Más sobre la carne
“Como cualquier otro alimento, la carne se puede consumir de forma saludable. El problema nunca son los alimentos, sino las dietas. Y ese trasfondo esencial ni se pone claro en el informe de la OMS ni en la nota de prensa que acompañó su publicación”
Dr. Venancio Martínez,
Presidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, SEPEAP
En relación con algunas noticias que señalan la participación de sociedades científicas en una estrategia financiada por el “lobby de las carnes” para contrarrestar el informe de la OMS de hace pocos meses, la SEPEAP quiere por alusiones hacer algunas puntualizaciones e insistir en su posicionamiento anterior.
Ni sabemos quién compone el llamado “lobby de las carnes” ni nadie se ha puesto en contacto con esta sociedad para informarla sobre cualquier asunto relacionado, tal como aparece citado estos días en algunos medios. Es más, ya desde el principio entendimos que la noticia de las carnes tenía dos temas: 1-. La propia OMS; y 2-. La nutrición y la salud.
Respecto a lo primero: La OMS es una organización política cada vez más desprestigiada como instrumento de salud, carísima, ineficiente, alarmista (a veces, como ahora, superando lo aceptable) y defensora demasiadas veces de intereses particulares. Ese informe de la carne “procesada” resultó en un documento desenfocado y de enorme daño. La realidad es que para su redacción se han revisado estudios epidemiológicos que asocian un mayor consumo de carne con una mayor incidencia de cáncer de intestino, sin pruebas de relación causal. Pocos días después esta Organización comunicaba que “pedía disculpas”, y que “lo que quería decir” era que ¡¡“el consumo excesivo y en cantidades sin determinar “puede” asociarse al cáncer de colon”!!
Esto recuerda algunas otras alarmas alimentarias y sanitarias lanzadas periódicamente por este organismo en los últimos años. Tenemos un ejemplo aún peor de 2013 (reproducimos noticia de agencia): “La OMS rectifica sus polémicos datos sobre el VIH: Afirmaba que la mitad de los nuevos enfermos se lo provocaban para cobrar subsidios. Ha calificado de “grosero” el error cometido. Y alerta sobre las políticas de austeridad fiscal para la salud pública”. ¿Y esta coletilla?; puesta así ¿es algo más que un demagógico posicionamiento político? También hace dos meses “alarmaba” sobre la epidemia mundial de obesidad, en un texto lleno de obviedades, con datos y referencias ya sobradamente conocidos. Y hoy es la epidemia de “zika”, declarada “grave epidemia mundial” por la china Chan, premio Príncipe de Asturias. La realidad es que desde su poder, influencia y utilizando generosísimos medios estas cosas la OMS las repite de forma gratuita respecto a los daños colaterales que provoca…
Igualmente, en relación al asunto de la carne y la salud como pediatras estamos obligados a añadir un comentario. Como cualquier otro alimento, la carne se puede consumir de forma saludable. El problema nunca son los alimentos, sino las dietas. Y ese trasfondo esencial ni se pone claro en el informe ni en la nota de prensa que acompañó su publicación.
El caso es que el 64% de los niños menores de tres años de nuestro país, y no digamos de otros, realizan una dieta deficiente en hierro, lo que representa un riesgo de enfermedad y puede afectar de forma irreversible a su crecimiento y desarrollo intelectual. Aparte de otros nutrientes fundamentales para la salud de las personas las carnes son una fuente natural de este mineral, de fácil disponibilidad y precio asequible. En todas sus variantes y preparaciones, forman parte de modo muy arraigado de nuestra cultura nutricional, gastronómica y culinaria. Las guías alimentarias más prestigiosas y reconocidas recomiendan a los niños un consumo variable entre 5 y 8 veces a la semana, con raciones de 30 a 120 gramos según la edad. Esa es la referencia a tener en cuenta y la información que los pediatras y responsables de la alimentación de los niños debemos transmitir a las familias. Debería de ser así esté de acuerdo o no el “lobby” político y mediático de la OMS con su “lobby anticarne”; y aunque puedan denigrar, mentir o acusar gratuitamente para completar algunas de sus estrategias.