e instrucción: Juan Ángel Gómez Alarcón. Ambos artistas no han sido convenientemente estudiados y ubicados en el lugar que les corresponde. Al menos, para el caso de Baltasar González, esa necesidad de estudio, ya se ha materializado.

La vida en Borja, fue una vida tranquila y sosegada, donde la pintura le dio la satisfacción necesaria para su existencia, ya que nunca le faltó un encargo. Su compromiso, tanto personal como humano, le llevarían a ser activo militante del partido republicano, a ocupar cargos, como el de Presidente del Centro Republicano de Borja, dentro de la comisión de festejos del ayuntamiento y, lo más importante, siendo nombrado alcalde de Borja en cinco ocasiones. Fue el primer alcalde de la recién proclamada II República Española, en Borja. Por haber sido presidente del Centro Republicano y haber intentado armar al pueblo al comienzo de la contienda, apenas un par de meses después del inicio de la guerra, harían que nuestro pintor fuese fusilado en las afueras de Tierga (Zaragoza) el 18 de septiembre de 1936, a los 75 años de edad.

Su viuda y prima María del Carmen Ferrández guardó la obra de su esposo y, tras su muerte, donó la cantidad de ciento cincuenta obras al Museo Provincial de Zaragoza. En el año 1948 y, tras la correspondiente autorización, se exhumaron los restos del pintor, depositados en el cementerio de Tierga, siendo trasladados a su pueblo natal, Borja, donde descansan actualmente.

La labor de reconstruir la vida del artista ha llevado a Juan Carlos Martínez Calahorra, a aportar nuevos datos del pintor, siguiendo pacientemente el rastro de sus obras, a través de particulares e instituciones públicas o de documentarse de otras obras de las que ya se tiene constancia de su existencia. En cualquier caso, este autor, nos presenta nuevas aportaciones, tanto en la figura pública del alcalde responsable y comprometido con su ideología y su pueblo, así como el poeta y artista entrañable, que ejecutó retratos, tanto a familiares como a amigos, así como paisajes con cierto sentimentalismo, que aluden a las realidades propias del ambiente rural que le tocó vivir. Su trabajo de recopilación, en el libro El pintor borjano Baltasar González Ferrández. Catálogo de su obra, de 2010, nos permite disponer, a través de un documentado estudio, de la mayor parte de su producción pictórica, para que el nombre de Baltasar González ocupe el lugar que se merece, dentro de la pintura aragonesa de entre siglos.

Sus retratos y cuadros con niños

El abuelo y la nieta es una obra cargada de gran simbolismo, donde una niña vestida de blanco, símbolo de pureza, se acerca cariñosamente a su abuelo, símbolo de la sabiduría, de tal modo que dos edades, juventud y vejez, quedan unidos. Llama la atención, el contraste de colores oscuros y blancos de las ropas de las dos figuras, la larga barba del abuelo y el color negro del fondo del cuadro. Es un intenso claroscuro de factura pastosa con un eje de simetría diagonal. Fechado en 1885, es un óleo sobre tabla, de 22 por 14 cm y es de propiedad particular (Fig. 1).

Figura 1. El abuelo y la nieta.

Práxedes Zueco Almau es el retrato de una niña en posición de tres cuartos, con una larga melena. Años más tarde, volverá a utilizarla como modelo en otra obra, esta vez con una mayor riqueza compositiva. La niña está seria mientras posa, mantiene la cabeza y la mirada hacia su derecha, viste con una blusa blanca abotonada y lleva una melena larga de color castaño. Su pelo largo contrasta con el color de su ropa. Los contornos están bien delimitados, sobre un fondo gris. Es una composición de gran valor expresivo. Fue donado por las hermanas Zueco al Hospital Sancti Spiritus de Borja. Data del año 1885, se trata de un óleo sobre lienzo de 40 por 29 cm y pertenece al Ayuntamiento de Borja
(Fig. 2).

Figura 2. Práxedes Zueco Arnau.

Se alborotó el gallinero (o La riña) es una obra que traduce con gracia una escena anecdótica desarrollada en la calle, presentando a los protagonistas en actitudes variadas, ofreciéndonos con ellos, referencias espaciales en diferentes planos. Una mujer de negro en el centro, en actitud de poner orden, constituye el centro visual y geométrico de la escena. Varios niños contemplan con curiosidad a las figuras centrales. La situación se nos hace fingida, mostrándonos como un complejo puzle de construcción escenográfica y composición dinámica, pero donde existe mucho de artificialidad. Hemos de observar que no hay sombras. El paisaje urbano en el que se enmarca la escena es real, aunque actúa más como telón de fondo adosado que como resultado de una perspectiva natural; se trata de la Plaza de los Canales antes de su ampliación.

