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PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº3 – ABRIL-MAYO 2017

Zabaleta, el pintor de los niños campesinos

J. Fleta Zaragozano
Representación del niño

en la pintura española


J. Fleta Zaragozano

Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Zaragoza

Pediatr Integral 2017; XXI (3): 222.e1 – 222.e4


Zabaleta, el pintor de los niños campesinos

La obra de Zabaleta se ha incluido dentro de la línea denominada “Realismo Expresionista Español”, que arranca con Goya y sigue con Isidro Nonell y Gutiérrez Solana. Es un pintor metódico y perfeccionista. Su estilo varía desde el Expresionismo sombrío, en su primera época, al Expresionismo rutilante, llevado hasta un Postcubismo con influencias picassianas a partir de 1950 y que le confiere su identidad. Actualmente, sus cuadros se exponen en los más prestigiosos museos del mundo.

Su vida y su obra

Rafael Zabaleta Fuentes nació en Quesada (Jaén) en l907. Desde 1913 a 1916 asiste a la escuela nacional de niños de Quesada, donde manifiesta por primera vez su afición por la pintura. Cuando termina en la escuela, ya huérfano de padre, ingresa en el colegio de Sto. Tomás de Jaén, donde estudia el bachillerato y posteriormente inicia los estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Su estilo empieza a ser el realismo y su obra se divide en 3 etapas, que se describen a continuación.

En la primera etapa, se ve influenciado por la pintura estilística propia de la Escuela donde está. Allí, aparte de otras actividades, se dedica a realizar desnudos y copias de cuadros de otros pintores. En 1932 participa en una exposición de dicha Escuela a la que presenta el cuadro Blanco y Negro, en el cual demuestra sus cualidades, dignas de ser tomadas en serio. Durante los años de la dictadura vive en Madrid y conoce a artistas y literatos, como Ramón Gómez de la Serna, Federico García Lorca y José Ortega y Gasset, entre otros.

Tenía un carácter tímido para hablar y relacionarse con cualquier extraño. Era muy fino en la expresión y, salvo entre amigos de mucha confianza, hablaba siempre con sometimiento a la norma y sin permitirse mayores lujos y licencias léxicas. Su atracción por la pintura le lleva a París en 1935, lo cual influye mucho en su vida y en su obra. Una vez allí, estudia los maestros de la pintura contemporánea.

París y Quesada eran los dos lugares más admirados por el pintor: dos polos opuestos en su pasión. Durante la Guerra Civil, Zabaleta pierde sus propiedades agrícolas y tiene que comenzar a vivir de su pintura. Reside en Quesada, Jaén, Baza y Guadix. Una vez allí, pinta una colección de dibujos con escenas de aquella época. Al terminar la guerra, fue denunciado y encarcelado en Madrid y la colección desaparece.

A partir de 1940, comienza una nueva etapa en su vida y en su pintura. Es un periodo nuevo, más original y, aunque menos influenciado por la pintura académica, sí lo está por pintores de su época, como Picasso. Se presentó en 1942 en la sala Biosca de Madrid, el mismo año en que la Exposición Nacional de Bellas Artes le rechazó un cuadro. Eugenio d´Ors, en cambio, valoró su obra, y desde el año siguiente el pintor pasó a formar parte de los “Salones de los Once”, que eran exposiciones anuales de once pintores ya reconocidos. Pinta campesinos quesadeños, campos andaluces y fiestas populares.

Durante todo el tiempo que dura esta etapa, pinta y participa en bastantes exposiciones. También participa en muchos concursos y homenajes, el más importante de ellos es el titulado “Homenaje a Solana”. En esta fase domina el expresionismo. Pone una gran fuerza en formas y colores. En sus cuadros predominan los colores fríos.

En la última etapa de la obra de Zabaleta que va desde 1950 a 1959 sobresalen los temas campesinos y serranos, pinta escenas de caza y los colores son más puros, sin tantas mezclas. Le gusta pintar bodegones y animales, ya sean domésticos o salvajes. Depuró el estilo anterior, alcanzando el suyo más característico, basado en un rigor compositivo logrado a base de dibujar las líneas maestras, con pinceladas largas y oscuras, que encierran colores vivos. En la XXX Bienal de Venecia (1960) fue presentada una importante selección de su obra.

