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PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº8 – OCTUBRE 2015

Los síndromes neuro-cutáneos

M.A. Fernández Fernández*, M.D. Morillo Rojas**
Temas de FC


M.A. Fernández Fernández*, M.D. Morillo Rojas**

*Especialista en Pediatría. Neuropediatra. Director del Instituto Andaluz de Neurología Pediátrica. **Especialista en Oftalmología. Instituto Andaluz de Neurología Pediátrica

 

Resumen

Los síndromes neuro-cutáneos son un grupo de trastornos caracterizados por la afectación conjunta de las diferentes estructuras generadas en el desarrollo embriológico del neuroectodermo (Sistema Nervioso Central, Sistema Nervioso Periférico y piel con sus anejos). A pesar de su conocimiento y estudio, no hay aún un consenso general al respecto y quedan muchos conceptos por aclarar. La clasificación más habitual se realiza en función del tipo de herencia de cada grupo. La neurofibromatosis (NF) es la más frecuente de todas y se divide en diferentes tipos, en función de la alteración genética y la presentación clínica de cada una, principalmente, manchas café con leche (MCCL) y tumores del sistema nervioso (SN). El complejo esclerosis tuberosa (CET) consiste en una alteración de la migración, proliferación y diferenciación celular en el SNC, caracterizada principalmente por manchas acrómicas y fibromas en múltiples localizaciones. La enfermedad de Von Hippel Lindau (VHL) es una hemangioblastomatosis múltiple de herencia autosómica dominante (AD) y con muy escasa sintomatología dermatológica.

 

Abstract

Neuro-cutaneous syndromes are a group of disorders characterized by the joint involvement of the different structures generated in the embryological development of the neuroectoderm (central nervous system, the peripheral nervous system and the skin with its appendages). Despite their knowledge and study, there is still no consensus on the matter and there are many concepts to be clarified. The most common classification is based on the type of inheritance of each group. The NF is the most common of all and is divided into different types depending on the genetic alteration and clinical presentation of each, mainly CALS and CNS tumors. The CET is a change in the migration, proliferation and differentiation of cells in the CNS mainly characterized by depigmented spots and fibroids in multiple locations. VHL disease is multiple hemangioblastomatosis of AD inheritance and with very little dermatological symptoms.

 

Palabras clave: Síndromes neuro-cutáneos; Facomatosis; Neurofibromatosis; Esclerosis tuberosa; Enfermedad de Von Hippel Lindau

Key words: Neuro-cutaneous syndromes; Phakomatoses; Neurofibromatoses; Tuberous sclerosis; Von Hippel-Lindau disease

 

Pediatr Integral 2015; XIX (8): 565-571


Los síndromes neuro-cutáneos

Introducción

Aun en la época que vivimos, hay cosas que todavía están por aclarar. Tanto es así, que el apasionante mundo de la Neurología Pediátrica sigue creciendo. Un claro ejemplo lo tenemos en el área que trata este artículo. Después de muchos años de estudio, conocimiento e investigación, aún no tenemos un acuerdo definitivo, un consenso claro sobre cómo denominar a estos trastornos, cómo clasificarlos y cuáles incluir en el concepto. Dada la situación, y tras revisar la amplia bibliografía existente(1-3), tendré la osadía de realizar una combinación de los aspectos que me han parecido de mayor interés dentro de cada texto. Vaya de antemano mi disculpa por este atrevimiento.

La evolución de las técnicas de diagnóstico dejan de lado la necesidad de los datos clínicos para alcanzar el diagnóstico en la mayor parte de los síndromes neuro-cutáneos. La formación es fundamental para evitar errores en la detección.

