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PEDIATRÍA INTEGRAL - Revista de formación continuada dirigida al pediatra y profesionales interesados de otras especialidades médicas

PEDIATRÍA INTEGRAL Nº6 – JUL-AGO 2014

Imagen en Pediatría Clínica. Haz tu diagnóstico

El Rincón del Residente


M. Moreno Balsera*, M.J. Carbonero Celis**, C. Cuadrado Caballero**

*Residente de Pediatría de cuarto año. **FEA de Pediatría. Hospital Universitario Virgen Macarena. Sevilla

 

 


El Rincón del Residente es una apuesta arriesgada de Pediatría Integral. No hemos querido hacer una sección por residentes para residentes. Yendo más allá, hemos querido hacer una sección por residentes para todo aquel que pueda estar interesado. Tiene la intención de ser un espacio para publicaciones hechas por residentes sobre casos clínicos, imágenes y revisión bibliográfica.
¡Envíanos tu caso! Normas de publicación en www.sepeap.org

 
Pediatr Integral 2014; XVIII(6): 395-400


Imagen en Pediatría Clínica. Haz tu diagnóstico

 

Caso clínico

Niño de 9 años de edad, sin antecedentes personales ni familiares de interés, que consulta por dolor ocasional de inicio reciente, en región proximal de miembro inferior derecho. No refiere traumatismo previo. El dolor no le despierta por la noche ni presenta sudoración nocturna. Se realiza radiografía de miembros inferiores, donde se aprecia la siguiente imagen (Fig. 1).

 
 

Figura 1.

 

¿Cuál es el diagnóstico más probable?

a. Osteoma osteoide.

b. Quiste óseo simple.

c. Ganglión intraóseo.

d. Quiste óseo aneurismático.

e. Osteosarcoma.

d. Quiste óseo aneurismático.

Comentario

La imagen se corresponde con un quiste óseo aneurismático (QOA). La Organización Mundial de la Salud lo define como un tumor benigno, de expansión osteolítica, formado por espacios llenos de sangre, de tamaño variable, separados por: tejido conectivo trabeculado, tejido osteoide y células gigantes osteoclásticas. Representa el 1% de los tumores óseos y, en el 80% de los casos, aparece en las dos primeras décadas de la vida. No existe preferencia de sexo. Suele localizarse en la metáfisis de huesos largos, como la tibia y el fémur, y en las vértebras. Se han descrito casos de localización maxilar.

Sobre su origen existen varias teorías, clasificándolos en primarios o secundarios a lesiones preexistentes del hueso, como: displasia fibrosa, traumatismo previo, hematoma intramedular o malformaciones vasculares. La teoría más novedosa defiende su origen genético.

La manifestación clínica más común es el dolor leve, como en nuestro caso, pero cuando compromete la corteza puede provocar una fractura patológica. A diferencia de otros tumores, no se manifiesta con aumento de volumen ni manifestaciones neurológicas.

El diagnóstico es radiológico, precisando confirmación histológica. El diagnóstico diferencial se hará con: quistes óseos unicamerales, osteosarcomas y tumor de células gigantes. Para ello, la clínica es fundamental, pero hay diferencias radiológicas.

Como en nuestra imagen, el QOA aparece como: una lesión osteolítica, multilocular, radiolúcida y con adelgazamiento de la cortical. Los osteosarcomas se visualizan como: lesiones de límites mal definidos, acompañadas de destrucción del hueso cortical y medular, y muestran osificación en el interior del componente de partes blandas; si bien es cierto, que los osteosarcomas telangiectásicos aparecen totalmente radiolúcidos y pueden confundirse con el QOA. El tumor de células gigantes, radiológicamente, suele ser una lesión excéntrica, sin bordes escleróticos y puede expandirse hacia diáfisis o zona subarticular. La RM ayudó al diagnóstico, apareciendo imágenes muy sugestivas, al ser una lesión: expansiva, multiseptada y con niveles. El diagnóstico definitivo es histológico, se visualizan numerosas cavernas llenas de sangre con: tejido fibroso conectivo, osteoclastos multinucleados, células gigantes, inflamatorias, eritrocitos extravasados y hemosiderina.

El tratamiento de elección es el legrado de la lesión, embolización y colocación de un injerto. Algunos autores prefieren la excisión en bloque; aunque, si bien presenta menos recurrencias, precisa mayor reconstrucción y, por lo tanto, mayor morbilidad. Actualmente, se está iniciando el tratamiento con escleroterapia, que puede reemplazar los tratamientos previos con menos morbilidad asociada.

Bibliografía

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