En 1960, muere en su casa a consecuencia de una hemorragia cerebral, junto a sus dos asistentas, Juana y María. Su particular expresionismo, estilizado y rústico, alcanzó a ser uno de los mayores exponentes de un arte español, suficientemente renovado y neutro, para no causar alarma entre los ambientes artísticos recién salidos de la cerrazón estética de la inmediata postguerra. Su obra se conserva, en gran parte, en el Museo Español de Arte Moderno de Barcelona, en el Museo Español de Arte Contemporáneo (Madrid) y en diversas colecciones particulares.

Sus cuadros de niños

Zabaleta ha pintado como pocos artistas al niño del pueblo y al niño campesino, en su más auténtico medio rural, en solitario, en grupo, con su madre y en familia, en burro, en carro y, en ocasiones, practicando múltiples labores propias del campo.

En el cuadro Muchacho que se sienta con una gallina en su regazo muestra el pintor este ambiente rural. Aparece un niño de unos siete años, con una actitud seria, sentado en una silla y con una gallina en su regazo. El autor juega con los tamaños y las proporciones: la gallina parece excesivamente grande. Es un interior con colores cálidos y un fondo que puede corresponder al campo en primavera. Puede ser una muestra del periodo post-impresionista del pintor. Es un óleo sobre lienzo de 81 por 65 cm y data de 1943 (Fig. 1).

Figura 1. Muchacho que se sienta con una gallina en su regazo.

En esta composición, Niña sentada y niño de pie con sombrero, el pintor muestra su tendencia expresionista. No es un ambiente rústico, se trata de un interior, pero las figuras representadas en tres cuartos, niños, en primer plano, van ataviados a la usanza rural de la época. Los ojos de ambas figuras, como es habitual en el artista, son grandes y oscuros, con caras redondeadas y tez morena. Colores fríos, blancos en diferentes tonalidades. Es un óleo sobre lienzo de 80 por 65 cm y data de 1943 (Fig. 2).

Figura 2. Niña sentada y niño de pie con sombrero.

En Joven sentada se observa a una adolescente sentada en una silla en un balcón. Está de lado, mirando hacia la derecha. Ataviada con jersey naranja y falda azul con reflejos blancos. Está en actitud hierática, rígida y nada expresiva. Al fondo, el mismo paisaje descrito en otras obras del pintor: posiblemente los olivares de su pueblo, con almendros en flor. Es un óleo sobre lienzo de 81 por 65 cm, realizado en 1949 y pertenece a una colección particular (Fig. 3).

Figura 3. Joven sentada.

En Maternidad ya se adivina la obra futura de este artista. Su trazado va a ser muy común en sus sucesivos cuadros. En un ambiente rural y despejado y sobre un montón de piedras, aparece una madre sentada que está dando de mamar a un niño, varón, de corta edad y completamente desnudo, en una estructura típicamente piramidal. Hemos de advertir que el tamaño del niño no se corresponde con el de un lactante, más bien su físico podría corresponder a un niño de 4 o 5 años. Los colores son cálidos, con predominio del amarillo y diferentes tonalidades de marrones y grises. Es un óleo sobre lienzo pintado en 1952 (Fig. 4).

Figura 4. Maternidad.

De nuevo muestra el pintor una escena interior, pero con vistas al campo en Muchacha con la naturaleza muerta. Se muestra a una adolescente de pie en una habitación tras una mesa que contiene piezas de caza: dos perdices, dos liebres y un morral. También hay una jaula con otra perdiz viva en su interior. El balcón está abierto y se ve a lo lejos el campo que tanto aprecia el autor. La niña mira al frente y lleva un vestido azul. Es un óleo sobre lienzo de 100 por 80 cm y fue pintado en 1953 (Fig. 5).

Figura 5. Muchacha con la naturaleza muerta.