Historia

El conocimiento y estudio de estos procesos es ya largo y antiguo. Conforme los avances científicos y los estudios realizados han ido aportando más información, el nombre, el concepto y el desarrollo de estas patologías ha ido cambiando. El concepto de enfermedad neurocutánea(4) es prácticamente clínico. Comenzó a principios del siglo XX bajo la premisa del origen embriológico común de la piel y el SN y la aparición de signos de afectación en ambos. Este concepto teórico ha ido disminuyendo aparentemente en relevancia, conforme han avanzado los medios técnicos, pero permanece como un relevante constructo en la práctica real. De esta manera, hemos ido pasando por el concepto de Facomatosis, que Van der Hoeve (1933) introdujo para referirse a la NF, la Esclerosis Tuberosa (ET) y la enfermedad de VHPL; Facomatosis deriva de facoma (del griego fakoos = lente, lentejuela) y se refiere a las lesiones congénitas, múltiples y bien circunscritas, que se encuentran como islas en medio de un órgano por lo demás normal. Posteriormente, se introdujo el concepto de Hamartomatosis tras la inclusión del síndrome de Sturge-Weber (SSW) dentro de estos procesos. La hamartia es un trastorno de la diferenciación y organización celular definido y localizado dentro del tejido de un órgano.

En general, podemos definir estos cuadros como: un conjunto de síndromes caracterizados por la afectación conjunta de las diferentes estructuras generadas en el desarrollo embriológico del neuroectodermo (Sistema Nervioso Central, Sistema Nervioso Periférico y piel con sus anejos), es decir, síndromes neuro-cutáneos. Aunque en la literatura se definen algunas alternativas a la hora de clasificarlos, la mayoría se decanta por realizar una clasificación en función del origen genético del trastorno. Esto hace que el concepto general de síndrome neuro-cutáneo pueda extenderse tan ampliamente como uno esté dispuesto a abarcar. Tenemos un listado en la tabla I.

La NF1 es la más común de las enfermedades raras y aglutina un conjunto de alteraciones clínicas muy variables que dependen fundamentalmente de la evolución temporal para alcanzar el diagnóstico definitivo.

Neurofibromatosis

Con anterioridad a los estudios de genética molecular, se pensaba que la NF era una sola entidad hereditaria heterogénea o con muchas variantes. Posteriormente, se pudo acabar definiendo bien la existencia de dos variedades clínicas, patológicas y genéticas. La NF1 y la NF2. A pesar de ello, está aún pendiente acabar de categorizar diferentes grupos de pacientes con síntomas atípicos y se han llegado a proponer más de 9 variedades diferentes. La clasificación extendida aparece en la tabla II.

La NF1 o enfermedad de Von Recklinghausen es un tipo de NF debida a la mutación y pérdida de DNA del gen NF1 situado en el brazo largo del cromosoma 17 (17q11.2). En cuanto a la epidemiología, se puede decir que en conjunto, la NF1 es la más frecuente de todos los síndromes neuro-cutáneos con una incidencia de 1/2.500-1/3.000. En relación a la genética(5), la NF1 es una enfermedad con herencia AD con una alta penetrancia, de expresión clínica muy variable y con una alta tasa de mutaciones de novo (50%). Hay una alteración en la región 17q11.2 con 350 kb de ADN que codifican entre 11 y 13 Kb de ARNm. El gen se encuentra en todos los tejidos, tiene unos 60 exones y produce una proteína citoplasmática de 2.818 aminoácidos llamada neurofibromina, que actúa como gen supresor tumoral. La neurofibromina es una proteína que se expresa de forma ubicua en las células y tiene una función de supresión tumoral por medio de regular negativamente el proto-oncogen Ras%(5-7). En condiciones normales, la proteína neurofibromina tiene una región con actividad GTPasa que se une a la proteína Ras y modula la conversión de la forma activa Ras-GTP a la forma inactiva Ras-GDP. Los pacientes con NF1 presentan mutaciones o deleciones del gen que codifica la neurofibromina. Estas mutaciones ocasionan una disminución de su presencia y de la actividad GTPasa con la consiguiente proliferación de células mediadas por Ras-GTP. Se han descrito más de 500 mutaciones diferentes en el gen NF1, siendo la mayoría únicas en cada familia. Pueden ser de muchos tipos, pero más del 80% ocasionan una proteína truncada, la NF1 se expresa clínicamente por las lesiones referidas en la tabla III.