En el cuadro aparecen ocho niños, cuatro de cada sexo y de distintas edades, incluso un lactante que lleva en brazos una mujer. Los niños están atentos y no se pierden detalle de la trifulca, incluso parecen que disfrutan con semejante alboroto callejero. Las anatomías están bien conseguidas y los colores son muy variados, aunque predominan los de la gama fría. Los dos niños de la derecha están bien vestidos, pero los de la izquierda parecen de clase menesterosa, incluso uno de ellos va descalzo. Completa la estampa un perro que vigila atento el desenlace y los espectadores de las ventanas. Data de 1887. Es un óleo sobre lienzo de 103 por 126 cm y es de propiedad particular (Fig. 3).

Figura 3. Se alborotó el gallinero (o La riña).

Dolora (o La rueda) es una obra de clara inspiración social y moralizante, con una cierta carga sentimental, dotada incluso de cierto sentido crítico y un cuestionamiento social en el tratamiento plástico del personaje marginal que aparece a la derecha (niña gitana). El propio título Dolora, breve composición poética de espíritu dramático que envuelve un pensamiento filosófico (diferenciación de clases sociales) y que pondría de moda Campoamor, viene a remarcar la imagen representada. Por otro lado, no debemos olvidar que el realismo introducirá personajes marginados hasta ahora deficientemente tratados, que debido a su categoría social no habían sido considerados dignos de representación y que la posición rupturista del realismo pondrá de actualidad.

En el cuadro, aparecen seis niñas de diferentes edades jugando a la rueda. El autor utiliza diferentes colores vivos y fríos en los vestidos de las niñas, dos de ellos con llamativos lazos. Tres de ellas llevan, a su vez, sombreros, y todas calzan zapatos o botines oscuros. Las proporciones corporales son las correctas y algunas de ellas adoptan actitudes un tanto forzadas. Al margen de esta estructura circular se aprecia, en la derecha, un ama de cría o muchacha de servicio sentada en un banco y, a su lado, un bebé de un año de edad, aproximadamente. En el rincón inferior derecho del cuadro se observa, con dificultad, lo que el pintor ha querido poner de manifiesto: una gitana, descalza y con un vestido negro. González ha querido resaltar el contraste físico y social de la composición. No faltan el aro y la pelota en el suelo. Los fondos son verdes y parecen corresponder a un parque. Fue donación de Carmen Ferrández, viuda del pintor, en el año 1948. Data de 1892 y se trata de un óleo sobre lienzo de 138 por 198 cm y está depositado en el Centro de Estudios Borjanos (Fig. 4).

Figura 4. Dolora (o La rueda).

Juan de Ojeda Pomares y María Ana de Ojeda Pomares. Las dos figuras representadas en este retrato adoptan la misma pose, mirando al pintor, con una actitud serena e iniciando una leve sonrisa. Los rasgos faciales guardan unas proporciones anatómicas adecuadas. La niña es mayor, lleva vestido blanco, con lazos en los hombros, lazo de color rojo en la cabeza, pendientes y collar con medalla. El niño, más pequeño, lleva también vestido blanco y lazos rojos en los hombros. El pintor anota en la parte posterior del lienzo, una dedicatoria a los padres de ambos niños. Esta obra tenía un marco oval, como se aprecia en el cuadro y es un retrato de estudio con un fondo azul. Fechado en 1892, es un óleo sobre lienzo de 50 por 40 cm y es de propiedad particular (Fig. 5).

Figura 5. Juan de Ojeda Pomares y María Ana Ojeda Pomares.

Ya llueve. Toda la familia, de cinco miembros, se encuentra asomada a la ventana para ver cómo cae la lluvia, que debido a la expectación que provoca, debía ser esperada con ansiedad. En el alféizar de la ventana, se puede contemplar la creación de un bodegón compuesto por unas simples hojas de col, un barreño con agua y tres patatas. En el lateral derecho aparecen colgados unos pimientos. La ventana enmarca una estructura triangular.

Aparecen tres niños: dos de ellos, niño y niña, sacan las manos, sorprendidos por la lluvia; un tercero es un niño de pecho que está mamando de su madre. Las siete manos representadas, algunas de ellas en escorzo, están muy bien dibujadas. Todos ellos se muestran gratamente satisfechos por la caída de las primeras gotas; este hecho solo puede ser explicado si se trata de una familia de labradores, que saben que el agua es lo principal y necesario para que brote la cosecha de secano. Colores vivos y un fondo que es la habitación de la casa. Fue donación de la viuda del artista en el año 1948. Data de 1897, es un óleo sobre lienzo, mide 187 por 147 cm y pertenece al Museo de Zaragoza (Fig. 6).

Figura 6. Ya llueve.

Bibliografía

– Val JA. El pintor poeta. Asociación Aragonesa de Críticos de Arte. Número 14. 2011. Disponible en: http://www.aacadigital.com/contenido.php?idarticulo=461.

– García Loranca A, García-Rama JR. Pintores del siglo XIX. Aragón-La Rioja-Guadalajara. Ibercaja. Zaragoza, 1992.

– Centro de Estudios Borjanos. La recuperación de la figura de Don Baltasar González. Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 2012.

– Martínez JC. El pintor borjano Baltasar González Ferrández. Catálogo de su obra. Centro de Estudios Borjanos. Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 2010.

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