En otra Maternidad, pintada poco después, aparece la misma madre y el mismo niño, pero posiblemente dos años después. La madre va ataviada con vestidos parecidos a los de la madre del cuadro anterior. También es común en las representaciones de mujeres el que estas vayan cubiertas con un pañuelo en la cabeza, a modo de costumbre de las mujeres del mundo rural que vivió el artista en su tierra natal. Los detalles anatómicos de las manos de la madre nos muestran la tosquedad que el pintor ha querido atribuir a la figura. Los mismos colores, fondos y celajes. Se trata de un óleo sobre lienzo, de 100 por 80 cm, pintado sobre 1954 (Fig. 6).

Figura 6. Maternidad.

En esta Familia campesina aparecen los padres y sus tres hijos. Apenas hay espacio para representar los fondos, aunque también se advierte que estamos en el campo. El padre, al que solo se le ve el busto, es el típico lugareño, con su color oscuro en la piel, sus arrugas, ojeras y barba rala, que más parece un abuelo; la madre, en un primer plano, aparentemente más refinada y arreglada, se ha preparado para la pose del retrato; sus pechos han sido dibujados por el artista con dos simples curvas que sobresalen a través del vestido. El pintor ha querido exagerar los colores de la cara de la madre con rojo, marrón y blanco. Los niños aparecen en un segundo plano, con sus típicas caras redondeadas, grandes ojos y mirando al espectador. Es la pose familiar para hacerse una fotografía. Fondo del paisaje andaluz, que bien pudieran ser los olivares de Jaén. Es un óleo sobre lienzo pintado en 1957 (Fig. 7).

Figura 7. Familia campesina.

En El carro, se representan algunas figuras ya descritas y con características similares, aunque aquí Zabaleta incluye dos mulas y un carro. En un evidente mundo rural aparecen las figuras de una abuela, en el centro de la imagen; los padres, a ambos lados, una niña de unos cuatro años y un niño de corta edad y desnudo: se trata de un cuadro con una gran simetría. Los colores son cálidos y muy variados. Las líneas se combinan en sus trazos y se mezclan las rectas con las curvas. Es un óleo sobre lienzo de 100 por 81 cm, data de 1958 y pertenece a una colección particular (Fig. 8).

Figura 8. El carro.

En Niños se ven a dos niñas en la escuela en un primer plano. Están sentadas en su pupitre. En este caso, no se trata de un exterior, sino un aula. Una de las niñas lee y la otra escribe. En este caso, hay un predominio de la línea recta, con respecto a otros cuadros de Zabaleta. Se intercalan colores cálidos y fríos, con predominio del rojo y del azul. Es un óleo sobre lienzo de 81 por 65 cm y data de 1959. Pertenece al Museo Zabaleta, en Quesada, Jaén (Fig. 9).

Figura 9. Niños

Niñas es otro cuadro en el que se representan, posiblemente, las niñas de la obra anterior, de cuerpo entero, algo más crecidas y en un ambiente interior. Una está de pie con las manos cogidas sobre su vestido y la otra, sentada en una silla, en un primer plano, con una flor en la mano derecha. Los colores son: blanco, marrón y gris, con fondos oscuros de diferentes tonalidades. Las niñas miran al frente con miradas tristes. Se trata de un óleo sobre lienzo de 75 por 64 cm y data de 1959 (Fig. 10).

Figura 10. Niñas.


Bibliografía

– Guzmán M. Rafael Zabaleta, estudio catalográfico. Instituto de Estudios Giennenses. Jaén, 2010.

– VV.AA. Zabaleta, Rafael (1907-1960). Bilbao Bizkaia Kutxa Fundazioa. Bilbao, 2001.

– Ureña G. Rafael Zabaleta: homenaje. Diputación Provincial. Instituto de Cultura. Jaén, 1984.

– Bozal V. Pintura y Escultura españolas del siglo XX. Summa Artis. Vol. XXXVI. Espasa Calpe. Madrid, 1992.

– Gaya Nuño JA. La pintura española del siglo XX. Ibérico Europea de Ediciones. Madrid, 1970.

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