En función de la afectación por sistemas, podemos diferenciar: Signos dermatológicos y de partes blandas(6): la piel es donde suele aparecer el primer signo o síntoma, las MCCL. Las MCCL son áreas cutáneas hiperpigmentadas de color café con leche. Casi siempre están presentes desde el nacimiento y van aumentado en número y tamaño con la edad. Deben ser signos de sospecha al aparecer en recién nacidos y lactantes pequeños. Las efélides periaxilares y/o periinguinales son múltiples y pequeñas MCCL que aparecen, además, en zonas de flexión, cuello…, de forma evolutiva y aumentan principalmente a partir de los 6 años. En algunos textos las catalogan como patognomónicas de NF1. Los neurofibromas cutáneos o subcutáneos son lesiones que se palpan más que se ven, localizadas en trayectos de troncos nerviosos (superficies extensoras de los miembros). Son evolutivos y se hacen más frecuentes en escolares y adolescentes, pudiendo tener un crecimiento progresivo y ser dolorosos. Los nódulos de Lisch del iris son pequeños neurofibromas en dicha localización. Los neurofibromas plexiformes difusos pueden aparecer en cualquier localización, pero suelen predominar en el párpado superior. Al aparecer en los primeros años, habitualmente, son infrecuentes las detecciones más allá de los 4. La hipertrofia corporal ocurre en el 6% de los casos, por afectación tisular de las 3 capas embrionarias o grandes neurofibromas plexiformes. Se asocia a tumores cerebrales y espinales. El prurito generalizado con mayor intensidad en la superficie de los neurofibromas. Entre las manifestaciones neurológicas, encontramos tumores del SNC. El glioma óptico (14-15%) es el tumor intracraneal más frecuente de la NF1. Es un tumor de bajo grado de malignidad, que aparece principalmente en los cuatro primeros años de vida, afectando a nervios ópticos, quiasma y/o cintillas ópticas, de forma uni o bilateral. Inicialmente, tienden al crecimiento progresivo, pero con posterior estabilización a partir de los 6 años. Debe sospecharse NF1 en cualquier paciente con este tumor. Es generalmente asintomático, principalmente en lactantes y suele suponer un hallazgo de neuroimagen (RM de elección). Puede producir: estrabismo, déficit visual, exoftalmos o atrofia óptica y la consecuencia principal es la pérdida de agudeza visual (que suele ser reversible). Los síntomas principales de alarma iniciales son la discromía y el estrabismo. El seguimiento puede hacerse con fondo de ojo, agudeza visual y potenciales evocados. La gran mayoría son benignos y no necesitan tratamiento. También aparecen otros tumores (4-5%). Los astrocitomas pueden ser hemisféricos o de tronco y se dan principalmente en menores de 6 años, con una histología benigna de crecimiento lento. Salvo que se detecten en RM, pueden debutar con crisis parciales. Los tumores hipotalámicos se asocian a alteraciones del crecimiento y del desarrollo puberal. Algunos son agresivos y requieren cirugía, por lo que ante la sospecha hay que realizar RM específica. Los tumores pineales (1%) son pinealomas que pueden cursar con pubertad precoz. Tumores de médula y raíces espinales también son raros (1,5%). Los tumores del SNP (8%) son neuromas plexiformes que afectan a plexos y nervios periféricos principalmente sensitivos. Suelen ser benignos, pero con tendencia a la malignización. La hidrocefalia puede tener origen tumoral o ser secundaria a displasia del acueducto del Silvio (6%). Esta última aumenta con la edad y se asocia a tumores de vías ópticas (25-30%). En general, tiene un curso lento y progresivo, no necesitando siempre tratamiento urgente. Las crisis epilépticas (3-5%) son habitualmente generalizadas. Las alteraciones del aprendizaje y comportamiento son frecuentes. En la NF1, el coeficiente intelectual suele ser límite (80-85), pero no es habitual el retraso mental. Un 40-50% de los afectos presenta problemas de aprendizaje, asociando trastorno por déficit de atención y/o hiperactividad (TDAH) y trastorno del desarrollo de la coordinación motora (TDCM). Hay malformaciones del SNC que aparecen raramente, como Chiari 0,5% o siringomielia 0,5%… En ocasiones, aparecen áreas de hiperseñal, en secuencias T2 en RMN craneal. Dentro de la afectación ocular vemos los nódulos de Lisch, son pequeños neurofibromas localizados en el iris. Tienen un desarrollo evolutivo y son más frecuentes en la edad prepuberal. Son asintomáticos y se valoran en lámpara de hendidura. Como afectación esquelética, la displasia ósea es característica, especialmente la de esfenoides (con exoftalmos pulsátil). También puede aparecer adelgazamiento de la cortical de huesos largos con cambios quísticos. La escoliosis ocurre en el 7-15% y puede deberse a anomalía de la estática vertical o a deformidad vertebral. Predomina en la edad prepuberal y suelen responder a tratamiento conservador. En algunas ocasiones, se asocian a siringomielia. La pseudoartrosis es más frecuente en RN y niños pequeños, suelen aparecer en miembros (antebrazo y tibia), creando deformidad progresiva y déficit funcional. Tienen difícil tratamiento reconstructivo. Ronda entorno al 5-6%. Hay afectación de otros órganos y sistemas, de modo que a nivel renal puede aparecer angiodisplasia y quistes (hematuria, hipertensión arterial, insuficiencia renal crónica). A nivel suprarrenal se ha descrito el feocromocitoma.

