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PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº3 – ABRIL 2015

Pediatría Integral rinde cuentas

V. Martínez Suárez
Editorial


V. Martínez Suárez

Presidente de la SEPEAP. Centro de Salud El Llano, Gijón

 

«El ejercicio de la escritura es inseparable de la lectura crítica; y esta es un excelente promotor y consolidador de buenos hábitos clínicos. El vínculo lectura-escritura-buen ejercicio clínico es directo y claro. Por eso, el que sienta el deber de escribir y publicar debe hacerlo."

 


PEDIATRÍA INTEGRAL RINDE CUENTAS

Decía Eugenio d´Ors* que el conocimiento concreto, la noticia, nos da la mitad del saber; frente a la clasificación, el orden, que nos da la otra mitad. Se puede completar la cita afirmando que lo primero satisface a nuestro ímpetu de curiosidad; lo segundo a nuestra exigencia de razón. Pero según nuestro parecer, serían sólo la noticia y el orden en perspectiva los que ponen profundidad y relieve al conocimiento y definen el orden natural de las cosas. Así que al preguntarnos por la justificación de una publicación médica fundamentada en las revisiones monográficas o puestas al día y al explicar su éxito durante 20 años de vida podríamos apelar a sendos criterios: Pediatría Integral es noticia, orden y perspectiva de nuestra profesión.

Al hacer balance, resulta sobre todo evidente que desde sus primeras tiradas nuestra revista ha cambiado en su proceso de confección y elaboración. Pero igualmente, que lo ha hecho conservando la idea original, manteniéndola sus dos directores –el Dr. Del Pozo y la Dra. Hidalgo– próxima a la realidad viva y cambiante de la Pediatría, encontrando nuevas fórmulas de edición y adaptándola a las modificaciones conceptuales y a las muchas transformaciones acaecidas en el mundo de las publicaciones médicas. Se han renovado las diferentes secciones, se ha abierto a la colaboración de los residentes y se ha dado entrada a autores del mayor prestigio profesional, y relacionados con la problemática pedagógica y psicoemocional de la infancia. Durante los últimos años la generalización del uso de Internet y del correo electrónico han hecho más dinámica su redacción, tanto en el envío de los manuscritos por parte de los autores, de su remisión para evaluación y corrección a quienes forman parte del Comité de Redacción, como en la laboriosa relación con la empresa editora para la revisión de galeradas y ponerla en su forma definitiva. También gracias a los avances tecnológicos la revista está disponible de forma libre y con acceso abierto en todos sus contenidos a un número de lectores que se ha multiplicado de manera extraordinaria en los últimos tres años, alcanzando más de 4.000 consultas diarias. Esto ha supuesto una mayor difusión de nuestras actividades y ha tenido una gran acogida fuera de nuestra Sociedad. En contra de algunos temores, pensamos que esto no representa ninguna amenaza para su edición impresa. Será en todo caso un complemento de la misma, ya que muchos pediatras generales siguen recibiendo con agrado la revista en papel, que queremos mantener porque se demanda, porque es portadora, además, de un valor sentimental irrenunciable para la mayoría y porque goza de un grado de aprecio y prestigio superior a otras publicaciones comparables. Es cierto que su importancia como vehículo de comunicación científica es menor que el de otras revistas pediátricas, pero lo es en la medida en la que desde la dirección de Pediatría Integral se ha dado primacía a su función de formación profesional acreditada. Sin renunciar a lo más original, pero también, y debe recordarse, con la vocación de ofrecerse más reflexiva, menos condicionada por las temáticas de actualidad, planteada desde la idea de repaso de las materias, el estudio de lo más decantado, del que un pediatra competente nunca debería de prescindir. Y así todo, la medida del impacto de sus artículos en otras revistas nacionales y extranjeras ha crecido de manera significativa, mereciendo los principales responsables de este nuevo impulso nuestro reconocimiento y la felicitación de todos.

Una cuestión relacionada con la anterior. Debiéramos ser conscientes de que una revista de una sociedad médica generalista no puede buscar la competencia con los grandes poderes editoriales y comerciales ni tiene que aspirar a lograr un perfil demasiado técnico. Como todas las obras perdurables, Pediatría Integral ha sido primeramente un sordo y ejemplar afán, un dinámico conjunto de voluntades. Pero está claro que sin los lectores (que somos y fuimos todos), sin los colaboradores (que le han dado los contenidos) y los patrocinadores; esto es, sin un compromiso de fidelidad, de calidad y de servicio, esta veintenaria y feliz conmemoración no hubiese sido posible. En un mercado exigente, competitivo e implacable con los menores equívocos y desviaciones, la aparición de desequilibrios y predominio de uno de estos grupos sobre los demás hubiese puesto la empresa en riesgo de elitización, pérdida de credibilidad, mercantilización o falta de difusión. Lo que supondría, en definitiva, una amenaza a su supervivencia. Desde esa noción, poner más alto el punto de mira de la calidad equivale a decir que tendremos que procurar que más pediatras sientan interés por comunicar en la revista la experiencia de su práctica clínica. Y esto merece alguna consideración más.

En las últimas décadas nuestra profesión se ha hecho competitiva en extremo, lo que ha originado una deformación sustancial de nuestro quehacer. La publicación casi se ha convertido en la única moneda de valor en el mercado profesional. En respuesta al “tanto públicas, tanto vales” se ha dicho que para el médico asistencial la cotización exclusivamente bibliométrica de su actividad ha de tenerse como consecuencia de un sistema burocratizado en exceso. Así se ha repetido. Aunque la publicación, el dar a las hojas de una revista nuestras observaciones o nuestras conclusiones, tiene el valor que tiene, limitado y concreto: el artículo será siempre –como médicos que primeramente somos, y según la consabida frase– la retaguardia de nuestra experiencia clínica. Todo lo que se pueda producir y se publique debe tener una traducción completa en beneficio de la salud y de la calidad de vida de nuestros niños. Pero hay otro hecho también suficientemente conocido: repensar e investigar permanentemente nuestra práctica, sacar conclusiones y darlas a conocer será siempre algo más que perseguir una acreditación académica, preparar una promoción profesional o hacer valer una capacidad investigadora; es compartir y poner a prueba nuestra experiencia. El ejercicio de la escritura es inseparable de la lectura crítica; y esta es un excelente promotor y consolidador de buenos hábitos clínicos. El vínculo lectura-escritura-buen ejercicio clínico es directo y claro. Por eso, el que sienta el deber de escribir y publicar debe hacerlo.

Así ha sido como Pediatría Integral ha recogido el esfuerzo del aprendizaje de numerosos pediatras que se iniciaron con sus primeras publicaciones desde sus páginas. Y es por eso por lo que junto a la noticia presente y la oferta de conocimiento, somos muchos los que con cada nuevo ejemplar nos sentimos depositarios de la crónica y panorama de dos décadas de nuestra Sociedad. En suma, de sus señas de identidad, ordenadas en una especie de agenda cordial e intelectual con centenares de nombres de compañeros, amigos y maestros, con miles de horas de intensa y cariñosa labor que quedarán consignadas para ser la historia de nuestra especialidad.

* Eugenio D´Ors. Tres horas en el Museo del Prado. Editorial Tecnos. Madrid 2014.

 

 

 

 

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