Los datos clínicos son los que nos llevan a un diagnóstico de confirmación en la NF1. La genética aporta información, pero no es la respuesta actual a todas las necesidades de las familias.

El diagnóstico de la NF1 es principalmente clínico, merced al cumplimiento de, al menos, dos de los criterios diagnósticos descritos en la tabla IV, pero también puede analizarse el defecto genético específico.

Para el tratamiento de la NF1, solo podemos hacer referencia en la actualidad, al apartado quirúrgico de las lesiones existentes. Dentro de las mismas, tenemos intervenciones cosméticas; en la mayoría de las ocasiones, se centra en la extirpación quirúrgica de los neurofibromas presentes. También hay intervenciones funcionales, en las situaciones que asocien dificultades para la fonación, deglución, respiración… Se realizan intervenciones ortopédicas, en los casos de displasias o pseudoartrosis. El resto, las intervenciones de vías ópticas se realizan solo en casos seleccionados, debido a la lentitud e incluso reversibilidad de los procesos. Finalmente, las intervenciones neuroquirúrgicas se llevan a cabo en caso de obstrucciones a la circulación de LCR con hipertensión intracraneal o ante la aparición de otras tumoraciones.

Concepto de NF2. La NF2 o de los tumores acústicos bilaterales (BANF) se caracteriza por schwannomas bilaterales del componente vestibular, los VIII pares craneales. La NF2 es un trastorno de herencia AD. La mutación puntual o pérdida de ADN del gen, la NF2, son la causa. Troffater y col., en 1993, identificaron el gen responsable en el brazo largo del cromosoma 22, 22q11.1-13.1. El producto del gen es una proteína denominada Merlina (Moesin, Ezrin y Radixin like protein). La epidemiología es menos conocida, la NF2 es menos frecuente que la 1, 1/50.000, y tiene poca incidencia en la infancia. En la NF2, los tumores son mucho más frecuentes y de mayor morbilidad que los de la NF1. En general, son schwannomas de nervios craneales y de las raíces medulares, aunque pueden incluirse meningiomas. Los tumores del SN son el dato más común que se encuentra, en más del 90-95% de los pacientes afectos de NF2, como schwannomas, en la pérdida acústica progresiva, bilateral y asimétrica. Alrededor de un 10% de este grupo de pacientes refiere una hipoacusia unilateral brusca. Pueden aparecer otras neoplasias menos frecuentes como los meningiomas. La existencia de crisis epilépticas puede ser orientativa. Las lesiones dermatológicas son las segundas en frecuencia (60%) y son las MCCL y los neurofibromas. Es importante la afectación ocular, por la aparición de cataratas capsulares posteriores en el 80% de los pacientes, incluyendo niños, lo que puede ser una orientación al diagnóstico precoz. El diagnóstico se realiza por los criterios clínicos, fundamentalmente, según se describe en la tabla V.

La evolución y pronóstico están centrados en la patología existente en cada caso; pero, principalmente, se basa en la patología auditiva. El tratamiento debe centrarse en solucionar las complicaciones que vayan apareciendo, así como el crecimiento de las tumoraciones existentes.

Complejo esclerosis tuberosa

El conocimiento sobre el CET está evolucionando de tal manera en los últimos años, que se alcanza en ella el concepto de patología con posible mejoría. Los avances en los procesos de aparición de la enfermedad traen nuevas posibilidades terapéuticas aún es estudio.

Historia

El CET consiste en una alteración de la migración, proliferación y diferenciación celular en el SNC, de forma genérica, una hamartomatosis.

Epidemiología

El CET es el 2º síndrome neuro-cutáneo más frecuente detrás de la NF1, con 1/10.000-14.000, y afectando por igual a todas las razas, sexos y regiones geográficas. Es un trastorno de herencia AD (Berg 1913) debido a la alteración de, al menos, 2 genes TSC1 (9q34) y TSC2 (16p13) y con una alta tasa de mutaciones de novo (alrededor del 60%). La expresión es altamente variable dentro de los miembros de una misma familia. El gen TSC1 se localiza en el cromosoma 9q34 y codifica la proteína llamada hamartina. Está constituido por 23 exones, y causa la enfermedad en un porcentaje bajo de casos, dando lugar a las formas más benignas de la enfermedad(10). El gen TSC2 está localizado en el cromosoma 16p13. Está constituido por 41 exones y codifica para la proteína llamada tuberina. En general, se puede decir que todo órgano ha sido en alguna ocasión detectado como afectado en el CET a excepción del SNP, el músculo esquelético y la glándula pineal. Las alteraciones patológicas que se encuentran en el CET son de tres tipos: 1) Hamartias, presentes desde el nacimiento. La hamartia mejor conocida es la tuberosidad cortical. 2) Hamartomas, presentes o no desde el nacimiento, pueden progresar y revertir en las diferentes localizaciones. Como ejemplo, están: los rabdomiomas cardícacos o los angiofibromas faciales y el tumor subependimario de células gigantes. Angiomiolipoma renal, linfangioleiomiomatosis pulmonares. 3) Hamartoblastomas, solo se encuentran a partir de la tercera década de la vida, como el carcinoma renal. La afectación cutánea (96%) incluye: las manchas acrómicas ocurren en un 60-90% de los casos, aparecen generalmente desde el nacimiento o primer año y tienen una forma lanceolada característica, pudiendo ser incluso el único signo de CET. Los angiofibromas faciales (también llamado adenoma sebáceo) aparecen generalmente entre los 4-6 años (hasta un 40% antes de los 3 años) llegando a estar en el 45-70% de los adolescentes y adultos. Predominan en mejillas y surco nasogeniano, como nódulos carnosos que imitan el acné. Son lesiones patognomónicas y también pueden aparecer en solitario, como signo único de CET. Los fibromas ungueales (o tumores de Koënen) tienen también aspecto carnoso y son un signo tardío, a veces único, de CET, alcanzando el 20% en los adolescentes y siendo patognomónicos. La piel de chagrín es otro signo cutáneo tardío de CET, no patognomónico, consistente en placas cutáneas sobreelevadas, con aspecto grumoso que aparecen como signo único en el 50% de los pacientes. Los fibromas frontales en placas son patognomónicos. Dentro de la afectación neurológica (90%), tenemos: la epilepsia, ocurre en el 75-90% de los casos y, generalmente, es de difícil control, llegando incluso al síndrome de West. El 84% de las crisis son generalizadas y el debut precoz con un 65% antes del año. El retraso mental ocurre en el 50-70% de los casos, como un proceso precoz y evolutivo relacionado con la situación de la epilepsia. Las alteraciones neuropsiquiátricas(11) pueden ser variadas con: comportamiento psicótico en el 50%, hiperactividad en el 60%, agresividad en el 15% y rasgos autistas en el 55% de los casos con SW. Los tumores intracraneales alcanzan el 10-15%, tendiendo a ser máximos en la pubertad. Los hallazgos principales en neuroimagen son: los nódulos subependimarios, los tuberomas corticales y las heterotopias neuronales. En los ojos, aparecen facomas o hamartomas retinianos en el 50% de los casos. Ya sean planos o nodulares, aparecen con un color blanquecino de granos de tapioca, siendo benignos y de curso no progresivo. Suelen ser asintomáticos, tienden a calcificarse y pueden ser múltiples y/o bilaterales, llegando a ser signo único de la CET. Dentro de la afectación visceral, podemos encontrar rabdomiomas cardiacos 30-45%. Están presentes desde el periodo fetal, pero con tendencia a disminuir tras el nacimiento hasta incluso desaparecer por completo. El riñón es el tercer órgano más afectado (60-80%). Hay quistes renales y los angiomiolipomas alcanzan el 65% de las autopsias. La afectación del pulmón es infrecuente (<1%). El diagnóstico se puede hacer a partir de una serie de criterios o hallazgos descritos en la tabla VI.

El diagnóstico definitivo de esclerosis tuberosa se establece cuando se constatan dos criterios mayores o uno mayor y dos menores; es probable cuando el paciente cumple un criterio mayor y uno menor, y posible cuando cumple un criterio mayor o bien dos o más menores. Desde el punto de vista neuropediátrico, es el cuadro que más complicaciones produce en niños y adolescentes. El tratamiento debe valorarse en función de la sintomatología asociada, epilepsia, tumores…

Síndrome de Von Hippel-Lindau

El síndrome de VHL es una hemangioblastomatosis múltiple de herencia autosómica dominante cuyo diagnóstico es difícil a través de la sintomatología cutánea. La aparición de neoplasias de este tipo en diferentes órganos supone la principal limitación en las expectativas de vida y de calidad de vida en los pacientes.

En 1904, Von Hippel describió el carácter progresivo de las lesiones retinianas que habían sido ya descritas previamente. Por su parte, Lindau en 1926, conjuntaba las lesiones descritas con los conocimientos previos(12). Aunque no se conoce bien la epidemiología real, se ha encontrado una prevalencia de 1/40.000 sujetos en la región alemana de Freiburg. La enfermedad de VHP es un trastorno de herencia AD consistente en una hemangioblastomatosis múltiple que a diferencia de otros síndromes neuro-cutáneos, no presenta unas lesiones dérmicas típicas que permitan un diagnóstico clínico. En 1988, Seizinger y cols., encontraron el gen responsable en el brazo corto del cromosoma 3. (3p25). En 1993, Latif y cols., identificaban el gen anormal que actuaba como gen de supresión tumoral. El mapeo cromosómico sitúa el locus del gen de la VHL cerca del locus del oncogén RAF-1. Las edades extremas de aparición de la enfermedad oscilan entre los 4 y los 68 años, con una media de 26,3. Esto hace que sean raras las descripciones infantiles. Además, durante los primeros 10 años de evolución, solo se observa la complicación más frecuente, la angiomatosis retiniana, que ocurre en el 59% de los afectados. El tumor retiniano va creciendo progresivamente desde un tamaño muy pequeño hasta ser mayor que la papila. Puede ser uni o bilateral y cuenta con una arteria de entrada y una vena de salida, pudiendo sangrar en casos de hipertensión intracraneal. Se describen 4 fases de evolución:

1. Dilatación de vasos (color anaranjado) de hasta 1 cm.

2. Aparición de hemorragias.

3. Exudación masiva y despegamiento de la retina (o con gliosis periférica).

4. Glaucoma y destrucción del ojo.

La distribución de las lesiones existentes es la siguiente: 59% angiomatosis retiniana y hemangioblastoma cerebeloso; 29% carcinoma renal; 13% hemangioblastoma de médula ósea y 7% feocromocitoma. Un 10-20% de todos los pacientes con hemangioblastoma de la retina tienen, además, un tumor intracraneal y por definición VHL. Un 65-83% de los hemangioblastomas del SNC se encuentran en el cerebelo. El 60% de los pacientes con VHL presentan hemangioblastomas cerebelosos en la autopsia. Entre el 5-30% de los pacientes con hemangioblastomas cerebelosos tienen policitemia secundaria a la fabricación de eritropoyetina por el el tumor. Un 10% de los hemangioblastomas del SNC están en el tronco cerebral y el 15% en la médula espinal. El diagnóstico puede realizarse a nivel clínico en base a la aparición de los criterios clínicos(13) (Tabla VII).

La edad media de fallecimiento son los 41 años en un tercio de los pacientes. Hay tendencia familiar a la aparición de las complicaciones más frecuentes. El 10% de los hemangioblastomas cerebelosos extirpados recidivan. Se recomienda revisar desde los 6 años a los sujetos de riesgo. Los hemangioblastomas cerebelosos deben ser tratados quirúrgicamente y los resultados han sido siempre buenos. En cambio, los tumores del tronco cerebral, cuarto ventrículo y medula espinal son más complicados de extirpar y no siempre puede hacerse por completo. El hipernefroma y el feocromocitoma deben ser extirpados al diagnóstico; mientras que, otros tumores, como los de epidídimo, no requieren tratamiento de entrada salvo complicaciones. Las lesiones retinianas requieren tratamiento en un alto porcentaje de casos.

Bibliografía

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Caso clínico

 

Tuco es un niño de 3 años de edad y 12 kg de peso, cuyos padres lo traen a consulta por presentar un cuadro clínico de inestabilidad y problemas de equilibrio de semanas de evolución, con aumento progresivo y asociación a movimientos anormales en la mano izquierda que le producen torpeza motora y caídas frecuentes. En los antecedentes personales, no refieren problemas gestacionales, perinatales ni en el desarrollo psicomotor durante el primer año de vida. Se aprecian MCCL de pequeño tamaño en abdomen y tórax. Posteriormente, se aprecia postura anómala de miembro superior derecho (MSD) que tras estudiarse, se cataloga de agenesia parcial de cúbito derecho. Ante este signo, se valora a los padres detectándose en la madre MCCL aisladas. Se sospecha NF1 sobre los 18 meses y se practica RMN craneal y cervical que resulta normal. En ese momento descartan la existencia de NF1. En la exploración, se apreciaron los siguientes datos como resumen: buen estado general, pupilas isocóricas normorreactivas, movimientos oculares extrínsecos normales y reflejos musculares profundos normales. En la marcha, se aprecia inestabilidad con aumento de la base de sustentación, inseguridad y tendencia a la caída pendular (ataxia de características centrales). En la exploración del MSD, se aprecia deformidad a la altura de 2/3 distal de antebrazo con incurvación radial. En la piel, se aprecian 7 MCCL de diámetro mayor a 0,5 cm. Ante la aparición de estos síntomas, se decidió completar el estudio y se solicitaron pruebas complementarias de imagen. Los resultados de las pruebas mostraron en la RMN craneal lesiones hiperintensas en globos pálidos y sustancia blanca cerebelosa, sugiriendo lesiones displásicas en el contexto de NF1. Hipertrofia de mucosas de senos paranasales. La RMN de brazo derecho mostró una imagen de pseudoartrosis central cubital. Con estos resultados y la situación clínica, se realizó el juicio clínico de neurofibromatosis tipo 1 con complicaciones asociadas (ataxia central, trastorno del movimiento y trastorno del comportamiento). En la evolución, presenta una evolución desfavorable, con ampliación de los movimientos anormales del MSD y mayor dificultad en la deambulación. Asocia dificultades en la articulación del lenguaje (disartria) y un estrabismo convergente del ojo izquierdo (parálisis del VI, par izquierdo con movilidad). Evolucionan, igualmente, dificultades de comportamiento y aparecen ecolalias frecuentes. Finalmente, se alcanza una imposibilidad casi completa para la marcha, así como para las funciones básicas de la vida diaria (alimentación, higiene…). En relación al tratamiento, a pesar de la valoración por neurocirugía y el resto de especialidades, no se valora posible ninguna intervención que permita mejorar la sintomatología, salvo la actitud ortopédica de miembros inferiores y columna. Se prescriben gafas para intentar mejorar el estrabismo y se plantea la intervención de la pseudoartrosis.

 

 

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